Porque nunca fue culpable aquel que molestóse en buscar el acomodo; pues que con buena intención buscó aquello que creyó, idóneo y más apropiado; no matar al mensajero, pues juro que no “ensajero” al contar lo que ocurriera, en la reunión anual de mujeres ex “Zaideras”, que felices acudimos con nuestras mejores galas, de comer bastantes ganas, y ganas más, aun de estar; animadas y contentas… y felices, sentamos las posaderas en cómodos butacones, relamiéndonos de gusto, sin intuir el disgusto, que llegara con la cuenta.
Llenamos de algarabía el local, que con gran lujo, nos recibió bien montado y prestas fuimos servidas “al pun”, de habernos sentado.
Dos camareras servían y también un camarero. Ligeros sobre la mesa van colocando animosos, platos de jamón “raseros”. No uno para cada una, pues eran para “picar” y un plato era demasiado para cada comensal.
En cantidad parecida llegó a la mesa sonriendo, un platito de morcilla y luego uno de pimientos que en nada se parecían a variados entremeses de embutidos contratados… yo, no quise comer mucho, para no llenar el buche, rápido, de un estacazo.
Pero sin más, nos sirvieron humeantes y asaditos, tres platitos de lechazo y dos trébedes de leña con cuatro o cinco chuletas, que también fueron servidas calientes… y secas sobre la mesa.
Cinco cuenquitos de barro con una simple ensalada, repartiendo para quince, dos tomates; y una lechuga estirada, que por no traer más trastos, la sirvieron aliñada.
Me entretuve en hacer fotos para el recuerdo bonito y cuando pude sentarme, -todavía no me lo explico- habían limpiado la mesa y el postre estaba servido; sin cubiertos; que los habían recogido.
Un gran plato con variados, pasteles y pastelillos; unas poquitas cerezas; tarta de hojaldre exquisito… para degustar a una, de una en una era el surtido… tan escaso estaba el plato, que tuvimos que decirlo y nos trajeron un trozo, de tarta mal repartido.
También nos fueron servidas cinco botellas de vino, cuatro de agua; 15 raciones de pan, un café templau con leche… y entonces pensé ¿ya está?
Nos pusieron de regalo quince vasos con chupito y rosquillitas en cestos, que dijeron mis amigas; ¡Llevémoslas para luego!
No había comido mucho y en verdad me daba igual, pero no pensé lo mismo cuando tuve que pagar.
Cuarenta y cinco del ala; por barba, no pienses mal. Casi setecientos euros se endosaba aquel local, elegante, iluminado, ostentoso, y el lujo ya se que lo he de pagar, pero comida poquita y juro que esto es verdad, que si divido entre quince, lo invertido en estas viandas, más de 10 salieron gratis y nosotras; catorce… muy disgustadas.
Parecían tener prisa de vernos salir del sitio, no alargamos sobremesa, ni robamos los servicios, pues ni mucho, ni variado, ni exquisito. Ni el lechazo bien asado lo degustado en tal precio, mas, por ser bien educadas, chitón, en esos momentos, que juramos no volver al “Figón de Recoletos”.
No es queja pa quien buscó, el lugar que creyó bueno, por eso le doy las gracias… y una mierda para el dueño.
CONTESTACIÓN A LA CONTESTACIÓN
(Respuesta al comentario adjunto)
No me gusta que me cuelgues, fama de lengua afilada, pues más soy apasionada, vehemente y con dos dedos de frente, a la hora de gastarme los caudales, pues que nunca he acuñado dinerales, siempre supe de alternar; tengo a gusto y educado el paladar y “paladar” mi opinión, cuando buena; es vehemente, y si mala mereciera, mi descaro y mi delirio y en el caso del domingo aunque no oses admitirio, por más que esfuerzo pusiere en suavizar el agravio, todas disgusto acuñamos y ninguna protestamos por respeto a tu cuñado.
Pienso que quedó clarito cuando critiqué sincera, que ni fue gran cantidad, ni la comida era buena, ni variados los manjares, ni el lechazo de primera y en comparando en pasados, años de mismas reuniones, comimos con dos cojones, en locales luminosos, bien servido, bien surtido y al final de lo acordado, para ganar clientela, en otro establecimiento donde el acto aconteciera, nos quisieron obsequiar de champán varias botellas, aunque la cuantía final, jamás fue tan usurera.
En el maldito Figón, no era ibérico el jamón; aunque quizás la morcilla si llevaba en su interior, pepitas de oro escondidas. Lo único cierto y no miento, aunque la rima ya esperes; ¡estaba bueno el pimiento! Muy escaso, ciertamente y las chuletas calientes serviditas sobre brasas, secas, pequeñas y escasas, como escaso era el lechazo para quince hambrientas bocas y aunque nos tachen de locas, muchas raciones faltaron y si timo es fea palabra, pues amiga: ¡nos timaron!
En el precio contratado incluyeron los manteles; y lavarlos. Los platos; también limpiarlos, el sueldo de quien sirvió, con más premura que aprieto, que éramos quince comiendo y raciones vive dios, faltaron en el recuento, pero no faltó ninguna en pagar lo que pidieron, que hasta los postres escasos al pedir reclamación sirvieron trozos de tarta, sobrados de otra ocasión.
No pensé que en la receta iba incluida del dueño, de su casa la hipoteca, la piscina, sus amantes; pues de haber sabido antes, que servirían tan poquito, para no quedar canina, al salir de mi cocina, habría llevau bocadillo.
Y si tienen por costumbre cobrar lo que me has contado, por culo les vayan dando que de mi no se reirán, ya buscaré otro acomodo, pa comer de mejor modo, limpio, abundante y de buena calidad, y si van los concejales, el alcalde y hasta en pleno la guardia municipal, que no suban los impuestos, que no nos hagan llorar, para pagar los caprichos del avaro “ladronzuelo” que es dueño de aquel local, que ayer regalé una mierda y hoy le mando muchas más.
1 comentario:
Son las nueve de un día martes que dice el refrán “de mierda te hartes” y como mujer de buenas costumbres después de acicalar las camas, poner lavadora, controlar escrupulosamente la hora, limpiar los bajos de telarañas y lavarme las legañas, tomo feliz mis viandas, café recién hecho, para que me ablande el pecho, bocadillo de tortilla, una empanadilla que sobro de la cena y sin pena busco acomodo delante del PC dispuesta a leer los correos recibidos ayer.
Un marasmo de tarjetas, “feliz Navidad la del corte ingles” buenas voluntades de usar y tirar, vanos deseos que por repetidos, caen en saco vacío, vacío de sentimiento y contenido.
Sigo el repaso por si acaso hay alguna novedad “oferta viaje a la patagonia una ganga, de tres mil euros”, “es usted la afortunada le toco un millón en la rifa dorada”, “solo tiene que jugar y verá que bien le va”, “un chiste machista”, “una mujer a la que apalean y no chista”, y poca cosa mas, ¡pero que veo! Una crónica de Marisa, ya me entra la risa, a ver esa cabeza que no conoce pereza a la hora de criticar, ¿quien será hoy objeto de su puya? ¡Aleluya! El figón ¡casi na!
Es verdad que el contumenio, no fue precisamente para subsistir un trienio, ahora bien todo de primera calidad, lechazo denominación de origen ( churro a 18 € el Kg.) lo se por que lo he adquirido, de allí mismo las costillas, son lo mejor de castilla, el pimiento quedo bien escueto, y no digamos la morcilla que si te descuidas no la pillas, del jamón no puedo opinar, pues fui afortuna y dos sendos platos me metí entre pecho y espalda, los postres raquiticos hicieron que soltase el grito, gracias que el bueno de Antonio nos saco por su cuenta y riesgo( que era mucho) un poco mas.
Si he de ser sincera no sabia de la mengua del menú de navidad, me extraño, que siendo estas fechas tan barato se comiera, cuando tiene la costumbre por menú 60 € cobrar.
Es sitio este de gran lujo, va el alcalde el presidente y toda la corporación municipal, cobran el uso de la vajilla y hasta te hacen limpiar las sillas, si osas protestar.
Y nosotras consternadas con el frugal yantar sacamos las carteras y pagamos sin rechistar.
No quiero pensar si en vez de lechazo hubiésemos pedido fua (se escribe foi pero no rimaba)
El calvo como jefe del restaurante dejo bien patente su estilo, ladronzuelo, avaro, en definitiva un pillo, así también tengo yo veinte casas tres locales, dinero a raudales y miseria moral.
Espero al año próximo, a mi no pillarán, que se encargue quien quiera, faltaría mas
Besos y piensa en verde, lo positivo fue que no progresaron los pliegues.
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