11-06-2015
Querido Daniel: Sabía que
desde hace tiempo mantenías esa lucha feroz en la que no hay vencidos porque
todos sabemos que venimos para marchar un día y nuestro destino está escrito
desde el mismo momento en que nacemos, aunque quien escribe nuestra historia no
siempre lo hace de la forma que más nos gustaría para despedirnos de los
nuestros.
Tu familia ya conoce las dos
peores en ti y en tu adorada hija. Ella se fue de forma injusta, inesperada y cruel.
Tú sufriendo demasiado. Ahora los dos estáis juntos para siempre, pero a los
que te han cuidado hasta el último aliento, ahora sólo les queda olvidar los
malos momentos y recordar lo maravilloso que fue poder compartir la vida siendo
parte de vosotros mismos.
La experiencia nos muestra
que el tiempo cura las heridas más profundas y tras estos meses horribles de
acompañarte en la agonía y la despedida final, vas a enviarles fuerzas para
continuar sin ti, felices imaginando que tu hija y tú sois inseparables, que
vuestro abrazo fue tan intenso como esperado y que ahora seréis la luz que
alumbre sus caminos.
Desde aquí todo mi respeto y
condolencias en primer lugar a Tere, Belén y Yoli… A tus nietos, hermanos y
sobrinos con los que me une gran cariño y amistad añeja.
Guardaré en mi corazón los
gratos recuerdos que tengo de ti y tu familia.
Descansa en Paz Daniel junto
a Mari ángeles y tantos como esperaban tu llegada ansiosos por abrazarte.
Cuando veas a mi padre, dile
que le sigo queriendo.
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