miércoles, 25 de marzo de 2009

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS DE ADOLESCENTE CAPITULO QUINTO

Continúa el relato y en esta ocasión la foto es del costurero que mi abuela Felisa bordó de niña cuando era alumna de la escuela de Alaejos.


Otra compañera de clase era “La enchufada” o “empollona” Conchita Martínez de envidiables notas e inteligencia, con cara llena de lunares muy gruesos.

Mª Teresa Pérez, una muchachita no demasiado alta con complejo de gordita que vivía en el barrio San Pedro Regalado.

Yolanda Pérez Merino, que después resultó ser la hija de Goyo,  escaparatista de la tienda donde trabajé desde mis 14 hasta los 20 años.

Mariluz, una niña no demasiado alta que vivía en “los torreones” de 25 años de Paz.

Mª Victoria Arias de la que tan sólo recuerdo el nombre.

Fátima Yagüe, que se relacionaba muy poco con el resto de la clase quizás por timidez, que vivía en el barrio España y que junto con su hermano contrajeron las “Fiebres tifoideas” que les mantuvo varios meses fuera de las clases en reposo hasta su total recuperación.

Mª Luisa Pérez Rodríguez, que también vivía en el barrio muy cerca del instituto. Por entonces tuvo la desgracia de perder a su madre en un accidente de automóvil.

Olga Mena Capellán, nacida en mi pueblo –nieta de la “señá” Adelaida; la del “buen vidriau”-.
Vivía también en la Calle de Las Moradas, justo enfrente de Chus.
Tenía una larguísima melena negra como el azabache y reía a borbotones cualquier ocurrencia que tuviéramos.
Aunque Olga estaba en un curso superior al nuestro, por ser paisanas de pueblo y de barrio siempre hacíamos el camino juntas. Ella también tomaba clases particulares con Doña Isabel.

Otra muchacha de la que creí haber olvidado el nombre, pero no la anécdota que conté mil veces, era Cándida Losada, que tuvo un monumental despiste en un examen de la asignatura hoy erradicada –gracias a la extinción del régimen- “Formación del Espíritu Nacional” que “familiarmente” denominábamos “política”. No recuerdo que hubiera libro para esta asignatura que consistía básicamente en la enseñanza y aprendizaje de la vida de José Antonio Primo de Rivera y de Francisco Franco Bahamonde y sus “Gloriosas” hazañas.
Por supuesto había que aprender datos tan “importantes” como su fecha de nacimiento, el comienzo y fin de la guerra civil, de lo estupendo de la vida tras la guerra gracias a Franco... en fin, “verdades como puños” que aprendimos sin saber que bajo ellas existía una cruel dictadura que aun duró mucho tiempo.

La pregunta en aquel examen era –mas o menos- ¿Cuándo nació Franco? y la respuesta... “El 4 de Diciembre del mes de Mayo”.
La profesora cuyo nombre y mote olvidé -Angelita recuerda que se llama Merche- era una mujer mayor, delgada, con el pelo casi blanco y a la que en los casi 3 años que asistí a clases jamás vi sonreír ni una sola vez seguramente por tener la misma vida sexual que “La Cabezas” es decir; nula.

La sargento frustrado hizo levantar a Cándida y leyó en voz alta la respuesta ridiculizando a la tímida muchacha delante del resto de las alumnas que aquel día ocupábamos el aula.
Esta “amable” profesora a la que sólo faltaba un látigo para parecer aun más siniestra, además de “Política”, impartía también gimnasia.

El ridículo uniforme que nos obligaban a vestir, para hacer gimnasia lo cambiábamos por unas playeras blancas y pantalón azul marino de espuma que tenía una goma en los bajos para que se nos sujetara al pie. La parte de arriba era la misma blusa blanca y chaqueta azul.

La profesora no debía tener obligación de vestir ropa deportiva, ella enseñaba las piernas de panza de conejo y las horribles y huesudas rodillas bajo su falda. Los zapatos planos y tan poco femeninos como su cara y el resto de su cuerpo.

Me gustaría recordar el mote de aquel ser, supongo que humano, que nos enseñaba “política” y gimnasia con gesto huraño y malhumorado.

Los ejercicios físicos consistían en hacer el pino –que nunca logré- hacer volteretas sobre una colchoneta y aguantar 10 segundos con la punta de los dedos de las manos, tocando el suelo delante de los dedos de nuestros pies.

Esta especie de mujer, tenía un método para calcular los 10 segundos. Consistía en repetir monótona y lentamente... uno uno, dos dos, tres tres, cuatro cuatro, cinco cinco.
Así, una por una todas las niñas debíamos pasar ante ella y repetir el ejercicio.

Cuando el tiempo lo permitía, salíamos a una cancha en la parte trasera del gimnasio y puestas en fila, intentábamos encestar. Jamás colé un solo balón dentro del aro de baloncesto pero siempre aprobé las dos asignaturas.

La profesora de Geografía e historia, se llamaba Isabel Iglesias. Era joven pero su pelo muy corto estaba ya repleto de canas.
Llevaba gafas casi siempre a la mitad de la nariz.
Tampoco aprobé “Geo”, tan solo el ultimo año, cuando ya estaba trabajando, esta profesora me hizo el favor de hacerme el examen en su casa en vez de en el instituto. Por tal favor le regalé una cajita de bombones y me aprobó con un 5. ¡¡Benditos bombones!!... demasiado tardíos.

Algún día Chus me dirá en que forma se rompió una pierna. Durante unos días tuvo que guardar reposo antes de que pudieran escayolársela.
Maribel y yo pasábamos todo el tiempo que podíamos acompañándola en el “lecho del dolor”.
Recuerdo una tarde de domingo que la pasamos jugando en su cuarto mientras ella permanecía en cama. Más de una vez nos olvidamos que ella tenía mal su pie y caímos sobre el provocando un grito en la pobre enferma.
Otra cosa que no olvido de aquella tarde es que me la pasé peinando la alfombras de “dacha” rosa que reposaba a los pies de la cama.

Cuando al fin pudieron escayolar aquella pierna, Chus corría más que nosotras y hacía los mismos ejercicios que antes de tener el incidente.

Una mañana al terminar las clases, Maribel, ella y yo gastamos más tiempo que de costumbre en recoger nuestras cosas para salir del instituto y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos encerradas. Nadie se percató de nuestra presencia cuando cerraron las puertas del centro.
Lejos de atemorizarnos, nos dio por reír, pero había que salir de allí o se enterarían en casa y no estábamos dispuestas a recibir ninguna bronca.
Mirando qué hacer decidimos saltar por la ventana de los aseos. Gracias que estaban en el piso bajo, aunque para evitar –supongo- ladrones, no estaba demasiado cerca del suelo.
Aun me parece que estoy viendo a Chus con la pierna escayolada encaramándose a la ventana y saltando a la calle con su abrigo semi-largo de espiga gris y negro con un pliegue y abertura atrás. Milagro que no se rompió la escayola o la otra pierna.
Menos mal que nadie responsable del instituto se enteró nunca que la ventana abierta la dejamos las tres “prófugas”.


YA QUEDA MENOS PERO CONTINUARÁ...

3 comentarios:

MARISA dijo...

¡¡¡hola wapa!! tengo que ponerme al día con tus entradas...tiene muy buena pinta todos estos recuerdos...los leeré con detenimiento para ir comentandotelos.

Me gustan mucho todas estas historias, por eso les quiero dedicar tiempo y prometo que lo haré, pero quería hacer acto de presencia por aqui para que no pienses que te he abandonado....jejeje, y para nada!!!

Ya sabes como son los quehaceres diarios a mi edad, espero tener más tiempo a medida que pasen los años, pero ahora me es difícil, con tantas cosas a mi cargo,jejeje

Sigue escribiendo, por favor, sabes que admiro tu forma de hacerlo y me tendrás por aqui cada vez que pueda.

BESITOSSSSSSSSSS

Marisa dijo...

Muchas gracias por tu visita.
Sí, te echaba de menos, siempre es grato contar contigo... también en los comentarios, aunque no fueran tan halagüeños; que nadie piense que no acepto críticas constructivas.

Dale besitos a Darío.

Un abrazo enorme.


Marisa

Marisa dijo...

Gracias Maria, hago lo mismo con tu Blog en este instante.
Y sí, ciertamente Yuyu es un "cautivón", mucho más grande por dentro que por fuera...¡¡que ya es decir!!

Bienvenida y bienhallada. Si tú me lo permites te visitaré a menudo.

Marisa

BIENVENIDOS...

... A este Blog creado para difundir noticias e historias de mi pueblo. Espero que encontréis aquí lo que andabais buscando. Si no es así y creéis que puedo ayudaros a conseguirlo, dejad la pregunta en un comentario, y a la mayor brevedad será atendido. Gracias por venir.