martes, 22 de diciembre de 2020

LOS CRISMAS DE SIMAGO

 


LOS CRISMAS DE SIMAGO   21-12-2020

 Como veis en el título, hablo hoy de Simago, con lo cual ya sabéis que voy a referirme a Navidades pasadas. Esas que recuerdo con mucho amor.

 Crismas, ¡quién no recuerda esas tarjetitas Navideñas! ¡Los Crismas! Escrito y leído tal cual.

Crismas, quien se acuerde de Simago, seguramente se acordará de ellos. Venían en paquetes de varios tamaños con su propio sobre para poder enviarlos por correo postal. No eran las tarjetas de Ferrándiz, pero eran mucho más asequibles para mi siempre maltrecho bolsillo,  y como varios años llegué a enviar más de 40,  había que mirar la pela… Otra nostalgia “la querida y añorada” peseta.  

Crismas, todos personalizados, con diferente mensaje cada uno de ellos, e incluso en alguna carta enviaba.

 Tradicionalmente en casa de mis abuelos y de mis padres, vi enviar y recibir esos Crismas felicitando la Navidad. Cuando tuve edad de tener mis propios amigos, comencé mi propia tradición.

Elegía los más grandes y bonitos para los amigos más queridos y lógicamente las pequeñitas se las enviaba a quienes de sobra sabía que no contestarían.

Nunca recibí las mismas más de 40 felicitaciones que enviaba, pero sí recibía muchas y me encantaba llegar a casa del trabajo,  mirar el buzón y durante el mes de diciembre, ver que había recibido 2, 3 o más casi cada día. Después llegó la tecnología envuelta en apatía y cansancio de cada vez recibir menos respuestas. Cerró Simago y mis ganas de comprar y enviar  sus añorados Crismas.

Ahora la “malqueda soy yo”: recibo fijo tres preciosos Crismas, y contesto con la modernidad que me permite el WhatsApp o el teléfono.

Desde hace años mis Crismas, son enviados en otro formato que bien conocéis. Sigo procurando que sean personalizados mis mensajes y “agradecido mi agradecimiento”.

Por lógica ahora puedo llegar a la vez a muchos más de 40 familiares y allegados y –aunque esto nunca me importaba- sin gastar un duro en sellos ni zapatos de ir a Correos a echar mis Crismas llenos de cariño.

 Un grato recuerdo a Simago y sus Crismas. Simago,  la primera “gran superficie” que llegó a Valladolid y aunque cuyo local hace mucho que cambió de nombre y dueño, muchos seguimos diciendo: “¡¡quedamos en Simago!!”.

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