No quisiera estar en el pellejo ni de los dolientes, ni de quien fue testigo del accidente y trató sin exito de avisarla, ni de quien desafortunada e involuntariamente causo el atropello.
Quizás ha sido una inocente imprudencia el desencadenante de semejante tragedia, aunque nadie pudiera impedirlo, porque así estaba escrito en la última página del libro de la vida de Milagros.
Las trágicas circunstancias que han dado paso a tan terrible desenlace, son puras coincidencias que inevitablemente van a estar sujetas a especulaciones, dimes y diretes.
Lo único cierto es que Milagros perdió absurdamente la vida sin que nada pudiera hacerse para evitarlo, tan sólo porque a su caprichoso destino se le antojó escribir así el final de su historia.
Descanse en Paz Milagros y resignación para su hermana Andrea y Fermín, su viudo que han quedado con un desconsuelo que les va a ser difícil superar porque los tres eran uno solo y ahora solamente quedan dos.
2 comentarios:
Perdón por lo que voy a decir,creo que esto se podia evitar puesto que ya sabian que ese coche estaba mal de el freno de mano, y para colmo de males va la tia y lo deja cuesta abajo y arrancado, pero esque en que cabeza cabe, es una imprudencia temeraria con consecuencia de muerte,y ahora tendrá que dar cuentas a la justicia.
Gracias María y Conchi; todo el pueblo estamos consternados por lo que ha pasado.
Es evidente que las imprevisiones de algunos terminan siendo causa de terribles accidentes como el sufrido por Milagros, que sin tener culpa, pagó con su vida dejando desolados a su hermana y a su esposo.
También es evidente que no hubo intencionalidad de daño, fue una fatal imprudencia.
Ellas eran dos hermanas que se adoraban, sin hijos, iban juntas a todos los sitios. Siempre hablando, tranquilas, felices y en muchísimas ocasiones acompañadas también por Fermín, el ahora viudo.
Son una familia muy querida en el pueblo y se va a hacer raro no ver a Milagros con ellos.
Todo lo demás, de momento son especulaciones; un cúmulo de presuntos errores que han destrozado a dos familias, porque como decía al empezar mi crónica: “No quisiera yo estar en el pellejo de la conductora”.
Imagino que estará por demostrar si sabía o no, que los frenos presuntamente estaban mal, o la fatalidad hizo que no pusiera el freno de mano o que este fallara justo cuando el vehículo estaba sin nadie al volante, con el motor parado, y aparcado al borde de una pronunciada pendiente por la que se deslizó.
Eso y tantas cosas de las que ahora se habla, son eso, especulaciones que tendrán que ser oficialmente demostradas y penadas según la ley ordene.
Lo único cierto es que ha ocurrido algo terrible que acabó con la vida de una persona inocente dejando –como decía- dos familias que nunca más volverán a ser lo mismo.
Un beso y gracias por vuestros comentarios.
Marisa
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