martes, 9 de marzo de 2021

HOY NO ES 8 DE MARZO

HOY NO ES 8 DE MARZO 09-03-2021

 Pues no, no es 8 de Marzo, es un día más en la vida de hombres y mujeres que luchan a diario por no perder lo que ganaron con su sudor y el del que nos precedieron.

Me crié en una sociedad que opinaba que había tanto paro desde que las mujeres trabajan fuera de casa… Afortunadamente ya no se celebra el “Día de la mujer trabajadora”. Se celebra el “Día de la mujer”, aunque las premisas o proclamas, no nos representan a todas las mujeres en demasiadas ocasiones.

 Soy tan mujer como las que ayer se renegaban por no poder manifestarse en medio de la pandemia que nos asola. Que ponían sus ganas de fiesta por encima del temor a llevar a sus casas más que la satisfacción de haber luchado por unos derechos que hace mucho tiempo que ya tenemos, porque la mayoría de esas manifestantes nacieron cuando otras habían… habíamos allanado su camino de rosas.

 El 8 de Marzo parece estar dedicado, no a ensalzar las bondades de las mujeres, si no a desprestigiar las de los hombres, y eso tampoco es justo.

Aunque pienso que si detrás de un gran hombre hay una gran mujer, al lado de una gran mujer, hay un gran hombre ¿Por qué no? También hay excepciones, pero hoy no toca hablar de ello para no mezclar “Días D”.

 No todas las mujeres estudiamos una carrera o nos dedicamos a labores “importantes”. Otras luchamos en otros frentes y ganamos batallas quizás más humildes, y no somos tenidas en cuenta ni por las propias mujeres, ya no de “escalafones” superiores al nuestro; somos incluso ninguneadas por otras de nuestro mismo nivel cultural o guerrero. Si entre nosotras nos discriminamos ¿Qué culpa les podemos echar a los hombres de hacernos lo mismo?

Para que muchas mujeres puedan llevar a cabo sus trabajos, hay otras tantas que arrimamos el hombro por amor y con devoción, aunque en días como el de ayer, parece que no contamos.

¿Alguien levanta su voz por el “Ama de casa”? ¡Ya te digo yo, que no! Ahora os digo ¿Para cuándo un día que celebre o agradezca nuestra lucha?

Y otra pregunta: ¿Cuántas de las mujeres que algún 8 de Marzo salieron a la calle a luchar por lo que, insisto, muchas ya tienen, volvieron a sus casas e hicieron algo para cambiar sus vidas desde el núcleo de sus hogares?

   No digo que no haya hombres que sean maestros en poner zancadillas a las mujeres, pero donde hay un hombre que zancadillea, no siempre hay una mujer que dé patadas verbales en las espinillas.

  Feliz hoy día de tu cumpleaños mí querida abuela Felisa. Hoy, aunque toda la vida te felicitamos ayer y por vete a saber qué, no sabemos por qué figura en tu Fe de nacimiento el día 9 de marzo como el bendito día de tu llegada al mundo en nuestro Alaejos.

Tú, querida abuela, mujer grande en frasco pequeñito, como los mejores perfumes, y que también fuiste niña, que sin poder con el peso, cargabas cántaros de agua desde la fuente a tu casa y cuidabas niños ajenos para que sus adineradas mamás, emplearan su tiempo en aburrirse.

Tú, que jamás trabajaste porque eras una “simple ama de casa”, y el que traía el dinero a casa era el abuelo.

Tú, preciosa ama de casa que parió a sus 6 hijos, y los crio humildemente en tiempos de guerra, muriendo de pena cuando perdiste dos: uno pequeñito y otro de 16 años que llevaste clavados en el alma hasta el último aliento de tu vida.

Tú, mi abuela querida, ama de casa que cocinaba en la lumbre de paja, agachando tus riñones al puchero tanto como un labrador los agacha al trabajar el campo.

Tú, abuela querida que tenías que romper el hielo para poder lavar la ropa en el agua del río, haciéndote sangre en los nudillos de frotar y frotar, para dejar impoluta toda tu colada. Que planchabas con plancha de hierro calentada a la misma lumbre en que cocinabas y que en muchas ocasiones tiznaba tu ropa y tenías que volver a lavarla.

Tú, que fregabas en barreño de zinc con el agua que habías acarreado desde el pozo que tuvieras más cercano.

Tú, que no pisaste un bar más que cuando eras invitada a alguna boda o evento.

Tú, que remendabas ropas a la mortecina luz de una bombilla o una vela, hasta desgastar tus ojos, y ayudar a la economía del sueldo que ganaba el abuelo.

Tú y tantas mujeres de tu generación que nos enseñaron lo que no teníais para que lucháramos por conseguirlo.

Tus hijas empezaron la vida casi con idéntica suerte, criando por mísero sueldo los niños “ricos”, hijos de madres ociosas… Trabajando como criadas de otras tantas mujeres desocupadas, aunque tus hijas al casarse podían cocinar cómodamente, “sin doblar el lomo” en cocinas Bilbaínas, aunque no tuvieran en la casa grifos por el que manara agua, teniendo que acarrearla de la misma forma que lo hacías tú…

La siguiente generación fuimos nosotras, aún más privilegiadas, que tuvimos oportunidad de estudiar -quien quisiera- yo no quise, y dudo si hubiera podido, aunque desde los 14 años trabajé de dependienta para ganarme el pan que comía.

Mi padre trabajaba, mi madre no, era también una “simple ama de casa”, afortunadísima, cuando con el tiempo pudo tener agua corriente en casa e incluso cuarto de baño.

Todas nosotras poco a poco, pusimos piedra a piedra para lograr tener los electrodomésticos que otras inventaron para nosotras.

Las que estudiaron tuvieron otras luchas, otros frentes de batalla, y como en cada lucha, o trabajas, o no llegas, y si no llegas, tampoco es lógico que culpes a otros… y en muchas ocasiones se buscan culpables para no admitir nuestra propia culpa.

 Injusticias hay en todos los trabajos, en todos los ámbitos. Mujeres que fueron pilares importantísimos para la vida de todos nosotros: inventoras, epidemiólogas, investigadoras, actrices, granjeras, conductoras, secretarias,  limpiadoras, escritoras, dependientas, policías, bomberas, doctoras, enfermeras, cocineras, camareras… tantas y tantas profesiones que eligieron con amor y con esfuerzo llevaron a cabo y todos se lo agradecemos… Que tuvieron un ama de casa cerca, y un abuelo, un padre, o un marido… madres de varones, hombres maravillosos que no merecen ser ninguneados.

Ninguna mujer será pisoteada por un hombre, si la mujer que lo educa le dice cómo hay que tratar a otras mujeres que como ella, merecen todo su respeto.

No hace falta gritar para decir lo que sentimos… hay que actuar como debemos. El silencio no da ni quita razones. Las manifestaciones nunca consiguieron hacer nada más que ruido.

Personas buenas y malas las “habremos” en todos los sitios. Excepciones hay –como en todo- en el tema que nos ocupa. Otros temas, otros problemas, otras luchas, otras circunstancias personales, tendrás cabida, como ya decía antes, en otros Días “D”.

 Mujeres de mi vida y del mundo: felices 365 días del año en que nadie nos regalará nada, y algunas seguirán gritando por ganar unos derechos que ya tienen seguramente desde que nacieron.

SI ELLAS NO LO CONSIENTEN, ELLOS NUNCA TOMARÁN ESA SALIDA

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