QUERIDOS
REYES MAGOS 06-01-2021
No comenzaré mi carta a los Reyes Magos con añejos
recuerdos y añoranzas, porque ya lo hice el año pasado tal fecha como hoy con “El
sueño de una noche de Reyes”. A cambio os dejo esta foto entrañable de
mi prima Feli y yo un día que solitas fuimos hasta Simago para ver a Sus Majestades.
Comenzaré hoy mi carta como
toca:
Queridos Reyes Magos: Este año mi familia y yo nos hemos portado
muy bien. Estuvimos confinados sin salir de nuestras casas durante toda la
primavera. Cumplimos todas las normas sanitarias, no nos saltamos ni una sola de las medidas de
seguridad que nos tocó cumplir a todos los españoles. Sin duda la más dura fue
tener que mantener la distancia y no podernos abrazar con nuestros seres
queridos cuando más falta nos hacían sus besos.
A pesar de que en verano parecía que el mundo podía “vivir
con nueva normalidad”, continuamos siendo cautos porque más que el
deseo de divertirnos o de hacer vida normal, sabíamos que había que
tener mucho cuidado para que el bicho que parecía adormecido, no
despertara con más fuerza. Tenemos la conciencia tranquila porque gracias a nuestros
sacrificios, no expusimos a los nuestros, ni a nosotros mismos. Otros no lo
hicieron tan bien y ahora estamos peor que al principio y nuestros esfuerzos
han servido de poco, porque la pandemia era de todos y a muchos
no parecía importarles.
Mis queridas Majestades de Oriente, no quiero pediros nada para mí
porque sé que habrá quien os haya escrito la carta pidiendo cositas que me
harán tanta ilusión como la ilusión con que pensaron en mí para pedirlo.
Estoy nerviosa, no he salido a ver las luces Navideñas,
ni he salido de compras, ni a hacer ningún preparativo típico porque en mi
familia no nos hemos juntado para cenar en las dos noches familiares
por excelencia; hemos priorizado por continuar preservando nuestra
salud y lo único que teníamos a nuestro alcance para intentar no
contagiarnos, era la precaución y la cordura… Demasiados no pensaron lo mismo y
así nos va y nos irá.
Majestades, este año han sido unas Navidades muy extrañas,
sin poder reunirse las familias y eso no ha sido lo peor. Lo peor fue saber que
la pandemia está matando a muchos miles de personas cada día en
todo el mundo. Ellos no han tenido opción de celebrar nada y sus
familiares ni opción ni ganas, por eso me ha dolido tanto ver las
ciudades engalanadas como si nada estuviera ocurriendo. Sabiendo que todo ese “espíritu
Navideño” traería consigo un empeoramiento mundial de la
pandemia. ¡Y así ha sido!
Mis queridos Reyes Magos, este año quiero pediros que no olvidéis en las alforjas de los camellos,
los regalos para quienes verdaderamente los han merecido: Para los que han
perdido sus trabajos, sus negocios y sus ilusiones, os pido que sus
sueños se hagan realidad. Que pronto regresen esos empleos y esas
ilusiones, porque las de ellos, también van unidas a las nuestras.
A quienes han perdido a algún familiar víctima del maldito bicho,
traedles el amor de quienes se fueron a solas y sin poder despedirse
y regalarles
un pequeño ratito para que puedan despedirse de ellos. A todos esos
familiares que sienten el corazón roto por su marcha y a los sanitarios que les
tomaron
de las manos para no dejarles partir en soledad, traedles además de una
mejor calidad de vida, todos los regalos que os hayan pedido en sus cartas,
porque ellos lo merecen.
Os pido con mucho cariño que le traigáis los mejores regalos a todo
el personal
sanitario de hospitales, residencias de ancianos y centros de salud.
Englobando en “personal sanitario” a médicos, enfermeras, camilleros, conductores de ambulancia,
auxiliares,
limpiadores…
a todos los que más expuestos están por estar más cerca que nadie del gran foco
maligno.
Igualmente traedles todo lo mejor a los Policías, Guardia
Civil, Protección Civil, bomberos, ejército, a la U.M.E,
transportistas,
repartidores
incansable de comida a domicilio, basureros, almacenistas, taxistas,
gasolineras,
bares,
restaurantes
que con sus establecimientos cerrados, tuvieron fuerza para repartir
comida de forma gratuita… Al personal de los supermercados de
alimentación, en ocasiones tan poco valorado porque también ellos llevan
meses expuestos al contagio por los miles de clientes que pasan ante
ellos cada día y que en ocasiones les tratan como si fueran lacayos
a su servicio y no los empleados que por serlo, merecen el respeto de sus
clientes.
Ya os habréis dado cuenta porque sois mágicos y lo veis todo,
pero no estará mal que os recuerde que este año los niños no sólo se han
portado muy bien para merecer vuestros regalos, además han sido héroes y muy, muy
valientes.
Durante el confinamiento aguantaron como campeones sin dar guerra, aunque no podían salir a jugar al parque ni
con sus amigos, y lo que más les dolía, no poder estar con sus tíos y abuelos
a los que tantísimo echaron de menos.
Nuestros niños, con más resignación que muchos adultos,
fueron adaptándose a sus horarios en las desescaladas, y sobre todo están
siendo unos campeones, disciplinados, valientes y trabajadores
desde el primer día que pudieron volver a sus colegios en una circunstancias
muy duras a las que no estaban acostumbrados: aulas cada vez más frías, porque
aunque tenían calefacción las puertas debían permanecer abiertas dejando
pasar todo el frío de la calle.
Han trabajado con las manitas heladas, tiritando
de frío y sin poder quitarse las mascarillas ni para hacer gimnasia. Han
tenido que acostumbrarse a jugar en el patio, en pequeñas parcelas para no
juntarse con el resto de niños de otras clases, y no han protestado. Se
han amoldado sin quejarse.
Fueron valientes cuando tuvieron que realizarse las molestas PCR porque
había algún amiguito infectado, y tuvieron que volver a confinarse.
Nuestros niños nos han demostrado que podemos tener fe en nuestro
futuro, porque si han soportado todo esto, sabrán adaptarse a todo lo que la
vida les depare. Por todo ello nuestros niños merecen que esta noche
les traigáis todos los juguetes que pidieron en sus cartas… Incluso ese regalo extraño
que todos han pedido… “Que acabe todo esto”.
Sin embargo, a los insensatos que no se ponen las mascarillas
y que cuando se les pide por su bien que se la pongan, se permiten el lujo de insultar
además de no hacer caso… Para ellos os pido unas mascarillas que se les
adhieran a la cara y sólo haya forma de quitársela cuando por fin
entiendan que la mascarilla es imprescindible para protegernos y proteger.
Para los monstruos que organizan o participan activamente
en las múltiples fiestas clandestinas que celebran sin ningún tipo de precaución
ni decencia -y han sido muchos- para ellos os pido que mientras dure la
pandemia les traigáis sueño. Sí, mucho sueño y no lograr conciliarlo. Que
cada vez que cierren los ojos, vean las caras de médicos y enfermeros
al borde del colapso sin que nadie haya sentido respeto hacia ellos
y su encomiable trabajo. Que al intentar
dormir, sueñen con hospitales saturados, UCIS colapsadas, enfermos
graves infectados por el maldito Covid, incluso enfermos
que no lograron mejorar y perdieron su vida por
culpa de irresponsables como ellos, y que estos delincuentes al intentar
dormir, se vean a sí mismos enfermos y arrepentidos por lo que su locura provocó
en ellos, sus amigos y familiares… Muchos sueños pido para ellos mis
queridas Majestades. No os pido que como “premio”
a su inconsciencia
enfermen, porque serían propagadores de la enfermedad a
mucha más gente inocente.
Carbón majestades,
mucho carbón para todo el que por incumplir las normas sanitarias, han
puesto en peligro miles de puestos de trabajo y millones de vidas.
No hace falta que nos dejéis besos y abrazos porque tenemos
intactos los del año pasado, así en ese rincón de vuestras alforjas,
podréis poner cordura para llevar a nuestros gobernantes y que se pongan
manos a la obra codo con codo para ayudarnos que para eso están ahí y parece
que se les ha olvidado.
Para ellos lo que os pido con mucha fuerza, que les traigáis un
gran saco de carbón; carbón húmedo y amargo que no les valga ni para encender
la lumbre que derrita sus corazones helados.
Majestades, por favor, tened mucho cuidado, vais
a visitar muchas casas y no en todas veréis que se toman las medidas
oportunas.
Junto a los dulces que cada año os pongo, he dejado mascarillas
de repuesto por si con tanto trabajo las tuvierais ya deterioradas.
También os dejé una crema hidroalcohólica, desinfectante
e hidratante
que además huele muy bien. Un spray sin gas para que rociéis vuestras vestimentas, e
incluso vuestras coronas, para que de mi casa sólo os llevéis el cariño que
siempre os tuve.
Mis queridos reyes Magos, siempre creí en vosotros,
en vuestra magia porque nunca dejé de ser niña cada seis de Enero.
Porque siempre esperaré vuestros regalos de amor, fantasía,
ilusiones,
y este año sobretodo salud… Nunca os pedí lo que sabía que no
podíais traerme.
Este año, de cada casa, llevaros el temor, cargad
vuestros sacos con el miedo que a veces sentimos y quemarlo
en una hoguera de optimismo. Depositar en nuestros zapatos precaución
y mucha
fuerza mental, que nos hará falta para soportar todo lo que se nos viene
encima.
Feliz regreso a Oriente… Cuidaros mucho. Quiero
que el próximo año al hacer el recuento, no falte ni uno más. Ya se
han ido demasiados.