20-04-2014
Domingo
y fiestas de guardar, ¿ir a misa o al vermú? Esta es una pregunta que me hago
muy a menudo, aunque la respuesta creo que es demasiado obvia.
Desde que tengo memoria, las
gentes se arreglan con las mejores ropas y hasta joyerío que tienen para ir a
misa… ¿A Misa o a lucir “los majos”?
No es crítica, es reflexión,
porque vestir con mínimo decoro para asistir a la Casa del Señor, es lo lógico
y decente.
Me consta que hay muchos ministros
de Dios que emplean su vida en “menos predicar y mucho más dar trigo”. Me
consta también que hay inmensa gente con fe verdadera y vida sin mácula, pero a
estos no va dirigida mi “verborrea” de ociosa con afición a escribir lo que
siente.
Si fuera sólo acudir a Misa
a cumplir con los mandamientos de la ley de Dios, no importaría el ropaje, y
mucho menos la duración de la liturgia.
De qué sirve ir con
recogimiento a escuchar lo que el cura de turno tenga a bien soltar en el
púlpito, si en vez de hacerle pizca de caso al sermón, te pasas el rato mirando
al reloj pensando: “cómo se está enrollando de mala manera el plasta este”, impaciente
calculando cuánto tarda en decir “palabra de Dios”. Que en vez de contestar “Te
alabamos Señor”, muchos gritarían a pleno pulmón “¡¡Ya era hora!!”.
Si eres mísero (de misa),
debería encandilarte el orador con su palabrería incontenible y al salir sólo
tendrías ganas de hacer el bien a los contemporáneos que te rodean, en vez de
salir malhumorado por lo mucho que tarda en proclamar la Palabra de Dios “el
pesado” del sacerdote.
Por otra parte también me
pregunto si algunos curas son tan inocentitos que no saben lo que piensan sus
feligreses, o si aun sabiéndolo, lo hacen más adrede para alimentar su ego de
“Hago lo que quiero porque no hay güevos de decirme lo contrario”.
Entiendo que entre los que
asisten a Misa tiene que haber de todo: buenos, malos, regulares y ni fu ni fa pero
si he de creer en una religión verdadera, la católica es la que más podría
acercarse puesto que en ella fui bautizada por mis padres, aunque me gustaría
creer que es una religión que sana el alma y robustece el cuerpo, sin maquillaje, sin mentira, sin
ostentaciones, sin alharaca, que da a Dios lo que es de Dios, que quien la
sigue lo hace con verdadero amor a Dios, y después de escuchar con amor su
palabra, regresa al hogar pleno de felicidad, de tranquilidad y haciendo el
bien, nunca rogar con un mazo en la mano y cuanto más duro pegue mejor.
O Misa o vermú, porque
asistir a ella y cabrearte por la duración de la oratoria, te quita puntos y
hace que la Misa no sirva para nada.
De lo contrario, si tú
opinas que la eucaristía no debería durar más de media hora, pues no aguantes
las dos horas y media del Domingo de Ramos, vete de la iglesia a los treinta minutos que computa más.
Si al sacerdote le hacéis
pensar que os gusta lo que dice, dure lo que dure; si no le hacéis saber que es
un pelma insoportable, no os quejéis.
Si por el contrario, se lo
decís y no os hace caso, porque ahí manda él con sus sotanas, pues tenéis tres
opciones, o aguantar religiosa y cristianamente lo que tenga a bien soltaros… Saliros
en cuanto empiece el tostón (perdón, el sermón), o simplemente quedar con los
amigos a tal hora en tal bar para tomar el vermú, lucir la ropa nueva y marchar
a casa desprovistos de pecado, porque renegar de lo que dura la misa por lo
plasta que es el cura, es pecado y de los gordos.
3 comentarios:
Esto es muy habitual, mucho.
A mi me recuerda esto unas palabras del llamado San Pablo:
"Más sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.
Teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder". 2 Timoteo 3:1, 5.
Como siempre, das en el clavo.
Besos
Gracias por tu comentario Rosama, como siempre tan cariñoso.
Un abrazo
No esperaba menos maría jajajajaja
Tomaremos juntas uno algún día??
Besazos
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