viernes, 27 de junio de 2008

CURSO “DISEÑO WEB Y MULTIMEDIA” -4 DE OCTUBRE 2006- 6 DE FEBRERO-2007


Original de Enero-2007


Desde que hace años me adentré tímidamente en el mundo de la navegación de Internet, tuve la intención de alguna vez crear mi propia página Web en la que daría a conocer mis inquietudes e ilusiones y compartiría con quienes lo deseasen la experiencia de la vida que haya podido adquirir a lo largo de mis inminentes 50 años.

Consciente de mis enormes limitaciones en el campo del diseño y con la convicción de crear un Web medianamente “visitable”, busqué dónde aprender.
Rellené varias solicitudes en los diferentes lugares que ofrecían cursos de diseño Web y en los dos primeros obtuve un NO como respuesta a la –seguramente nefasta-prueba de acceso.

En la tercera ocasión tuve suerte, quedé en la reserva. Finalmente, dos días después de comenzado el curso, obtuve la deseada respuesta afirmativa y el 4 de Octubre de 2006 fue mi primer día de clase.

Estaba tan ilusionada como nerviosa y tan temerosa como decidida a que no se me notara.

A las 4 de la tarde, me presenté al profesor y como lo primero que le dije era lo mucho que me gusta esto de darle a la tecla, quizás pensó que mis conocimientos eran mucho más amplios de lo que en realidad son.

¡Pobre! no sabía lo que se le venía encima. Y eso que también le expliqué que me cuesta aprender, pero que con constancia lo lograría.

De pronto me encontré en una clase llena de ordenadores y alumnos muchísimo más jóvenes que yo –a poco- y preguntándome ¿¿Qué hago yo aquí??

Los primeros días Alfredo continuaba impartiendo clases de aburrida teoría en las que a veces me costaba mantener los ojos abiertos; sin duda por mi falta de costumbre de estar tanto rato escuchando algo que me sonaba a perfecto chino.

Hasta entonces había “navegado” sola y prácticamente a la deriva. Mis escasos conocimientos no eran ni mucho menos suficientes para estar a la altura del resto de la clase o simplemente para estar a la altura del listón que siempre marco en mi vida.

Me seguía sintiendo como un “bicho raro”. En mi entorno de amigos, lo soy por “entender mucho de ordenadores”… ya se sabe que en el país de los ciegos el tuerto es el rey.
Aquí soy el bicho raro por no saber absolutamente nada.
Menos mal que siempre he tenido los pies sobre al tierra y soy muy consciente de lo que es “saber” o inquietud y tesón por aprender y de esto segundo me sobra.

Reconozco que en al primera práctica estuve a punto de tirar la toalla consciente del espantoso ridículo que iba a hacer al presentar un trabajo horroroso, digno casi de un bebé, que tengas unos poquitos conocimientos informáticos.
David; mi casi compañero de escritorio, siempre me ayudó con la mejor de sus sonrisas. No sabe hasta que punto fue importante esa ayuda para mi precaria “autoestima”.
También ha sido muy importante Ana, porque apoyándonos la una en la otra hemos ido sacando adelante las prácticas, y por supuesto el resto de compañeros –incluido naturalmente el profe- que me han acogido como a una más.

En aquella primera práctica; enrosqué esa “toalla” en lo más profundo de mi pundonor y no la lancé porque no me lo habría perdonado jamás. Me había costado mucho conseguir plaza en aquel curso y no la iba a desperdiciar.

Se que nunca podré acercarme ni en sueños a la imaginación y el maravilloso trabajo de creación y diseño que algunos de mis compañeros realizan. Me conformo con aprender a manejar ligeramente los programas y poder crear una página Web digna y a la que apetezca visitar asiduamente.

Lo de trabajar profesionalmente en ello nunca fue mi meta.
Mis compañeros merecen ese premio a su inteligencia. La recompensa a mi esfuerzo estimo que ya la logré.

viernes, 20 de junio de 2008

MI ESCUELA


A LAS ESCUELAS DE ALAEJOS-
EN LA CELEBRACIÓN DEL 75 ANIVERSARIO DE SU INAUGURACIÓN

Por Marisa Pérez Muñoz (Ex alumna)


Dedicado con especial cariño a todos los alumnos y profesores que durante estos 75 años, alguna vez formaron parte de mi escuela.

Mucho se ha hablado estos meses, de mil historias añejas;
De recuerdos acuñados vividos en esta escuela
Que celebra en niños nuevos, lo que otros niños vivieran
Pues al pasar de los años lo que fue hermoso regresa.

Voy a dirigirme a ti; nuevo alumno de mi escuela
Para decirte orgullosa, que también fui parte de ella.
Aunque pasó mucho tiempo recordé siempre esa época
Que fue pilar de un futuro forjado por mis maestras.

Para ser buenas personas y gozar la vida plena
Has de guardar cual tesoro lo que aprendiste en la escuela
Aquello que te enseñaron los maestros y maestras
Que dedicaron sus vidas para formas bien las nuestras.

Antes que tú en estas aulas, por muchas generaciones
Aprovechamos lecciones otros niños de Alaejos
Y en el patio que ahora juegas disfrutaron el recreo
Cuando tenían tus años, tus padres y tus abuelos.

Quizás no había columpios, toboganes; ¡Qué más da!
Jugábamos con canicas, alfileres o al pillar
Y aquí encontramos amigos difíciles de olvidar
Porque en esta escuela niños ¡¡Qué bonito fue estudiar!!

Si estas paredes hablaran, ¡tendrían tanto que contar!

sábado, 7 de junio de 2008

EXCURSIÓN TORCIDA A LAS TUERCES


13-Abril-2008
Bien sabido es, que nunca llueve a gusto de todos. El pasado domingo 13 de abril llovió a gusto de ninguno de los que llenamos el autobús que partía puntual de Alaejos en busca de las tordesillanas y vallisoletanos, que lo tomamos igual de puntualmente en la Feria de Muestras.

A nuestros organizadores, siempre pendientes de hacer las cosas lo mejor que pueden, se les olvidó contratar buen tiempo ¡y así nos fue!

Hemos sufrido uno de los inviernos más secos que se recuerdan; dicen que a causa del cambio climático, al que ahora culpan de demasiadas cosas, porque toda la vida de dios he oído decir que el tiempo estaba loco; eso sí, ahora está más que demente. La mayoría de los pantanos están bajo mínimos y el agua tan necesaria siempre para casi todo en la vida, escasea alarmantemente. Aun así, no nos alegró que las nubes hicieran coincidir la descarga con nuestra esperada primera excursión 2008.

Habíamos emprendido el viaje, alegres y confiados en que “el hombre del tiempo” volviera a equivocarse en la predicción y esta vez no fue así; acertó de pleno.

La primera parada la hicimos en Alar del Rey, más concretamente, en el restaurante “La Cueva”. Al bajar del autocar ya pudimos comprobar que la temperatura era sensiblemente inferior a la que habíamos dejado atrás.

Pocos kilómetros más adelante, en Valoria de Aguilar, Gerardo “sutilmente” nos instó a abandonar el autobús para proceder al cambio de la ropa “de calle” por los maillots que iban a utilizar en la etapa ciclista de esta excursión.

Siete fueron las bicis, siete los ciclistas a los que ni siquiera aplaudimos la salida como suele ser habitual, porque el aire frío nos gritaba que regresáramos al calentito vehículo. Por ese mismo aire frío y porque acabábamos de tomar el café no bajamos neveras –como también suele ser habitual en el comienzo de etapa.

Muy poco después, en “Villaescusa de las Torres” el autocar detuvo su marcha para que los senderistas iniciaran su recorrido.

La revista del club 2008 advertía de la dificultad alta del sendero, circunstancia que, unida al cielo encapotado, viento intenso y alternativa sugerente de recorrer el románico palentino, nos dejó a los menos osados clavaditos al asiento. Aun así no fueron pocos los senderistas que esta vez tuvieron mucho que contar de su precioso recorrido.

Es evidente que los menos atrevidos, además de no hacer el beneficioso ejercicio que supone pedalear o caminar a campo abierto, también nos perdemos las imágenes de los paisajes y el perfume campestre que ofrece nuestra variadísima geografía española.

Afortunadamente, -y aunque no es lo mismo- gracias a nuestros amigos podremos disfrutar de las múltiples fotografías que siempre nos traen de regalo.

No habíamos recorrido el primer kilómetro desde que nos separamos cuando comenzó a chispear, con el consiguiente disgusto de los que habíamos quedado en el autocar, pensando en cómo podrían guarecerse si la lluvia se hacía tan intensa como prometían las oscuras nubes.

Al llegar a San Andrés del Arroyo, tampoco desneveramos los bajos del autocar. Pienso que, de alguna manera, lo desapacible del tiempo nos había quitado el apetito. Esperamos diez minutos hasta que a las 12 nos permitieron la visita al Monasterio de San Andrés, perfectamente descrito en la página 46 de la revista del club 2008.

Fuimos recibidos por “Sor chubasquero”, una amable monja que explicaba los datos técnicos del precioso claustro y sus aledaños.

Ciertamente era tan hermoso como frío el lugar. Me consta que la mayoría deseábamos que la monja lo hubiera explicado con menos detalles “superfluos”, con tal de salir antes de aquella preciosa nevera.

Nuevamente en el autocar, recorrimos algunos pueblecitos en los que no nos apeamos, porque desde las amplias ventanillas del vehículo podíamos disfrutar de las obras románicas salpicadas en ellos.

Sobre las dos de la tarde llegamos a un pequeño pueblo llamado Villallano, que nos recibió con tímido sol y donde ya habían llegado los ciclistas y senderistas.

Los senderistas sí llegaron hasta Las Tuerces pero, en cambio, los ciclistas tomaron una subida equivocada y fueron a parar a un altozano que nada tenía que ver con el paraje que buscaban. La dificultad del terreno y la ausencia de pista les hizo bajar de la bici en más de una ocasión para hacer tramos a pie entre piedras y matorrales. Incluso se sintieron perdidos y desorientados, según contaron. Para colmo de infortunios Gerardo se cayó en una bajada y se golpeó en las costillas.

Tras desandar parte del camino, llegaron hasta un pueblecito prácticamente deshabitado y custodiado por un castillo en ruinas. Preguntaron a un vecino dónde estaban y éste, pensando que le tomaban el pelo, se fue sin responder. Un cartel explicativo próximo a un centro de turismo rural les facilitó las pistas necesarias para saber que el pueblecito se llamaba Gama.

Sorprendidos, entre risas e ironías y una vez orientados, tomaron la carretera que después de 4 km les condujo hasta el punto de encuentro con el resto de excursionistas en Villallano.

Unos se quedaron a comer en el único restaurante que había y otros se adentraron en el pueblo para buscar algún sitio adecuado al aire libre donde poder dar cuenta de la comida que llevaban. Como no había nada mínimamente aceptable y amenazaba lluvia, la mayor parte del grupo regresó al autocar. El conductor se iba a ir a comer a Aguilar y entonces optaron por aprovechar el viaje. Les resultó difícil encontrar un sitio cubierto donde les dejaran abrir las neveras y fiambreras. Finalmente comieron en el restaurante del camping, a unos km de Aguilar.

Mientras tanto, en Villallano, mis amigos y yo, temiendo que pudiera llover, buscamos un lugar donde comer sin mojarnos. En este pueblo sólo había un bar: “Restaurante Ticiano” y como llevábamos las neveras preguntamos si podríamos comer allí: cosa habitual y permitida con agrado en algunos otros lugares con climatología tan adversa como la que estábamos viviendo en la presente.

La inquieta muchacha que atendía las mesas nos dijo que sí, que podríamos hacerlo. Le pedimos la bebida y nos ofreció la carta de vinos. Los precios no eran precisamente asequibles: iba a costarnos el vino tanto como toda la comida que llevábamos (incluido el choricito, salchichón y “torresnos” alaejano-caseros que no tienen precio). Aun así, no nos importaba pagar lo que fuera con tal de comer tranquilos en el único lugar medianamente lógico que había en aquel pueblito palentino de no más de 50 habitantes.

Cuando comenzamos a poner sobre la mesa las viandas, la inquietud de la chica se convirtió en desagradable gesto diciendo que le parecía una falta de educación que, siendo “ella” restaurante, fuéramos a comer allí.

Mire, “persona Restaurante Ticiano”. No sé si es usted señora o señorita y por eso no me dirijo a usted en esos términos; pero sí lo hago con la ilusión de que desde mi Blog o en la propia revista del club 2009 pueda usted leer esta crónica. Espero contribuir a su buen juicio la próxima vez que se encuentre en parecida situación.

No se puede ofender tachando de “mal educados” a quienes pedimos autorización y pensábamos consumir bebidas y cafés, sobre todo cuando ese permiso nos fue concedido sin objeciones por usted misma “doña Restaurante Ticiano”.

Si después de hacerlo su jefe le pegó la bronca, no es nuestra culpa. Hubiera sido infinitamente mejor decirlo así: “lo siento, pero el jefe no me permite tomar decisiones por mi cuenta” o “Por favor, no ocupen demasiado tiempo las mesas porque hoy estamos completos”. Cualquier cosa menos lo que hizo la “mujer joven Restaurante Ticiano”, a la que recomiendo que la próxima vez sea más consecuente con lo que permite y sobre todo, que no llame a nadie mal educado si no entendió algo de la frase: “ya sabemos que ustedes ponen comidas, pero ¿pidiendo las bebidas nos permitiría tomar la nuestra aquí?”.

Naturalmente nosotros, contrariados pero con exquisita educación, dejamos libres aquellas mesas que se nos ofrecieron y después se nos negaron con semejante descaro y mala educación por la empleada de “Restaurante Ticiano”. Lugar al que, obviamente, nunca volveré ni le recomendaré a nadie.

Preguntamos a una amable señora si había algún bar o restaurante más en el pueblo o si vendían pan cerca de allí. Nada, ni lo uno ni lo otro.

En el recodo de una calle vimos un banco de madera que nos pareció buen sitio. Colocamos los manteles en el suelo, que a falta de hierba bueno es asfalto, y los llenamos de rica comida intacta hasta aquel momento.

Acertó a pasar por allí la amable señora. Como la conocíamos de poco antes habíamos entablado casi amistad con ella y la invitamos a tomar algo con nosotros. Negó divertida y amablemente y se alejó de allí deseándonos suerte para que no lloviera durante nuestra comida.

Apenas comenzamos a saciar el hambre que acuñamos durante la mañana cuando la lluvia, haciendo caso omiso al deseo de la buena mujer, nos honró con su presencia: ¡no había mejor momento!

Recogimos como los “top manta” y miramos donde guarecernos del aguacero. Nada, no había donde; sólo una especie de sotechado bajo una vivienda, con el suelo lleno de puchas y más corriente que una central eléctrica, que invitaba a cualquier cosa menos a quedarse allí comiendo, por eso no nos quedó más remedio que aventurarnos y seguir buscando donde resguardarnos.

De pronto encontramos una bonita casa cuya puerta trasera estaba abierta. Eli, nuestra “gaditalaejana”, además de un encanto es muy decidida. Se acercó a aquella puerta y llamó para pedir “posada” durante el chaparrón. Casualmente la dueña de aquella casa era nuestra nueva “amiga” que encontró solución rápidamente. Dejó lo que quiera que estuviera haciendo, corrió bajo la lluvia hasta la casa del alcalde para pedirle una llave y no dudó en acompañarnos a “la escuelita”, un buen local con mesas, sillas, aseos, agua, luz y sobre todo ¡techo!

Enseguida llegó el alcalde, tan amable como su convecina, para ofrecernos lo que fuera necesario.

Desde aquí nuestro agradecimiento a Francisco Javier y Encarnita, dos buenas personas que sin conocernos de nada, confiaron en los doce ruidosos, hambrientos y mojados excursionistas que acabábamos de llegar a su pueblo: Villallano.

Terminamos de comer, buscamos una escoba y limpiamos las migas que pudiéramos haber caído. Queríamos agradecer el gesto de Javier y Encarnita dejando el local tan perfecto como lo encontramos.

Durante la sobremesa salimos a la puerta para disfrutar del solecito que se había dignado lucir, pero las tercas nubes, negras como nuestra suerte, lo taparon por completo y comenzó a granizar y a llover con fuerza hasta las cuatro de la tarde, en que nos rescató el autocar para llevarnos a Revilla de Pomar. Allí teníamos programado visitar la cueva de los Franceses.

No teníamos más remedio que esperar para entrar en la cueva a la que sólo podían acceder como máximo 25 personas en cada turno. En el páramo donde está la citada cueva hacía un viento fortísimo, que nos impedía disfrutar del bonito entorno fuera del vehículo.

También teníamos previsto para aprovechar la espera, ir caminando hasta el cercano “Mirador de Valcabado”; y de no haber sido porque nos acercó el autocar, nos habríamos perdido la magnífica vista del hermosísimo paisaje del que disfrutamos muy poco tiempo, porque nos tiraba el viento y amenazaba con caer el diluvio universal.

Ese paisaje se asemejaba a la maqueta de un gran Belén navideño, al que sólo le faltaban los pastores, animalitos, los reyes, el misterio y el cagón. Todo lo demás lo tenía: montañas, nubes de algodón, agua, casitas, arbolitos; incluso los molinos de viento, aunque estos eran los modernos armatostes que aprovechan la energía eólica.

En pocos segundos comenzó a granizar fuertemente seguido de una intensa nevada que, en menos de diez minutos, había cuajado, para sorpresa del primer “turno de cueva”, que había bajado luciendo levemente el sol y al salir se encontró con una bonita postal navideña.

Ellos tuvieron menos suerte puesto que, mientras que nosotros bajábamos a la cueva, el autocar hizo idéntico recorrido al mirador, pero lo encontraron cubierto de una espesa niebla que les tapaba completamente la vista que acabábamos de contemplar.

A las seis y veinte de la tarde terminaron nuestros veinte minutos de visita a la cueva. Lucía tímidamente el sol y la nieve estaba prácticamente derretida… ¡¡caprichos del clima!!

De nuevo en el autocar, Gerardo nos deseó feliz y merecida siesta para el camino de regreso que duró poco más de dos horas.

Valladolid también nos recibió con fuerte lluvia que afortunadamente había cesado en el momento de recoger las mochilas.

Esta vez no gozamos de buen tiempo pero, como siempre, sí de gratísima compañía. La misma de la que esperamos disfrutar durante otras muchas excursiones, con mejor temperatura y sin aguaceros que nos desmotiven e impidan realizar todo el programa, como desafortunadamente ocurrió este día.
Si quieres leer la crónica en verso, pincha aquí

COMIDA NAVIDEÑA CON MIS EX COMPAÑERAS DE TRABAJO

COMIDA NAVIDEÑA CON MIS EX COMPAÑERAS DE TRABAJO

(Original de -16-12-2007)

Porque nunca fue culpable aquel que molestóse en buscar el acomodo; pues que con buena intención buscó aquello que creyó, idóneo y más apropiado; no matar al mensajero, pues juro que no “enxajero” al contar lo que ocurriera, en la reunión anual de mujeres ex “Zaideras”, que felices acudimos con nuestras mejores galas, de comer bastantes ganas, y ganas más, aun de estar;  animadas y contentas… y felices, sentamos las posaderas en cómodos butacones, relamiéndonos de gusto, sin intuir el disgusto, que llegara con la cuenta.

Llenamos de algarabía el local, que, con gran lujo, nos recibió bien montado y prestas fuimos servidas “al pun”, de habernos sentado.

Dos camareras servían y también un camarero. Ligeros sobre la mesa van colocando animosos, platos de jamón “raseros”. No uno para cada una, pues eran para “picar” y un plato era demasiado para cada comensal.

         En cantidad parecida llegó a la mesa sonriendo, un platito de morcilla y luego uno de pimientos que en nada se parecían a variados entremeses de embutidos contratados… yo, no quise comer mucho, para no llenar el buche, rápido, de un estacazo.

Pero sin más, nos sirvieron humeantes y asaditos, tres platitos de lechazo y dos trébedes de leña con cuatro o cinco chuletas, que también fueron servidas calientes… y secas sobre la mesa.

Cinco cuenquitos de barro con una simple ensalada, repartiendo para quince, dos tomates; y una lechuga estirada, que, por no traer más trastos, la sirvieron aliñada.

         Me entretuve en hacer fotos para el recuerdo bonito y cuando pude sentarme, -todavía no me lo explico- habían limpiado la mesa y el postre estaba servido; sin cubiertos; que los habían recogido.

         Un gran plato con variados, pasteles y pastelillos; unas poquitas cerezas; tarta de hojaldre exquisito… para degustar a una, de una en una era el surtido… tan escaso estaba el plato, que tuvimos que decirlo y nos trajeron un trozo, de tarta mal repartido.

También nos fueron servidas cinco botellas de vino, cuatro de agua; 15 raciones de pan, un café templau con leche… y entonces pensé ¿ya está?

Nos pusieron de regalo quince vasos con chupito y rosquillitas en cestos, que dijeron mis amigas; ¡Llevémoslas para luego!

         No había comido mucho y en verdad me daba igual, pero no pensé lo mismo cuando tuve que pagar.

         Cuarenta y cinco del ala; por barba, no pienses mal. Casi setecientos euros se endosaba aquel local, elegante, iluminado, ostentoso, y el lujo ya se que lo he de pagar, pero comida poquita y juro que esto es verdad, que, si divido entre quince, lo invertido en estas viandas, más de 10 salieron gratis y nosotras; catorce… muy disgustadas.

         Parecían tener prisa de vernos salir del sitio, no alargamos sobremesa, ni robamos los servicios, pues ni mucho, ni variado, ni exquisito. Ni el lechazo bien asado lo degustado en tal precio, mas, por ser bien educadas, chitón, en esos momentos, que juramos no volver al “Figón de Recoletos”.

 No es queja pa quien buscó, el lugar que creyó bueno, por eso le doy las gracias… y una mierda para el dueño.



CONTESTACIÓN A LA CONTESTACIÓN

(Respuesta al comentario adjunto) 

Dicho comentario fue enviado por mi añorada y querida amiga y ex compañera Conchi de la Horra. 

Solíamos mantener "rifi rafes" en tono sarcástico humorístico. Nos divertíamos y lo pasábamos bien. Cierto es que este comentario que nos ocupa, fue como crítica al lugar donde "no comimos bien", y al haber sido ella quien eligió el lugar para todas, no le hizo tanta gracia la crítica, como reflejado queda.

Te añoro querida Conchi.

No me gusta que me cuelgues, fama de lengua afilada, pues más soy apasionada, vehemente y con dos dedos de frente, a la hora de gastarme los caudales, pues que nunca he acuñado dinerales, siempre supe de alternar; tengo a gusto y educado el paladar y “paladar” mi opinión, cuando  buena; es  vehemente, y si mala mereciera, mi descaro y mi delirio y en el caso del domingo aunque no oses admitirio, por más que esfuerzo pusiere en suavizar el agravio, todas disgusto acuñamos y ninguna protestamos por respeto a tu cuñado.

 Pienso que quedó clarito cuando critiqué sincera, que ni fue gran cantidad, ni la comida era buena, ni variados los manjares, ni el lechazo de primera y en comparando en pasados, años de mismas reuniones, comimos con dos cojones, en locales luminosos, bien servido, bien surtido y al final de lo acordado, para ganar clientela, en otro establecimiento donde el acto aconteciera, nos quisieron obsequiar de champán varias botellas, aunque la cuantía final, jamás fue tan usurera.

 En el maldito Figón, no era ibérico el jamón; aunque quizás la morcilla si llevaba en su interior, pepitas de oro escondidas. Lo único cierto y no miento, aunque la rima ya esperes; ¡estaba bueno el pimiento! Muy escaso, ciertamente y las chuletas calientes serviditas sobre brasas, secas, pequeñas y escasas, como escaso era el lechazo para quince hambrientas bocas y aunque nos tachen de locas, muchas raciones faltaron y si timo es fea palabra, pues amiga: ¡nos timaron!

 En el precio contratado incluyeron los manteles; y lavarlos. Los platos; también limpiarlos, el sueldo de quien sirvió, con más premura que aprieto, que éramos quince comiendo y raciones vive dios, faltaron en el recuento, pero no faltó ninguna en pagar lo que pidieron, que hasta los postres escasos al pedir reclamación sirvieron trozos de tarta, sobrados de otra ocasión.

 No pensé que en la receta iba incluida del dueño, de su casa la hipoteca, la piscina, sus amantes; pues de haber sabido antes, que servirían tan poquito, para no quedar canina, al salir de mi cocina, habría llevau bocadillo.

 Y si tienen por costumbre cobrar lo que me has contado, por culo les vayan dando que de mi no se reirán, ya buscaré otro acomodo, pa comer de mejor modo, limpio, abundante y de buena calidad, y si van los concejales, el alcalde y hasta en pleno la guardia municipal, que no suban los impuestos, que no nos hagan llorar, para pagar los caprichos del avaro “ladronzuelo” que es dueño de aquel local, que ayer regalé una mierda y hoy le mando muchas más.

 

https://marisa-alaejosysuscosas.blogspot.com/2008/06/comida-navidea-con-mis-compaeras-de.html

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