lunes, 15 de mayo de 2023

PUY DU FOU ESPAÑA


PUY DU FOU ESPAÑA 

VIVIDO 13-05-2023         ESCRITO 15-05-2023

 Cuando en octubre del año pasado Irene, Laura y yo visitamos por primera vez Puy Du Fou España, quedamos tan maravilladas que nos prometimos volver cuando nuestra Cecilia pudiera acompañarnos.

No es fácil combinar sus horarios maternos con los nuestros, aunque hemos comprobado que no es imposible.

Escondiéndome los preparativos, que en esta ocasión hicieron las tres en complicidad, se obró el milagro de poner la guinda a mi maravilloso día de la madre, comunicándome que el día 13 de este mayo seco y caluroso; festividad de nuestro vallisoletano patrón San Pedro “de balde” que decía mi padre “Regalado” para el santoral, los astros se habían alineado y viajaríamos las cuatro a Toledo, lugar donde está enclavado el parque temático aludido para disfrutar de un “finde de chicas” inolvidable.

Ni qué decir tiene que a Cecilia no le habíamos desvelado ni una sola de las sorpresas con que iba a encontrarse en Puy Du Fou.

En esta ocasión, para nosotras, un añadido a lo magnífico de la visita, ha sido precisamente ver la cara de satisfacción de mi niña mediana. Ver cómo se sorprendía tanto como nosotras la primera vez que fuimos.

Ella al ser primeriza se dejó llevar y disfrutó a tope del lugar que aconsejo visitar a todo el que tenga espíritu de diversión mágica, porque más magia que efectos especiales son sus espectáculos.

 En honor a mi niña, voy a escribir la crónica como si fuera la primera vez que fuimos:

 Ha llegado mayo y los pantanos siguen vacíos, los campos secos y los problemas cotidianos se acumulan como el polvo en las estanterías, creando capas toledanas que ni abrigan ni dan empaque.

Mis niñas prepararon la sorpresa y tan solo tuve que encargarme de hacer la maleta. La ilusión y las ganas las tengo preparadas de serie.

La sorpresa comenzó a gestarse en el mes de marzo del corriente 2023, y no dijeron ni palabrita (como apunté)  hasta el pasado día 7 que tuvimos tantas celebraciones juntas y que quien me lee bien sabéis.

Sólo una escasa semana tuve que esperar hasta que amaneció el sábado y mis niñas (con espolones) me llevaron en volandas hasta un pueblo cerca de Toledo donde se asienta un parque temático con nombre de difícil pronunciación.

Hicimos un viaje tranquilo y con poco tráfico, porque “el grueso” de las estampidas para aprovechar el puente que tienen los madrileños, había sido desde el día antes.

Puntuales llegamos al sitio, a la hora deseada, con temperatura magnífica estábamos esperando a la apertura de las puertas del parque temático ambientado en la Edad Media y desde que ves el castillo a lo lejos mientras aparcas el coche, ya intuyes que va a ser una experiencia como mínimo bonita, aunque no imaginas que va a ser tan impresionante.

 No es un parque lleno de carruseles o de personajes que te firman un cuaderno y con los que puedes hacerte fotos, ni hay una cabalgata al anochecer, pero desde que cruzamos esas puertas de entrada nos convertimos en habitantes de un pueblo de leyenda, salpicado de detalles que me recordaban a mi propia infancia en mi pueblo: Calles sin brea ni asfalto, de pura tierra y calvarizos de mayor o menor tamaño.

A las puertas de las casas o en los caminos, había carros cargados de mies, de sacos con leña o aperos.

En algunos rincones había “colgadizos” para quitar el sol con mesas y sillas para uso y disfrute de los visitantes mientras descansan un rato o apropiados a la hora de comer las ricas viandas llevadas por cada uno.

Hay varios restaurantes con idéntica o parecida techumbre. Mesas y sillas de madera  recia,  acordes con los ropajes de los habitantes del lugar, atentos siempre para atender las necesidades del visitante.

 El primer espectáculo que vimos fue “Cetrería de Reyes”. Ya el título indica de qué se trata, aunque ni imaginas que va a ser tan espectacular. Nos encantó, y aunque podría daros todos los datos de por qué nos gustó tanto, ni en este ni en los demás desvelaré nada porque sería descubrir un gran secreto, por eso no daré detalles pormenorizados de ninguno de los espectáculos para que cuando vayáis a verlo, lo vayáis descubriendo como lo descubrimos nosotras. Más tarde nos enteramos que durante las olas de calor ese espectáculo no lo hacen por motivos obvios para preservar la vida de las aves.

 "El Misterio de Sorbaces", es una aldea del siglo VI ambientada en la época de los Reyes Visigodos. Este gran espectáculo es la novedad del parque en 2023. Se realiza también al aire libre, con un anfiteatro para 3000 personas situado bajo una cubierta techada. Las acrobacias ecuestres son su plato fuerte, junto con espectaculares efectos especiales y muchas sorpresas.

  El Último Cantar”, cuenta la historia el Cid Campeador de forma sorprendente y   muy muy espectacular.

 “A Pluma y Espada” muestra el Toledo del Siglo de Oro en un Corral de comedias donde se va a representar la obra, aunque este escenario también guarda multitud de sorpresas.

 “Allende la mar Océana” es un espectáculo  diferente a los anteriores porque es interactivo. No hay asientos, no es para verlo sentados, es para vivirlo caminando a través de la historia.

 Hay también varios espectáculos de calle, cortitos y entretenidos, aunque otro nuevo “De tal palo” no nos interesó tanto y preferimos repetir en este caso "El misterio de Sorbaces".

Con tanta gente en el lugar y me fui a encontrar con una amiga: Merce, que nos conocimos en Isla Canela y desde entonces nos tenemos mucho cariño. Fue una gran alegría para las dos el encontrarnos allí.

   Por último y no por ello menos importante, ya con la cena en el buche, disfrutamos con los cinco sentidos de “El Sueño de Toledo” que se representa en un escenario de 5 hectáreas y 3.900 m2. de decorado, el más grande de España, donde más de 4000 espectadores gozamos al tiempo del grandioso espectáculo.

 Ha sido una experiencia inolvidable, un sueño hecho realidad de pasar un fin de semana las cuatro juntas y tan felices, en el mágico lugar elegido.

 ¿Qué si echamos de menos a las niñas? ¡¡Pues no!! Porque ellas no lo hubieran disfrutado tanto como el lugar merece. Más bien lo hubieran sufrido, porque así es la vida de los sueños: que podrían convertirse en pesadillas.

¿Nos acordamos de ellas? ¡¡A cada paso!! Aunque en este lugar sentarse en las gradas o localidades de los diferentes escenarios no es llegar y besar el santo como lo es ir con ellas a ver un cine, un teatro, un musical, o parques temáticos a los que vamos con ellas y lo disfrutan mucho como niñas que son. Y como niñas no quisimos someterlas a la tortura de las colas, las caminatas, el polvo y todo lo que en verdad no es tan idílico, porque hay edades en las que mejor no compartir depende qué experiencias.

 ¿Nos alegramos de no llevarlas? ¡¡Naturalmente!! Porque ya crecerán y tendrán tiempo de verlo cuando lo disfruten tan a tope como nosotras, cuando no les agobie hacer colas, pasar calor y caminar de acá para allá las más de 12 horas necesarias dentro del parque; más las del viaje.

 ¿Pena porque no han ido? ¡¡Sin duda!! Cada vez que se abría un telón, pero el resto del día nos alegramos por ellas que afortunadamente podrán verlo ampliado en muy poquitos años cuando en el parque sean realidad los nuevos espectáculos que están preparando.

Ver a muchos niños (incluso algún bebé muy pequeñito) con caras de agotamiento, enfadados por las esperas y el propio cansancio, nos hizo acordarnos mucho de ellas y felicitarnos por tener la cordura suficiente de no someterlas a tamaña tortura.

Cada cosa es para cuando es, cada tiempo y momento para cuando se puede y se debe disfrutar y sin duda ese parque no es infantil y si no que se lo pregunten a los padres, abuelos y porteadores que ayer iban con niños, o dentro de un tiempo a los propios niños a ver qué recuerdan de la experiencia… y eso que la temperatura era maravillosa. No me quiero imaginar ese lugar en un julio o agosto.

 Agotadas, emocionadas e inmensamente felices por el día soñado y disfrutado a tope, llegamos al coche y pacientemente esperamos el atasco para salir de allí y por fin dirigirnos a nuestro alojamiento.

Una ducha y a dormir como angelitas… y tras lo dicho y vivido, seguía sin poderme creer que realmente habíamos logrado viajar las cuatro juntas.

 Nos levantamos igual de felices para hacer los equipajes, tomar las duchas, desayunar y dirigirnos al centro de Toledo para realizar una visita guiada y otra no. Comer y con el alma inundada de felicidad, emprender el camino de regreso a nuestras respectivas casas.

 Sin duda ha sido un sueño cumplido y largamente acariciado por las cuatro. Ahora esperemos que volvamos a encontrar otros destinos y otras rutas en las que cumplir sueños, que al fin y al cabo, eso es la vida.

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