A duras penas pudimos
convencer al abuelo, y el miércoles, más corto que perezoso, venciendo su
timidez, se embutió el uniforme de cartero y cargando la valija de recuerdos y
cartas para los niños, allá que fue, llevando también un panel que atesora con
pequeño retazos de su vida de cartero para darles a los niños una emotiva clase
teórica de cómo es y sobretodo como era el trabajo de un cartero.
Los niños ya le esperaban
atentos sentaditos en asamblea y recibieron al abuelito de Lucía ilusionados y
expectantes.
Le hacían preguntas y se
mostraban interesados en todo lo que escuchaban o exponían lo que ya sabían de
todo lo que su maestra les ha enseñado. Ellos al ver el panel reconocieron el
emblema de Correos; ahora también saben que ese emblema es una “Cornamusa”,
trompetilla que utilizaban los carteros cuando no había buzones en las casas y
al toque salían las gentes para recibir sus cartas.
Casi a punto de terminar la
charla, el cartero abuelito entregó a cada niño un sobre con una felicitación
Navideña y un sello, que contentos fueron pegando en el lugar correspondiente. La
carta contenía también una chocolatina, que les hizo aún más felices si cabe.
Una foto de grupo con el
cartero abuelo, cerró la emocionante clase para estos pequeños que alborozados
contaban en sus casas la visita que habían tenido en el cole.
Lucía estuvo feliz
compartiendo a su abuelito con todos sus amiguitos, y el abuelo feliz de
habernos hecho caso.
Espero que mi nueva nieta
Irene, pueda dentro de cuatro años disfrutar con esa misma ilusión que hoy vivió su
hermana Lucía.
1 comentario:
Fue muy bonito la verdad, aunque nos costó convencerle!!!
Besitos guapa!!
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