EL DOMINGO PARA FAMILIA… NO A LA APERTURA DEL COMERCIO EN DOMINGO
Así
reza en muchos escaparates y así opino y opinaré.
Llevo más
de treinta y seis años ejerciendo como “consumidora” pero sigo teniendo el alma
de la
dependienta que fui y que trabajaba “incluso” los sábados por la tarde,
cuando la mayoría de los trabajadores habían conseguido también el sábado libre
enterito.
La
llegada de las grandes superficies (Simago, Galerías Preciados) cambiaron las cosas irremediablemente.
Luché
a brazo partido por esas pocas horas de sábado que –a mí entender- discriminaban a los comerciantes con respecto
al resto de trabajadores excluyendo la restauración (bares y restaurantes) y
lugares de ocio que “toda la vida de dios” se han sustentado con llenos precisamente
durante los festivos, sábados y domingos… y los puentes que van a desaparecer
bajo el agua que cada vez nos va llegando más al cuello.
Un sábado
por la tarde de entonces -y un domingo de ahora-, no llenará la caja. La gente
sale a fisgar y no gastan un duro porque no lo tienen. Un jefe puede tomarse
algún rato libre porque para eso está su empleado que sin costo ni coste
trabajará porque “estas son lentejas”.
Estoy
en huelga de domingos caídos. ¿De veras es necesario lucrarnos del descanso del
trabajador de comercio para satisfacer ansias de salir de casa a tocar los
cojones al dependiente; que no de compras?
Al público
cuanto más le das más pide y si a alguien se le ocurre que hay que tener
abierto un comercio las 24 horas del día, exigirán que se abra aunque nunca
vayan a gastar sus dineros más que –como mucho- a las horas “lógicas”.
Si se
abre el comercio en domingo apoyo que se abra todo lo demás y trabajen a pleno
rendimiento las fábricas, organismos oficiales, ayuntamientos, bancos… O
jugamos todos o rompemos la baraja.
Si puedo
ir a comprar medias a la tiendecita de mi barrio, puedo querer ir a firmar un
papel en el ayuntamiento o a hacerle perder el tiempo a un banquero tanto como
ellos se lo hacen perder a un dependiente de comercio; que además de trabajar más
horas, verá mermado su sueldo, su libertad y su salud, porque la ley no dice más
trabajo más salario, sino todo lo contrario... Y si no es eso lo que dice la
ley, sí es lo que aplica el jefe.
Si un
dependiente no puede descansar, por lógica, que no descanse ni Dios ¡Ah sí! Dios
descansará porque nadie –que lo desee- tendrá tiempo de ir a misa.
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