EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE REYES
05-01-2020
Sueños, magia, fantasía, ilusión deseos… Los Reyes
Magos de la inocencia infantil llegan ésta noche también para quienes nunca
dejamos de ser niños, por más que pintemos canas y luzcamos achaques de
venerable anciano.
Sólo éste día sigo siendo la niña que miraba
expectante tras los cristales de la tienda de juguetes del señor Aquilino. Una
tienda en “la calle la Cárcel” de mi Alaejos, que por Navidad llenaba el
“enorme” escaparate con juguetes: Preciosas muñecas de pelo largo “de verdad”,
sentaditas en su silla de paseo, o el precioso “cochecito de capota” que cada
año “me pedía” y que al fin llegó el día que tuve mi preciosa muñeca de pelo
natural y carne y hueso: mi hija Laura.
Hasta entonces tuve que conformarme con la muñeca de
cartón inmóvil con pelo pintado, y el cabás nuevo para la escuela, relleno con
pinturas y algún que otro caramelo, que me dejaban los reyes en los zapatitos…
Y con ver resignada cómo las niñas “ricas” paseaban a sus muñecas de pelo
natural en la sillita y el “coche capota” de mis sueños.
Juro que no envidié a esas niñas, simplemente pensaba
que al año siguiente me lo traerían a mí, sólo había que esperar un año… Y
luego otro, y otro, y otro…
Mi magia desapareció el día que el animal sin alma que
tuve por madrina de bautizo, me desveló de la forma más cruel que a mi casa
nunca llegarían los Reyes Magos. Esa bestia sin corazón ni entrañas no sabía
que mis Reyes venían cada día de mi vida a mi casa y hacían magia para que no
me faltara todo lo que en verdad necesitaba. (O casi todo).
La tienda del señor Aquilino continúa en el mismo
sitio con diferente regente pero con idéntica apariencia, y al mirarlo ahora,
veo que no era tan enorme, es más bien pequeñito. Los enormes eran mis
sueños, mis deseos, mi fantasía; y lo pequeño era mi tamaño.
La vida me siguió trayendo lo que “no me pedía”, que
en ocasiones ha sido mucho más importante. Ahora sé que lo importante no es lo
que pides, si no el amor con que te dan lo que recibes.
Siempre hubo niñas “ricas” que sin
esfuerzo obtenían todo lo que yo con mucho esfuerzo jamás lograría. Una vez me
pregunté si esas niñas eran más felices con todo, que yo con apenas nada. Hace
tiempo que sé la respuesta.
No tuve ni tendré esas muñecas preciosas, porque crecí
y las tuve que parir para jugar con ellas. Ni tuve ya de adolescente el
precioso bolso de ante con flecos que se movían. Tuve que conformarme con uno
de plástico, con flecos tiesos y horrorosos que encontré en mis zapatillas con
regusto a bofetada y que aún sigo sintiendo… O quizás ya no.
Aprendí que si dejas de “pedirte” imposibles,
recibirás lo más hermoso: la ilusión por lo logrado.
A lo largo de mi vida, posiblemente en lo material
tuve que conformarme con muñecas de cartón y pelo pintado, que quizás no eran
las más bonitas, pero pude jugar con ellas exactamente igual que con las otras,
o mejor, porque valoraba mucho el esfuerzo que costaba tenerlas, aunque
emocionalmente, en todo, tengo el más hermoso “cochecito de capota”.
Sigo teniendo intactos mis sueños, mis fantasías e
ilusiones, las alegrías que mis reinas magas, mi paje y un niño grande me traen
cada día del año.
Esta noche pondré mis zapatos con ilusión de niña,
esperanza de madre y fantasía de abuela.
Feliz Noche de Reyes a todos. Que su magia en tu
corazón no acabe jamás.
2 comentarios:
Lo que te dejaron esos hipotéticos, malvados y partidistas reyes es tu arte para expresarte con las palabras. Cosa que a las "afortunadas" de muñecas con pelo natural, no les llegó ni les llegará nunca.
Uf, menos mal que nunca (desde que tengo uso de razón) creí en esa ilusión.
Besos y besos
Gracias María. No sabes lo feliz que me hace tu respuesta.
No te hizo falta creer en ilusiones porque juntos sois la mejor de las realidades...
Os quiero chipioneros de mi corazón.
Besos de dos a dos!!!!
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