QUERIDAS
HIJAS DE MI ALMA 09-05-2020
Queridas mis hijas demialma: Acaba de darme un ansión
fuerte de esos incontrolables y como no me queda otro remedio, me tiré al lápiz
y papel y aquí estoy como loca de amor por vosotras. Se ve que el confinamiento me está pillando inspirada. Habrá que aprovechar.
El Coronaporrasfritas ha irrumpido en nuestras vidas para poner
patas arriba todos nuestros planes, todos nuestros sueños y nuestra vida
tranquila y reordenada. A día de hoy (un día menos sin duda) lo único seguro es
que durante mucho, mucho tiempo, el mundo no volverá a ser como lo hemos
conocido hasta ahora.
Últimamente lo digo mucho: ¡¡Cómo íbamos a dar!! ¡¡Cómo imaginar
que el pulso se nos detendría de esta forma tan brutal!! Nos creíamos
invencibles y nos ha vencido un invisible muchachito, al que ni una patada
podemos darle porque ha sido él quien nos las está dando de pleno.
Interminables días de confinamiento llevamos y nos sigue
pareciendo una broma de mal gusto que nos ha gastado el destino. ¿De verdad nos
está pasando esto? Y hasta nos da por pensar: ¿Alguna vez pudimos salir de casa
con normalidad o aquello era irreal y lo real siempre fue como es ahora?
Nos invaden sentimientos que nunca tuvimos, sobretodo el miedo.
Miedo al futuro, miedo a que nos pase algo a alguno de nosotros.
No tenemos prisa porque esto acabe, pensando que cuanto más
tardemos en salir, lo haremos con más garantías. Prisa no, ganas muchas, ganas
de poder volver a vivir como antes, sin que nos falte nada de lo que teníamos,
y sobre todo, sin que nos falte nadie. Vernos, abrazarnos y sentir la sensación
de que todos hemos soñado la misma horrible pesadilla.
Durante el confinamiento hemos celebrado días especiales y nos las
hemos arreglado para estar juntos y celebrarlo cada uno en nuestras casas.
Varios cumpleaños, día de padre, aniversario de bodas… besos
virtuales, regalos cibernéticos y palpables… y sobretodo (por lo que me toca), fue
muy emotivo el día de la madre que me hicisteis sentir como la mejor del mundo,
pero como yo no lo sería sin vosotras,
vengo a daros las gracias. No sé si soy la mejor madre, sé que vosotras sois
las mejores hijas. Las que están a mi lado en cada momento. Con las que puedo
contar desde lo más grande a lo mínimo que me ocurra. Sois quienes me hacen ser
como soy y luchar contra todo con la sola intención de veros sonreír y
sobretodo veros felices.
Mis dos pequeñas por ser “servicios esenciales” estáis trabajando
en primera línea de peligro. Llegáis a casa cansadas seguramente más que por el
trabajo en sí -que también- por la tensión de tener que hacerlo en las
circunstancias que lo hacéis.
Saltando todos los miedos que esta puñetera pandemia nos da a
todos, vosotras reinas de mi alma, llegáis a casa a desinfectaros por dentro y
por fuera para poder convivir en familia. Os quitáis la carita de pena, el
temor y la preocupación para entrar
sonriendo o alborozadas como las loquitas alegres que siempre fuisteis. Todo
con tal de que no se os note la angustia de volver acompañadas por ese maldito
bicho que nos trastocó la vida. El terror a hacernos ese regalito, lo dejáis en
el felpudo hasta el día siguiente. No me cabe duda.
Mis tres divinas campeonas. Sí, tres, porque mi Laura de mi alma,
teletrabajando en casa no es tan sencillo como pudiera parecer. Cierto que está
menos expuesta al regalito, pero a su lado está su amor corriendo riesgos en su
trabajo.
Mi preciosa Laura, que tiene un mérito infinito soportar muchas
horas a solas la presión, el temor, la angustia y la lucha por vencer sus
propios miedos y “fobias-condríacas”, mostrando siempre sonrisas y su añorado
humor “Laura, Laura” que nos hace llorar de la mejor forma que hay que hacerlo:
de risa. Nuestra Laura detallista, a la que siempre acudimos por sus geniales
ideas para hacer regalos y sorpresas preciosas. Mis tres tesoros ¡¡Imposible no
adoraros enteritas!!
Me siento muy orgullosa de los tres seres humanos divinos que
parí. Lo único verdaderamente mío y sin embargo libres de ser vosotras mismas.
Mis preciosas reinas, vuestro mundo individual, gira a contrapelo,
se le rompió la cuerda al juguete y no sabemos en qué momento se le acabará la
pila del desastre para que podamos volver a ponerle la batería que lo haga
funcionar con sentido común. Con el común sentido que hemos conocido siempre.
Con sus defectos, con sus virtudes, pero que nos devuelvan intacto nuestro
querido mundo. Ya hemos aprendido la lección sobre lo que hay que hacer para
cuidar la naturaleza ¿O no?
Ya vendrán tiempos mejores, ya llegará la libertad, los besos, los
abrazos, la vida normal… Mientras tanto, vamos a seguir y aguantar lo que nos
echen. Además no nos queda otra.
Mi Cecilia es la más suertuda, puede disfrutar de nuestros dos
amores divinos, mientras nosotros seguimos esperando el día de poder
hacerlo. ¡¡Pobrecicas!! ¡¡Qué palizón de
amor les espera, con el que guardamos contenido (o confinado que es palabra más
de moda)!!
Ya, ya sé que Cecilia dirá que a veces se hace muy cuesta arriba,
pelean, se ponen tozudas, pero ¡¡son niñas!! ¡¡Qué van a hacer las queridas!! Y
es en esos momentos, cuando mi reina ya no puedes más, cuando te sientes
impotente y te salen los nervios contenidos por el sitio que menos justo es que
salgan. Te sientes culpable porque no lo merecen, no en la medida que sacaste
tu genio, pero hija de mi alma, tampoco tú mereces el agotamiento físico y
mental que sufres veinticuatro horas al día de guardia y ahí estás al pie del
cañón, querida mía. No te exijas más, no es justo. Perfecto no es ningún humano
y tú estás al borde de serlo.
Eres ahora una mami divina encerrada en los mismos miedos que
todos tenemos, pero además debes ocultarlos mucho más que todos nosotros para
que nuestras reinitas no sientan temor alguno y se sientan protegidas y felices
al lado de sus papis, como si no pasara nada. Padres con derecho a cansaros y
ni eso podéis hacer.
Siempre digo muero de amor por mis hijas y nietas. Ahora no me
atrevo ni a decirlo de esa forma, porque sé que es mentira. No muero, sobretodo
porque no me consentiría haceros sufrir, ni aunque el motivo fuera de amor. Por
eso desde hace tiempo digo: “me ánsio viva de amor” o “me vuelvo
loca de amor”… porque así puedo justificar mejor mi locura, mi desesperación
por las ganas de teneros cerca, y la locura por evadirme para que mi locura no
necesite tratamiento médico, que ya suficiente tienen ahora mismo con lo que
tienen.
Mis divinos amores. Nunca en mi vida imaginé que viviríamos algo
así. Que podría soportar no veros, no abrazaron ni besaros durante tantos días
a Laura y Cecilia, Lucía e Irene chiquitina. Y que aun teniendo a mi lado a tía
Irene, aguantaría sin abrazarla cuando
la veo llegar angustiada, o cuando las dos nos morimos de ganas de acurrucarnos
y no lo hacemos por la precaución que debemos mantener.
No se me ocurre pedir al viento, ni suplicar imposibles cuando nada
podría solucionar al hacerlo. No quiero enfadarme o revelarme por esta locura
porque me quitaría energía para soportarla. Simplemente respiro, y cumpliendo
con mi deber, espero que pase muriéndome de ganas por que acabe la pesadilla.
Ya dije que no tengo prisa, simplemente quiero que cuando acabe, estemos todos
y estemos bien.
Mis brazos pueden esperar todo el tiempo que haga falta. Sé que
los vuestros también y seguiremos con nuestra lucha particular de permanecer
unidos y que la vida siga como antes de que este parón nos aplastara el alma.
Os adoro. Me quedo sin palabras para deciros todo lo que siento,
todo lo que haría para que ni el aire os roce y lastime.
Cuando podamos volver a juntarnos, celebraremos la vida,
celebraremos que acabó y no volverá la pesadilla que estamos sufriendo y
vuestras sonrisas serán de nuevo mi aire para respirar y el bálsamo para curar las heridas que tengo por no poder estar a
vuestro lado tanto como quiero y en la forma sueño.
OS ADORA:
Mami… Abuelita
No hay comentarios:
Publicar un comentario