LAS HOJAS DE MI CUADERNO 25-03-2019
Sé que a mi cuaderno le
quedan muchas menos hojas por escribir que las ya escritas y ahora aprovecho
cada espacio en blanco escribiendo con letra menuda para que me quepan todas
las letras que aún quiero escribir. Releo y releo lo escrito con ojos de niña
aún por comenzar a vivir.
Leo en mis hojas escritas
recuerdos olvidados, reproches, llanto, risa, sueños, amor entregado y
recibido, ilusiones, fantasías y me siento tranquila y satisfecha.
Sé que si volviera a empezar
mi cuaderno después de leído, trataría de cambiar muchas cosas que me hicieron
daño. Escribiría con lapicero para poder borrar sin huella mí tiempo empleado
en amistades que luego demostraron no serlo y nunca demostraron porqué. Nunca
me empeñaría en escribir ni un minuto de mi tiempo tratando de ganarme el
cariño y el aprecio de quien nunca quiso el mío.
Escribí grandes amistades
que lo han sido desde hace muchos años y que son parte importante y destacada
de las hojas de mi cuaderno.
Escribiría con tinta
indeleble el tiempo que pasé junto a quienes verdaderamente demostraron
quererme de forma incondicional. Los consejos que de ellos recibí, las justas
regañinas, el hacerme rectificar cuando lo escrito llevaba faltas graves de
ortografía.
No escribiría las cosas que
me hicieron llorar noches enteras, porque al volver a leerlas me di cuenta que
no tenían la importancia que les di.
No dejaría de escribir que
rectificar los errores, engrandece el espíritu y escribiría siempre estar cerca
de personas sabias para aprender de ellas y de personas de mente abierta para continuar
aprendiendo.
Escribiría en negrita, que
no debí dejarme manipular por quien mintió para separarme de quien quise
siempre a mi lado. Guardaría la prueba de mi verdad y en ese instante, papel y
pluma en mano, demostrar su embuste, porque ahora que he leído minuciosamente mi
cuaderno, todas las pruebas están, no se borrarán nunca, aunque carezcan de
validez, porque cada quien olvida lo que no le interesa recordar y tratar de
aclarar las ofensas añejas, abrirían viejas heridas enquistadas y el borrón de
la tinta afearía mi hermoso cuaderno sin apenas tachones.
Escribí que amé por encima
del amor que recibía a quien creyó falacias sobre mí, sin pararse a comprobar
si alguna vez yo era como me pintaba quien nunca supo dar dos pinceladas de
amor seguidas.
Volvería siempre a escribir
en letras de oro, el momento en que encontré al amor de mi vida. Ese que nació
para mutuamente hacernos felices y aunque a veces no tengamos en común cosas
mundanas, supimos juntos crear la gran familia que soñé y luché por formar y
que junto a él, llena las más importantes páginas de mi maravilloso cuaderno.
Leería cada noche en qué
lugar están las piedras de mi camino para no volver a tropezar con ellas ni una
vez más. Leería cada atardecer en qué página escribir la risa, las emociones,
los sueños cumplidos, los paisajes, las nubes, las puestas de sol y las
sensaciones que son la vida maravillosa que nos rodea.
Al releer mi cuaderno me he
dado cuenta que en sus páginas hay escrito tanto bueno, que opaca lo malo,
aunque como aprendizaje para no volver a escribir las mismas penas, es bueno
también leer y releer esas páginas que un día quedaron arrugadas e incluso les
falta un pedacito de papel.
Nunca dejaría leer mi
cuaderno a quien leyó con falsa zalamería con intención de conocer mis puntos
débiles para darme fuerte en ellos y destrozarme en cuerpo y alma.
No estoy en posesión de
sabiduría, no todo lo escribí con
hermosa caligrafía y cometí demasiados errores ortográficos, y es que escribir
con el corazón, no siempre permite escribir razonando.
En mi cuaderno no escribí
rencor, escribí justicia. Escribí ilusiones y desilusiones, escribí algunos sueños
que se tornaron pesadillas y muchos sueños cumplidos. Escribí sentimientos
compartidos y mucho amor recibido. Escribí miradas que hablan más que los
labios. Escribí muchas veces las palabras perdón y lo siento y otras muchas
veces en blanco quedaron las hojas con respuestas a esas dos hermosas palabras.
Con mi pluma nunca escribí
la palabra hipocresía, escribí mirar a los ojos y afrontar valientemente la
mirada de quien me retó a escribirla y no consiguió doblegar mi voluntad de no
hacerlo.
No escribí envidia porque
alguien la escribió en mi cuaderno y tuve que acudir a un calígrafo para poder demostrar
que esa letra no salió ni de mi mano, ni de mi corazón.
Nunca escribí mentira, por
eso odio a quien las dice y las emplea con intención de dañar sin medir las
consecuencias. Escribí que mentir no lo haría nunca, aunque fuera en contra de
mi propio interés.
Escribí que no se puede
decir siempre la verdad a quien le duele escucharla, aunque siempre escribí, mejor
callar que mentir.
Amor es la palabra más veces
escrita en mi cuaderno. Amor y buenos deseos para quien nunca me falló ni como
amigo, ni como persona, y también escribí reproche y que por ahí le vayan dando
a quien va por la vida amargando la de otros.
Escribí muchas risas aunque
en la punta fina de mi bolígrafo, quedaron demasiadas por escribir y aún tengo
tinta de sobra para hacerlo.
Escribí despedidas muy
dolorosas, algunas por ley de vida y otras que la vida se acabó por propia voluntad
y sigo esperando un porqué para escribir calma.
Escribí que cuando las cosas
se hacen sin mala intención, pueden tener remedio, y otras que el remedio ya da
igual, porque llegaría demasiado tarde.
Hoy cierro mi cuaderno
poniendo cuidadosamente un Marcapáginas para mañana no olvidar hasta donde leí
y desde donde continuar escribiendo con la mejor letra y la mejor pluma.
2 comentarios:
¡Gracias!
Empecé con tu novela. Me está gustando mucho, lo que pasa es que tenía un libro empezado y otro en puertas y no doy pie con bola algunas veces.
Tú sigue escribiendo amiga, que da gusto leerte.
Muchos besos
Gracias siempre a vosotros por ayudarme a llenar las hojas de mi cuaderno.
Me alegro que estés leyendo mi novela. AL principio, quizás son muchos nombres hasta conocer a los personajes. Espero que te enganche la trama y al final te guste.
Sabes que espero tu crítica.
Mil besos chipioneros guapos
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