El domingo el espectáculo
fue en Madrid en el palacio de congresos y en escena el magnífico quinteto “Les
Luthiers” interpretando “Lutherapia”. Laura y yo felices participando del
espectáculo al que nos llevó Víctor y cuyas entradas nos regaló Irene.
Humor surrealista,
instrumentos surrealistas emitiendo música muy real, diálogos de besugos; de
nuevo a vueltas con Mastropiero, que nos mantuvo pegadas al asiento mullendo
palmas, batiendo gargantas y estirando
mofletes en sempiterna sonrisa.
Una vez más era Madrid el
destino y una vez más el deseo era disfrutar
con humor; y así fue durante las casi
dos horas seguidas de espectáculo, interrumpidas hasta en tres ocasiones por
los efluvios estomacales del espectador que tras nuestro cogote nos hizo
partícipes del suculento queseyó que tomó justo antes de ocupar su asiento.
Seguramente una ración de lo que fuera al ajillo –con mucho ajillo y muy poca
vergüenza- porque soltaba la faja aérea impregnando de apestosa flatulencia el
aire del recinto. Perfume tan desagradable como si hubiera soltado gas
entrepernil que incluso nos hizo protestar en voz lo suficientemente alta como para que nos
oyera y gesto lo tan evidente como para que nos atencionara.
Afortunadamente además de
dejar de hacerlo, sprayó colonia a modo de perdón. Desde aquel momento tuvo la
deferencia de ya que se había comido las sardinas, pincharse él solito con las
espinas.
No obstante “Les Luthiers”
durante dos horas de actuación, nos alegraron la ilusión de verles con sus
diálogos tergiversados, versados y genialmente interpretados.
Gracias a mi niña Irene que
nos dio la gran sorpresa guardando el secreto en complicidad con Cecilia; a
Víctor que nos paseó por Madrid y su dominguero Rastro y nos dejó a la misma
puerta del teatro; y gracias a Laura por aguantar mis carcajadas confundiéndose
con las suyas propias; por sus cómplices miradas recordando rancios tiempos,
añejas risas y momentos irrepetibles.
Recomiendo a quien le guste
el tipo de humor “Luthierano”, que no se pierda en directo alguno de sus
espectáculos. A mí me recomiendo volver en otra ocasión.
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