sábado, 14 de noviembre de 2020

LUCES NAVIDEÑAS

 


LUCES NAVIDEÑAS  14-11-2020

 Una vez más el tiempo me da la razón. Afortunada y calladamente me la dio en muchos momentos importantes de mi vida, aunque al dármela, se quedaron en el recodo de mi camino muchos sentimientos a veces dolorosos, otras reconfortantes y siempre liberadores que sirvieron para tranquilidad de mi espíritu ¡que no es poco!

No pude gritar a los cuatro vientos ¡¡y ahora qué!! Para no reabrir viejas y dolorosas heridas.

Mi conciencia, que siempre estuvo tranquila, lo está cada día más y eso me da fuerzas para seguir luchado con ánimo y con el optimismo y la tranquilidad que lo hago en estos duros momentos que todos estamos sufriendo.

¿Que me gustaría publicar datos para que todos me conocierais y conocierais a los otros sin caretas ni máscaras? ¡¡Pues claro!! ¡A quién no! Ver caer públicamente esas caretas que vi caer en privado, llegará. Sólo es cuestión de esperar, aunque para mí, lo importante es lo liberada que me siento, aunque algunos ojos sólo puedan mirarme ahora desde un balcón en el Cielo.

Cómo se sientan los demás con sus negras o irisadas conciencias, es cosa suya y con el color elegido por su destino tendrán que seguir viviendo. El karma como bumerang ya les dio donde tuvo que darles y a mí me dio la razón.  ¿A qué viene esto? Pues en realidad habría que preguntárselo a mi bolígrafo. Me senté a escribir sobre lo que reza en el título y de pronto sin poder parar, sin que mi mano obedeciera a mi voluntad, el bolígrafo rodó por el papel escribiendo lo que mi corazón siente y calla.

Sí, el tiempo me dio la razón en cuanto a mis sentires navideños, al saber que  mi ciudad ya encendió ayer “antes que nadie” esas millones de luces que veremos de día.

Para esto sí hemos sido los primeros… no los primeros en tener más médicos, más sanitarios, en doblegar la curva, en tener más de todo lo que sería importante. No, somos los primeros en inaugurar el encendido Navideño.

Vine a escribir sobre ello y tras el “prólogo”, a ello voy (si mi boli lo tiene a bien).

Muchos años renegué de la Navidad porque mi corazón estaba roto al no poder celebrarla tan feliz y entrañablemente como la hacía desde pequeña.

Había perdido el espíritu Navideño y sólo cuando por primera vez senté a mi mesa a mi nieta Lucía, y después a Irene, la Navidad volvió a cobrar todo su sentido para ésta familia de mi alma.

Cuando a mi mesa faltaron personas que le daban ese sentido, cuando injustamente me quedaba abatida; quienes celebraban “como siempre” me decían que no tenía razón. La Navidad –según ellos- es maravillosa, une a las familias, llena de Paz, alegría, amor… Yo defendía que si en Nochebuena sentaba a la mesa  a las 4 personas maravillosas que sentaba día a día; o cada día era Nochebuena o no lo era nunca.

Yo celebraba el amor, la unión, la alegría, las sorpresas, las risas las carcajadas, 364 días al año, pero en Nochebuena se me obligaba a ser feliz, entonces me sentía desolada. Reía por ellos, fingía que no me importaba… por ellos, por los míos, por los que me aman y adoro, aunque esas Nochebuenas eran torturas para mi alma, precisamente porque además de sentirlo, tenía que luchar contra todos los que no me entendían y me reprochaban la forma de pensar. Hasta me hacían creer que soy un ser horrible y una bruta por no sentir como en éstas fechas toca.

Había que celebrar la Navidad ¡¡por coj… obligación!! Ni por sentimientos, ni por tradición. Entonces, las luces Navideñas me oprimían, los anuncios de familias reunidas me angustiaban y sólo lo remediaban las 4 personas que senté cada día a mi mesa… Y va el tiempo y me da la razón ¡una vez más! Y en plena pandemia lucen las calles como si no pasara nada. Se alumbran las ciudades (la mía con antelación, ya lo dije antes) para activar la economía ¡¡tócate los decibelios!! No para celebrar la llegada del Niño Dios  que nacerá, aunque supuestamente ese era el objeto de tanta celebración ancestral. ¿O no? ¿No era el amor lo que debíamos celebrar? ¿No era la reunión de familias? ¡¡Pues no!! Como siempre dije: ¡¡Era consumismo!! Ese consumismo del que participé porque muchas familias comen de ello y seguiré participando mirando al Cielo para que no me falte su Luz, tanto como me faltó su mirada, su risa, su humor, su presencia, su palabra y su amor piel con piel.

 Ahora, cuando el mundo se apaga, hay que alumbrar las calles ¡¡Sí!! Cuando el mundo se muere, por coj… narices hay que vivir ¡¡Sí!! Pero la Navidad es horrible la primera vez que hay huecos en las mesas y de eso no hablan porque no interesa para salvar la misma economía que lucho por salvar 365 días al año.

Lucho por vivir sonrisas 365 días, porque Navidad no apaga el dolor por las ausencias, al contrario, esos días se hacen verdaderamente un pozo sin fondo en el corazón.

Luces Navideñas ¡¡sí!! Siempre, pero este año con mesura, y lo que sobre del gasto que sirva para llenar los platos de quienes los verán aún más vacíos porque esa noche habrá muchas luces para alumbrarlos y ver la falta de contenido… eso también es buen deseo Navideño ¿no?

 Arriba la economía, pero cuidado, habrá quien no tenga ánimos de celebrar. Ellos notarán cómo los otros miran hacia otro lado cegados por las millones de bombillas superfluas. Aunque como siempre dije: tiempo habrá de iluminar cuando haya qué.

Ya están las luces en las calles ¡¡Bien!! Pero no podré llevar a mis nietas para verlas, porque se encienden cuando el toque de queda me obliga a estar en casa sin ellas.

Celebración Navideña ¡¡Sí se nos permite!! Pero en familia conviviente… Pues nada, a seguir creyendo que la Navidad es para vivir en familia y silenciar que es una fiesta consumista.

Quiero que me devuelvan la Navidad en la que volví a creer ¡¡Sí!! Pero también quiero que me devuelvan la fe, las fiestas de mi pueblo y de todos los pueblos que no las tuvieron. Que me devuelvan el aire puro y la cara descubierta, que me devuelvan la salud, la ilusión del día a día sin temores.

 Este año desafortunadamente, en el mundo habrá demasiados huecos en las mesas y en el alma de demasiadas familias a las que seguramente las luces Navideñas les parecerá un insulto.

Si no tuvimos reuniones, ni fiestas ni esas celebraciones recién citadas ¿Por qué no aplazamos la Navidad para cuando podamos celebrarla con el espíritu que se ha de celebrar?

Consumamos lo que haga falta para que no se hunda la economía, pero cuando es no, es no para todo, no hagamos el idiota.

 Os deseo a todos mis amigos, conocidos, familia, lectores… Toda la felicidad, alegría, emociones, ilusiones, fuerza mental, regalos materiales… Pero sobre todo os deseo mucha vida, mucha salud y que podáis cumplir siempre todos vuestros proyectos.

Ahora sí, anticipadamente, como la iluminación Navideña de mi ciudad:

 FELIZ NAVIDAD MI GENTE QUERIDA

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