22 al 26 septiembre 2015
-02-10-2015-
13.10 horas del martes 22 de
septiembre de 2015: Hace un rato que el avión plegó el tren de aterrizaje y
vuelo rumbo al mismo destino que tomé hace 38 años, 4 meses y 13 días:
¡¡Ibiza!! Esta vez no soy una recién casada en viaje de luna de miel con 20
añitos y una nueva vida por comenzar ilusionada, enamorada y feliz.
En esta ocasión no me
acompaña (porque no le gusta viajar) mi entonces recién estrenado marido; vuelo
en compañía de mis dos grandiosos amores: mis hijas mayor y pequeña, pero me
llevo en el alma a mi niña mediana que no ha podido acompañarnos en este viaje
de “chicas” por tener que cumplir con la gratísima tarea de cuidar a mis dos adoradas
nietas.
Voy con la ilusión de
cumplir un viejo sueño, una promesa hasta hoy incumplida de volver al mismo
lugar donde fui feliz por primera vez sin la maroma que en mi juventud fueron
los lazos paterno-maternales.
Esta vez con 38 años más,
muchos kilos, experiencia y vida sobre mis huesos, vuelvo a la Pitiusa tan
feliz e ilusionada como entonces… o más.
Una vez más la hucha que me
trae es la de Irene que pensaba viajar con Laura y decidieron que yo merecía
este gran regalo. Verlas sentadas a mi lado me llena de energía y quiero disfrutar
intensamente los días programados transmitiendo a Cecilia todas las sensaciones
que vivamos para que ella esté con nosotras en todo momento.
Con los pies en la tierra
Ibicenca, el tiempo voló.
Recorrimos muchos de los
lugares que antaño también fotografié y ahora me traigo nuevas fotos e intensos
recuerdos. Maravillosas vistas, calas preciosas, puestas de sol impresionantes,
paisajes verdes dorados por el sol del atardecer, muchas risas, mucha felicidad
compartida y mucha mucha ilusión de volver a atrapar con mis niñas momentos inolvidables.
Queridas hijas: gracias una
y mil veces más por estas inesperadas y felices vacaciones colofón de un verano
mágico y especialmente compartido… Os adoro vidas de mi vida. Sin vosotras, mis
nietas, mis niños… sin la familia que mi
santo marido y yo comenzamos en Ibiza, no merecería tanto la pena respirar.
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