AMANECER DEL 29 DE ABRIL DEL 2015 |
Este año para el mundo no ha
sido demasiado novedoso. Le siguen aquejando las mismas aberraciones heredadas
de sus predecesores.
Para cada uno de nosotros es
momento de hacer balance, de lo bueno, lo malo, o lo que dejó huella para bien
o para mal del presente, esperando ilusionados (o no) que el venidero no sea
peor que el que dejamos atrás.
De pronto nos damos cuenta
que aquellos buenos (o malos) propósitos que nos hicimos para comenzar los 365
días que teníamos por delante, ya no nos queda tiempo para realizarlos y una
vez más los arrastramos al que está por llegar, para seguramente tampoco
llevarlos a cabo.
Parece que se nos va la vida
en las uvas, y no, todo seguirá como tenga que seguir. Sin faltar eso sí, los
buenos deseos que intercambiamos en muchas ocasiones con tanta apatía, que
mejor sería no darlos. Os aseguro que sólo felicito a quien quiero, yo por
cumplir, no doy ni los buenos días.
Particularmente mi balance
vuelve a ser positivo, aunque quizás en eso tenga mucho que ver mis ganas de
olvidar lo negativo; de mirar mi vaso medio lleno, y sentir que quien se va
porque quiere, no le echo de menos porque no me da la gana; y quien pasó de puntillas,
no dejó huella porque una piña fuimos para borrarla.
La vida, que te da sorpresas
buenas que agradeces, no tan buenas que sufres y otras que simplemente te
importan menos que un puñado de viento.
Hubieron malos ratos al
acompañar a buenos amigos en el dolor de una pérdida irreparable e injusta como
siempre es la despedida a un ser querido.
Las primeras vacaciones con
el Imserso me hicieron acercar a la tercera edad, y el regreso a Ibiza con mis
niñas me trajo recuerdos añejos y vivencias nuevas. Compartir la felicidad de mi
cuata en la preciosa boda sorpresa; la alegría de una amiga al cumplir 60 años
y verse rodeada de amigos que no esperaba; el nacimiento de los sobrino nietos
de otra gran amiga; la buena nueva en una pareja muy querida que espera su segundo
hijo; la doblemente buena nueva de otra pareja también muy querida que espera a
sus dos primeros hijos para fechas próximas…
Aunque estoy segura que lo más
importante de este 2015 siempre será el día 29 de Abril con la venida al mundo
de mi nieta Irene que llegó rodeada de amor y de momentos inolvidables.
Todos esos momentos los disfruté
con la intensidad que mi corazón de madre y abuela me pedía.
Vivir al lado de Cecilia
desde el primer instante de su embarazo hasta su entrada en el paritorio; ver a
mis tres hijas adorándose y compartiendo esos meses de dulce espera. Compartir
también de su mano, el ver antes de nacer a la niña preciosa que venía y saber
el nombre que Lucía había elegido para ella; Escuchar junto a Laura e Irene el
llanto de la pequeñita nada más nacer, ver que todo había salido bien, y que
además de sanita la niña es preciosa… el olor de su piel, sus gestos, las
primeras horas a su lado pendientes de su sueño… Aunque si he de quedarme con
un instante especial, fue ver llegar a Lucía a conocer a su hermanita recién
nacida. ¡¡Cuánto amor!! ¡¡Qué bonito momento!! Nunca podré olvidar esas imágenes
de felicidad e ilusión.
Recordaré el verano intensamente
compartido, cuajado de sorpresas con quienes amo; la oportunidad de ver crecer día
a día a mis nietas y la felicidad que supone disfrutar sus logros durante más
de tres meses casi ininterrumpidamente.
Poner en las andas a mis dos
amores, el bautizo de la pequeña, ver actuar a mi preciosa “reina leona”…
Muchas más cosas que alargarían demasiado esta carta de felicitación y que
prefiero guardar para mí.
Así pasó este 2015 y así
llegará el 2016 que nos encontrará un año más viejos.
Ojala todo el mundo al que
aprecio pudiera ver cumplidos sus deseos, pero como sabemos que eso es
imposible, simplemente desearos un feliz año, un feliz cada uno de los días de
vuestra vida a todos los que quiero o aprecio; a todos los que me quieren o
aprecian y a todos los que habéis leído hasta el final esta carta y de alguna
forma habéis sentido que pensaba en vosotros al escribirla para desearos lo
mejor.
Mis ilusiones y esperanzas
no se las pido al año nuevo, se les pido al destino que espero no haya escrito
para mí con borrones de tinta.
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2 comentarios:
Que ya no estoy en blogger...ofú
Nada me gustaría más que tú formaras parte de mis años venideros
Gracias por estar siempre ahí.
Ah y espero que lo de no estar en blogger no afecte a nuestras comunicaciones.
Un abrazo y feliz año para ti y los tuyos...
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