martes, 16 de mayo de 2023

CONSEJOS PARA VISITAR PUY DU FOU ESPAÑA


CONSEJOS PARA VISITAR PUY DU FOU ESPAÑA

 -         Acude con ganas, con ilusión y dispuesto a disfrutar cada segundo de la visita. Si eres un ñoño, no vayas.

 -         No permitas que nadie te desvele los secretos de efectos especiales y escenificación de los espectáculos. No es buen amigo quien para animarte a visitar el parque te destripa la magia, como no lo es que al entrar a ver “Titanic” te dice el lelo de turno: “Jack muere congelao como una merluza y “Rous”, de viejecita tira el pedrusco al mar y luego muere plácidamente en el camarote”, que vas tú y dices: ¡¡Qué buen papel hubieras hecho de mudito en  Blancanieves!!

 -         Lleva ropa y calzados cómodos y acordes a la estación del año que elijas para realizar la visita.

 -         No olvides una visera, gorra o sombrero y si fuera el caso una bufandita fina o pañuelo para el cuello.

 -         Infórmate del tiempo que hará y si fuera menester pon en tu mochila un chubasquero y una prenda de abrigo para ver “El Sueño de Toledo”, pues por bueno que haga durante el día, en cuanto el sol se mete, refresca en primavera y otoño… En verano yo no iría ni más loca que una tal Juana.

 -         Lleva bastante agua para hidratarte, porque el suelo es medieval y en esa época no se conocía el asfalto, ni el adoquinado, ni el riego de calles y tragas tanto polvo como aire, aunque no nos pongamos cocotudos ni enquiriquillaus y aguantemos el polvo ambiental que es por gusto estar allí. Nadie nos obliga.

-         Si el tiempo estuviera de lluvias, sería señal del fin (o dio una tregua) la pertinaz sequía y no habría polvo que respirar… Si lloviera abundantemente, la tierra se convertiría en puchas y hay que tener en cuenta que resbalan mucho. Precaución y poca prisa es lo aconsejable en ese caso. 

 -         Puedes comer en los múltiples restaurantes del pueblo, pero además hay sombrajos con mesas y sillas preparados para ti… La nevera con los filetes empanaus, ensaladas, pimientos asaus, torreznos y otras viandas campestres, déjalas para otra ocasión. No seas cateto.

 -         Deja a la entrada el mal humor y recógelo a la salida para usarlo en tu casa (si te dejan); con las personas que te quieren o no tengan más remedio que aguantarte. Fuera de casa compórtate, o no salgas.

 -         Recuerda que a la entrada de los espectáculos tendrás que esperar unos minutos de fila, pero si alguien se te cuela, (o lo intenta) déjalo pasar, seguro que no vio a la entrada el recipiente donde dejar su mala educación.

 -         Desde cualquier lugar en las gradas se ve perfectamente el espectáculo. Que un tonto no te arruine disfrutar de un día espectacular.

 -         Hazte un buen plan de recorrido que te permita incluso repetir alguno de esos espectáculos que no te describo, pero si te aconsejo visitar al menos una vez en tu vida… O no, si no es tu gusto disfrutar por un día de algo nuevo, bonito y grato.

 -         Lleva sonrisas de sobra para regalar a los múltiples empleados que amablemente cuidan de que tu estancia sea inolvidable. Recuerda que ellos pasan mucho más calor, tragan el mismo polvo que tú y están obligados a vestir con esos uniformes: ropajes acordes a la época, y nada acordes al calorón de su puesto de trabajo. Trajes preciosos que te hacen sudar sólo de verlos… a los trabajadores.

 -         No es obligatorio recoger tu mal humor a la salida, saca de la mochila la paciencia para abandonar el parque sin besar ni abrazar a cualquiera de los múltiples vehículos que como el tuyo pretenden salir al mismo tiempo y cuyos conductores están tan maravillados y agotados como tú.

 -         Sigue con tu vida, el parque no hace milagros.

 -         Cuenta vehementemente tu experiencia sin desvelar ni uno solo de esos secretos que descubriste en cada espectáculo. En nada te beneficia ser bocazas, ni a ti, ni al desafortunado que te escuche.

 Los espectáculos recrean retazos de nuestra historia pasada y repasada en las enciclopedias y los libros de texto. Pero te lo cuentan cada uno en una cortísima media hora, no son “Lo que el viento se llevó” que tardas casi cuatro horas en escuchar: “Francamente querida me importa un bledo”.

 Si pretendes que en esa media hora te cuenten la historia de España íntegra con textos y señales, merecerías que desde las ventanas de las casas del precioso pueblo  medieval, alguien gritara “agua va” y te cayera encima el contenido de un orinal. Total, si pides realismo, acarrea con las consecuencias, porque la historia también nos cuenta que eso sucedía en tiempos del medievo.

 Toledo está en el ombligo de nuestra piel de toro y seguramente a tu alcance tengas medios de transporte para poder ir. Si tu salud te lo permite, acuña ganas y deja volar tu imaginación y fantasía. Si por el contrario eres un insípido, quédate en casa y disfruta de lo que te haga feliz. Esto no es más que una vivencia preciosa para un día del resto de tu existencia.

 ¡Ah! Lo peor del parque (yo a lo mío): que hayan conservado el nombre en francés: Puy Du Fou. Nombre de difícil pronunciación y difícil de retener en la memoria para lerdos como yo y que no invita a interesarse por el lugar, hasta que alguien que ya fue, te cuenta la preciosa experiencia que vivirás…Y perdón que insista… sin desvelarte los secretos que deberás ir descubriendo por ti mismo.

 Feliz viaje en el tiempo por lo que alguna vez fue nuestra historia de España, teatralizada y con unos efectos especiales impresionantes.


 

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