-09-08-2014-
Afortunadamente
todos no son iguales, hay muchos correctos y buena gente, pero… ¿Quién no ha
sufrido los malos modos, incomprensión, la desidia, grosería, hostilidad y por
todo ello hasta el deseo de ahorcar con razón a algún médico o enfermero?
¿Quién no ha
pensado que ser médico o enfermero es una profesión vocacional y que al estar relacionada
con seres humanos enfermos deberían tratarnos como tal y no como a borregos?
¿Quién no ha
deseado decirles en su propia cara que ganan un sueldo que pagamos TODOS
y que si no son capaces de llevar su cometido a cabo con dignidad, mejor se
queden en su casa o se dediquen al pastoreo?
Bien, pues
hoy vengo a contaros una historia casi tan surrealista como la novela que llevo
tiempo escribiendo… Sí, si, surrealista, porque si no lo hubiera visto con mis
propios ojos, si me lo hubiesen contado, habría pensado que me estaban tomando
el pelo.
No diré el
cómo, el por qué, el donde, ni el quién, para no provocar un problema a estas generosas mujeres pero quiero agradecer la humanidad que
dos profesionales de la sanidad española –una enfermera y una doctora- tuvieron
con alguien muy cercano a mí y que acompañé a consulta la mañana del día 8 del
presente agosto.
Estas dos personas bien pudieron no hacer lo que hicieron porque no era ni su obligación,
ni su cometido ese día. Tenían en sus manos decir con idéntica sonrisa: lo
siento, es imposible, y sin embargo pensando en el trastorno que ocasionarían a
esta paciente, regalaron más de una hora de su tiempo (y del de los pacientes
citados para aquella jornada) a atender el resultado de un despiste por parte de mi pariente.
Tras la
prueba realizada, agradecimos el magnífico gesto con un: “Por fin en la
sanidad, además de profesionalidad, bajo ese uniforme hay un ser humano”.
Me daba
mucha pena, y hasta pudor, pensar, que aquellas personas esperando su turno y
no les llegaba tan puntual como esperaban, seguramente estarían poniendo de
vuelta y media a estas dos mujeres que tan bien se estaban portando con mi
allegado.
No pude
explicarles el gesto altruista de las sanitarias, porque seguramente hubiera
enervado aún mucho más a los “impacientes”… ¡¡y con mucha razón que no les
faltaba en este caso!!
Me di cuenta
que seguramente en muchas ocasiones somos injustos al juzgar porque nos hacen
esperar y pensamos que es por ineptitud. Puede que alguna vez esa espera sea
también por otras causas más humanas.
A estas dos
agradables mujeres, eternamente gracias por sus sonrisas, por el enorme favor,
por su profesionalidad y sobretodo por su humanidad en ese trabajo vocacional
que en tantísimas ocasiones se muestra esquivo por otros empleados sanitarios
que se ganan el sueldo, aunque no el respeto como ustedes lo ganaron con
creces.
1 comentario:
Guapa!!! A seguir disfrutando!!!!
Besitos para los dos
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