EN CONTRA O A FAVOR
01-11-2018
Parece que
cada vez más (y el día de hoy, 1 de noviembre, mucho más) no declararse a favor
de algo, parece que fuera sinónimo de declararse absolutamente en contra
¿Podremos algunos tener y mantener nuestra propia opinión? O más bien ¿defender
nuestra propia opción?
Recordar
con añoranza tiempos pasados, no es vivir anclados en ellos, es de alguna forma
querer mantener aquellas tradiciones de las cosas que un día formaron parte de nosotros.
Vivencias,
recuerdos que heredamos de quienes ahora ocupan un lugar privilegiado en
nuestro corazón.
Adornar con
flores en fecha señalada el panteón familiar, comer castañas asadas, buñuelos
de viento, huesos de Santo, volver a ver la representación teatral de la obra
que un día escribiera Don José Zorrilla y que en esta fecha pasaron tan a mejor
vida como la propia Doña Inés.
Estos días
me gusta recordar a mi abuelo Ruperto, en los días previos, iba al cementerio y
pintaba de negro y plata aquella cruz de hierro. Mientras mi abuela Felisa pintaba de blanco
las cortapisas y de rojo los ladrillos de la misma tumba bajo la que un día
enterraron dolorosamente a su querido y joven hijo Pedrito.
Del jardín
de la fundición recogían crisantemos y con ellos hacían ramos para poner sobre
esa tumba, y las tumbas de otros antepasados que no conocí, pero siempre supe
de su existencia.
El día 1,
a la puerta del cementerio, la señora Asunción junto a su esposo ciego vendían
castañas asadas ¡¡Qué ricas!!
El
Camposanto se llenaba de olor a flor de muerto y gentes en un ir y venir,
incesante hasta pasar un rato a los pies de la tumba del ser amado o recordado;
a ratos visitaban otras tumbas y pasaban la tarde del “Día de todos los Santos” “acompañando
a los suyos.
Actualmente
está tan desvirtuada la forma de celebrar este día, que no me gusta nada.
En muchos
casos, los cementerios lucen llenos de flores costosísimas. Existe demasiada competencia
en ver quien pone más, y más grande el ornamento floral que ya no huele ni a nostalgia.
Está bien
limpiar los panteones, adecentar el lugar donde descansan nuestros seres más
queridos y rezar por ellos o recordarles con cariño y poner flores naturales… nunca
de plástico o tela; es mi opinión y a cabo la llevo y llevaré.
Defiendo y
defenderé que para eso, para recordarles con cariño, para sentirles cerca, no
necesito ir al cementerio porque puedo pensar en quienes sigo añorando y amando
en cualquier lugar del mundo.
Aun así,
por cumplir un deseo, claudiqué, limpio y pongo flores porque mi madre así lo
quería, aunque con ello incumpla el deseo y la promesa hecha a mi padre de no
hacerlo.
Igual que
claudiqué en esto, tendré que hacerlo para no repudiar esa celebración macabra
que nos llegó de lejos como las frutas tropicales y se extendió en plaga como el
Camalote amazónico.
Esa forma
de festejar “El día de los Santos”, disfrazado de esperpento ensangrentado o
cubierto de telarañas repugnantes, ni me gustó, ni me gusta, aunque he de
reconocer que hay verdaderos artistas que le echan mucha imaginación en la
recreación, ambientación o decoración y eso siempre está bien.
¿Qué sería
de los creativos y maquilladores sin esta festividad que les permite dar rienda
suelta a lo más fúnebre de su imaginación y su arte?
Lógicamente,
la generación de mis nietas habrán vivido con “Jalogüin” y se convertirá en su
tradición. Lo que ahora es moda, para ellas
será recordar con cariño estos días de disfraces y fiesta tétrica como algo
propio sin saber cómo y cuándo empezó en este país en el que nacieron.
Bien, respeto
que cada quien disfrute como y cuanto quiera. Una vez más prometo hacer lo
mismo, es decir, lo que me plazca y pueda permitirme. Aunque lo que me apena es
que para que unas tradiciones nazcan y continúen, otras tengan que morir, y una
vez más, morirán las nuestras.
¿Truco
o Trato? Hoy por hoy prefiero a Juan Tenorio, las castañas asadas y los
buñuelos rellenos… Huesitos de Santo no, no me gustaron nunca.
No pienso
ir por las casas del vecindario con, ni sin disfraz pidiendo buñuelos ni
castañas, aunque sí recordé a quienes sufren la ausencia de sus seres queridos,
sobre todo los que para ellos, éste será su primer Todos los Santos, sin ver
a quien tanto amaron en vida, y recordaré con todo mi amor, a quienes formaron
parte de mi vida y siempre formarán parte de mi recuerdo.
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