CONJETURAR NO ES ACERTAR 13-07-2014
Muchos de
mis queridos lectores me preguntáis a quien está dedicada tal o cual de mis
poesías, o a quien regalo esta o aquella de mis frases diarias. En ocasiones acertáis,
pero otras muchas veces las conjeturas no se acercan ni por asomo a la realidad.
Es lo bueno
y lo malo de quienes sin ser famosos -ni en mi caso pretenderlo- escribimos
para la gente que nos conoce y no para “el gran público”.
No creo que
los verdaderos y grandes escritores basen sus obras en si mismos. Cambiando
impresiones con algunos que garabateamos y ni soñamos con llamarnos escritores,
coincidimos en que mal o bien, plasmamos lo que sentimos, y en que en muchas
ocasiones es inevitable basarnos en nuestras propias vivencias y sentimientos,
otras, infinitamente más otras, nos basamos en la propia vida que no en la vida
propia.
Cuando
escribo crónicas y críticas siempre son reales, cosas que me ocurren, pienso y
comparto. Jamás en ellas encontraréis mentiras. No tiene gracia, no soporto la
mentira y haber sido difamada en mi vida, en muchas ocasiones por personas
cercanas, hace que huya de farsas y embustes como de la peste.
Las novelas
que escribo son puras historias, cuentos, frutos de mi imaginación y fantasía que
sólo empleo en ellas, porque en la vida real, afortunadamente tengo los pies
bien asentados sobre la tierra.
En escribirlas
vierto mi tiempo sin hacer mal a nadie, sin cotorrear banalidades y mucho menos
“cortar trajes” entrometida en la vida de nadie. Justo lo que me encantaría que
hicieran conmigo y con demasiada gente no logro.
Que mis
historias gusten a mucha gente, quizás es lo menos importante. Mi reto es ser
feliz conmigo misma en los ratos de libertad emocional y desarrollar esto que
al parecer es un “DON”. Todos tenemos uno (o varios), pero no a todo el mundo
se le ocurre descubrir el o los propios.
Mis poesías
y frases muchas veces también son basadas en carne de mi carne y vísceras de
mis vísceras. “Esperando al autobús” es buena prueba de ello. Otras en cambio
son pequeñas historias noveladas que en nada o en poco tienen que ver con “mi
vida real”.
Supongo que
esto a nadie que me conozca debería extrañarle, y me he decidido a exponerlo
porque las conjeturas son pensamientos de otros sobre la obra de uno que muchas
veces en nada se corresponden con la realidad y podrían hacer correr bulos
infundados afectando e incluso dañando a terceros; véase el caso de historias
de cuernos, amores, desamores, sexualidades no aceptadas, líos en general que
escribo en ficción y por ser casos tan semejantes a reales, podrían fácilmente
confundirse, sobre todo por gentes de mentes cerradas.
Pondré como
ejemplo a toda esta explicación, mi último poema titulado “Mi amiga es unamarioneta”. Es una historia real, que me contaron hace unos días y me conmovió
por el gran cariño que tengo a dos de sus protagonistas; dos íntimas y queridas
amigas, casi hermanas, cuya amistad se tambalea gravemente por culpa de una
arpía cuya mala influencia pudo más en el débil y manipulable carácter de una de ellas; que el propio cariño que
desde niñas se tienen. ¿A quién no le ha ocurrido algo así? Y por escribirla en
primera persona no quiero que se hurgue en mi entorno conjeturando sin
necesidad.
Para estas
dos queridas mis amigas y como regalo está escrita esta historia en rima. Sólo
espero que pase el tiempo y la amistad verdadera reine sobre el despropósito de
una desalmada marimandona que no merece ni el aire que respira.
Os quiero
amigas, y a vosotras que sabéis a ciencia ciertísima a quien va dirigida mi
historia, os brindo mi incondicional cariño porque a las dos os quiero muchísimo y me apena
vuestra situación. Esa distancia que parece insalvable por escuchar las
mentiras de alguien que no merece triunfar sobre vuestra fuerte amistad. Si
jamás hablasteis mal la una de la otra ¿a qué creer a alguien que llegó
precedida por mala fama de lenguaraz e insolencia y hubieron de aceptar “por
ser quien era”?
Sentaros las
dos frente a frente, dialogar y vuestra amistad saldrá fortalecida venciendo a
la intrusa que tendrá al fin su merecido.
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