Apenas
se ha apagado el silencio y la pena por la pérdida de Alfredo Landa, cuando nos
despertamos con otra terrible pérdida, para el mundo del cine, la radio, la televisión,
el teatro…
Constantino Romero nos dejó
para siempre llevándose su maravillosa voz y su eterna sonrisa.
Esa casi irrepetible voz
quedará para siempre registrada en tantos personajes a los que prestó su acento
imprimiendo en ellos un sello propio. Difícilmente podremos volver a ver al
mítico Darth Vader de La Guerra de las
Galaxias con una voz que no sea la suya o escuchar los consejos que Mufasa le
da a su hijo Simba o sostener la mirada penetrante de Clint Eastwood, Roger
Moore, Arnold Schwarzenneger o Sean Connery (entre otros muchos) sin la voz del
señor Romero.
Se apagó su voz para recitar
como sólo él lo hacía, para interpretar, presentar o hacer cualquiera de las múltiples
facetas que llevó a cabo a lo largo de su vida.
Incuestionable voz en Off de
documentales; actor más que de doblaje y Señor de la comunicación.
Se va callado, sin dar que
hablar; aunque esto quizás lo veremos pronto en programacos que proliferan
demasiado en los que despellejan sin compasión al personaje cuando no puede
defenderse y que empañan la buena imagen y el buen nombre del finado; aunque –como
creo que es este caso- nunca diera qué hablar cuando estaba entre nosotros.
Hasta este momento no leí ni
escuché la posible causa de su muerte. No sé si estaba casado, si tenía hijos…
En realidad, ni lo sé ni me importa, porque como siempre, yo admiro al
personaje público, y dejo al privado vivir su vida o –como es el caso- descansar
en Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario