martes, 19 de agosto de 2014

HUMANIDAD EN LA SANIDAD



  -09-08-2014-

Afortunadamente todos no son iguales, hay muchos correctos y buena gente, pero… ¿Quién no ha sufrido los malos modos, incomprensión, la desidia, grosería, hostilidad y por todo ello hasta el deseo de ahorcar con razón a algún médico o enfermero?
¿Quién no ha pensado que ser médico o enfermero es una profesión vocacional y que al estar relacionada con seres humanos enfermos deberían tratarnos como tal y no como a borregos?
¿Quién no ha deseado decirles en su propia cara que ganan un sueldo que pagamos TODOS y que si no son capaces de llevar su cometido a cabo con dignidad, mejor se queden en su casa o se dediquen al pastoreo?

Bien, pues hoy vengo a contaros una historia casi tan surrealista como la novela que llevo tiempo escribiendo… Sí, si, surrealista, porque si no lo hubiera visto con mis propios ojos, si me lo hubiesen contado, habría pensado que me estaban tomando el pelo.

No diré el cómo, el por qué, el donde, ni el quién, para no provocar un problema a estas generosas mujeres pero quiero agradecer la humanidad que dos profesionales de la sanidad española –una enfermera y una doctora- tuvieron con alguien muy cercano a mí y que acompañé a consulta la mañana del día 8 del presente agosto.


Estas dos personas bien pudieron no hacer lo que hicieron porque no era ni su obligación, ni su cometido ese día. Tenían en sus manos decir con idéntica sonrisa: lo siento, es imposible, y sin embargo pensando en el trastorno que ocasionarían a esta paciente, regalaron más de una hora de su tiempo (y del de los pacientes citados para aquella jornada) a atender el resultado de un  despiste por parte de mi pariente.
Tras la prueba realizada, agradecimos el magnífico gesto con un: “Por fin en la sanidad, además de profesionalidad, bajo ese uniforme hay un ser humano”.
Me daba mucha pena, y hasta pudor, pensar, que aquellas personas esperando su turno y no les llegaba tan puntual como esperaban, seguramente estarían poniendo de vuelta y media a estas dos mujeres que tan bien se estaban portando con mi allegado.
No pude explicarles el gesto altruista de las sanitarias, porque seguramente hubiera enervado aún mucho más a los “impacientes”… ¡¡y con mucha razón que no les faltaba en este caso!!
Me di cuenta que seguramente en muchas ocasiones somos injustos al juzgar porque nos hacen esperar y pensamos que es por ineptitud. Puede que alguna vez esa espera sea también por otras causas más humanas.

A estas dos agradables mujeres, eternamente gracias por sus sonrisas, por el enorme favor, por su profesionalidad y sobretodo por su humanidad en ese trabajo vocacional que en tantísimas ocasiones se muestra esquivo por otros empleados sanitarios que se ganan el sueldo, aunque no el respeto como ustedes lo ganaron con creces.

1 comentario:

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Guapa!!! A seguir disfrutando!!!!

Besitos para los dos

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