Sí,
así es, sigo con resaca emocional; con la retina y el corazón llenos de los
momentos vividos ayer tarde-noche.
Degustando
y paladeando cada uno de esos momentos concienzudamente preparados e
intensamente vividos, rodeados de algunos de nuestros mejores amigos; nuestras
hijas e hijos y con Lucía poniendo la nota tierna y dulce con sus infantiles
gracias y bullicio tan tranquilo como inquieto; tan sereno como sólo una
criatura de poco más de dos años puede en medio de 18 adultos que no todos le
eran habituales, y en todo momento estuvo tan cariñosa como si los hubiera visto cada día. Así de encantadora es nuestra
nieta.
Durante varios días nuestras hijas han
ideado detalles que poco a poco tomaban forma ayudadas por mi complicidad para
mantener en Jose una venda de sorpresa que sólo caería en el momento preciso.
Muchos planes, mucho trabajo tan arduo
como ilusionante; días de nervios y mentirijillas que encubrían complicidad para que el homenajeado no sospechara que tal
día a tal hora llegaría el momento; imaginando
la cara de su padre al ver tantas sorpresas como habían preparado única y
exclusivamente para él.
Llegado el gran día, había que hacerle
salir de casa a unas horas exactas; que no saliera más tarde ni llegara antes
de lo previsto. Para ello recibió un telegrama oficial con instrucciones
precisas a cumplir.
Teníamos que salir juntos de casa e ir –previo
tomar café- a la oficina de turismo donde teníamos una visita guiada por
nuestra ciudad que nos ocuparía las dos horas necesarias.
La visita fue interesante y a los dos
nos gustó conocer la historia de los rincones que nos rodean cada día como si
de dos turistas se tratara.
Jose pensó que este era el regalo que
sus hijas le hacían para celebrar su jubilación, en vez de la clásica colonia…
Un mensaje al móvil me confirmaba que
todo estaba listo y teníamos que volver a casa. Dos mensajes más por mi parte,
uno de confirmación y otro desde el ascensor de casa alertaba a todos del
preparados, listos… Jose abrió la puerta sin haber sospechado absolutamente
nada y antes de poder dar la luz del recibidor un multitudinario grito de
¡¡SORPRESAAAAAA!! Sonido de matasuegras y aplausos de nuestros amigos sorprendían
a Jose que veía el salón de casa convertido en caseta de feria: farolillos -traídos directamente desde Sevilla por Irene-
globos, banderitas… las mesas cubiertas con manteles de idéntico color a vasos,
platos y cubiertos; todo ello en el azul y amarillo –incluidos los “matasuegras”-,
los colores del uniforme de correos; en paredes, muebles y cortinas colgaban
grandes fotos de él mismo en algunos de los momentos festivos de nuestros últimos
33 años.
Hasta ese momento misión cumplida: todo
había salido exactamente como lo habíamos previsto; ya sólo quedaba disfrutar
de todo de ello y así fue.
Tras el primer impacto: lágrimas, saludos,
abrazos… Nos sentamos a la mesa y mientras el champán y el vino que trajeron
Paco y Conchi continuaban refrescándose hasta la hora de brindar, empezaron las
sorpresas. Primero una presentación digital “musicada” que Paco y Tere le regalaron con las fotos de la fiesta de
despedida de sus compañeros, y que nos hicieron arrancar nuevamente alguna lágrima.
Enseguida disfrutar de la cena entre
risas y recuerdos de tiempos lejanos y no tan lejanos.
Antes del postre, recibió los emotivos
regalos del resto de invitados: Una graciosa y muy apropiada camiseta, dos
tazas de desayuno no menos graciosas y una foto de juventud enmarcada recibió
de “Cuestas y Nuñez”; una noche de hotel en el que elijamos de entre 285 regalo
de Chete y Loren y después los que las niñas –ayudadas en alguno por David- habían
preparado: Un diploma que acredita su jubilación, un libro de firmas y
dedicatorias con fotos de correos y telégrafos, el álbum de fotos “Los
recuerdos de tu vida” y la tarta con su foto impresa. Todo ello recibido con idéntico
cariño y regado de emocionadas lágrimas antes de degustar la tarta escuchando a
Víctor rasguear su guitarra, y brindar por los maravillosos momentos que a
partir de ahora nos esperan en vacaciones sin fin: Viajando si toca, disfrutando
de amigos y familia haciendo una vida cotidiana sin la presión del trabajo… Una
nueva vida que se abre ante nosotros.
Nos hubiera gustado haber invitado a
mucha más gente pero lógicamente no pudo ser porque mi “palacete” no es tan
grande, por eso las demás celebraciones que aún nos quedan por vivir con el resto de amigos y familia, no serán “sorpresa”
pero sí igual de importantes para nosotros.
Este ha sido un día precioso; todo salió
mejor que lo soñamos, por eso nuevamente mi palabra es “GRACIAS”… A mis hijas
por idear y preparar minuciosamente hasta el mínimo detalle. A nuestros amigos
que no dudaron en cancelar otras citas para no faltar a la nuestra. A mis
yernos, que colaboraron en el montaje y transformación de nuestra casa y luego cámara
de fotos o guitarra en mano, plasmaron y amenizaron el evento. A Lucía por ser
una niña diez y el alma de la fiesta.
A todos por esperar pacientemente hasta
que por fin aparecimos mi marido y yo.
Gracias por vuestra presencia, por
vuestros regalos y detalles y sobre todo gracias por ser y estar.
2 comentarios:
Fue emocionante de principio a fin y entre todos logramos que saliera ¡¡¡¡¡¡¡¡perfecto!!!!!
Solo puedo unirme a ese ¡¡¡¡¡GRACIAS A TODOS POR TODO!!!!!!!
¡¡Qué bonito!! La vida debería estar hecha de cosas como esta para recordar.
Besazos princesa
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