CADENAS EN LOS MUROS
11-01-2018
Últimamente
tengo demasiadas cosas que me preocupan y como ya he dicho que de
política no hablo ni escribo, lo haré de esto otro: Si supiera que
poner un corazón en mi muro; poner una foto con mensaje obligando a compartir lo que
a otro se le ocurre que vale para más que alimentar su propio ego al poder decir:
“Mira
todos los tontos que creen en las bobadas que yo digo”.
Si supiera
que por “No romper una cadena” alguien enfermo iba a curarse por arte de
magia; no habría cizalla con la que romperla. Mucho peor aún es cuando esas
cadenas anuncian desgracias para quien las rompe. Sólo por eso las
rompo y os aseguro que nunca sufrí en mis carnes esas
desgracias que anuncian por romperlas. De supersticiosos se alimenta el mundo
de los descerebrados.
La mayoría
de estas absurdas cadenas me parecen una memez, que ni se sabe quien las
empieza, ni se sabe por qué muchos creen en ellas y no se cortan de raíz.
Como no
creo que por cumplir con esas absurdeces se cure nada ni que
tengan tanto poder mal o bienhechor, de siempre me he propuesto no colaborar en
ello porque cada vez proliferan más y más. De verdad, valoro mucho mí tiempo,
tanto como el vuestro, como para perderlo.
Sin
acritud, acogiéndome al mismo derecho de quienes deciden seguir el
juego, decidí no seguirlo.
Tampoco me
gusta contestar –y si lo hago es por una cortesía que aquí quiero dejar claro
que nunca
más- Son ese otro tipo de “regalos” que llegan por Facebook, Whatsapp o
“privados”, en forma de ramos de flores, corazones o frases más o menos edulcoradas,
que te dicen: “Te envío esto par que sepas que me acuerdo de ti”. O “Te envío
esto porque creo que eres la mejor persona”… Y siempre terminan con un “Envía
esto a 20 personas y si piensas que yo también lo soy, espero el mío”.
¡Habrá
cosa más tonta que esto! Yo pienso que no, por eso, sin acritud, acogiéndome al
mismo derecho de quienes deciden seguir el juego, decidí no seguirlo.
He decidido
mirar
los muros que me interesan –como hasta ahora hice- y sentir lástima de mi misma si me pierdo
algo interesante de otros muros de amigos o conocidos que me visitan y por lo que sea, se me escapan
porque Facebook no me avisa de las novedades y publicaciones curiosas, buenas o
de mi agrado.
Las redes
sociales tienen cosas buenas y otras no tanto; lo mismo que supimos
diferenciar lo dulce de lo amargo, tendremos que saber diferenciar lo que
es bueno de lo que es nocivo en las redes y fuera de ellas.
Os doy las
gracias siempre a quienes me visitáis y dejáis huella en mis publicaciones,
aunque sea un “Me gusta” o una carita de enfado o pena si fuera el caso…
Gracias por la cantidad de corazones que la mayoría de veces dejáis en mis
publicaciones; incluso millones de gracias a los que compartís
lo que publico porque pensáis que merece la pena. A los que leéis
y después dejáis esos dibujitos de “Me
gusta”, porque cuando tras la foto hay texto, enviar “una
carita” sólo por el título, pienso que tampoco tiene mucho sentido. Es
como alabar
o criticar una foto mirando el reverso.
Seguiremos
siendo amigos y visitantes, aunque rompamos cadenas que no
sirven para nada ¡¡Ojala fuera tan fácil arreglar el mundo!!
Un saludo y
gracias desde lo más profundo de mi corazón para lo que leísteis con
atención este mensaje también hasta el final.
Si decidís
compartirlo y hacer de él una cadena, perfecto. Ojala
consigamos romper todas las que nos atan y no contribuir a que continúen las
que empiezan sin lógica y se reenvían por aburrimiento.
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