Querido Félix: Te fuiste y ahora ya sabes lo que hay después. Estoy
segura que mi padre salió a recibirte y ahora volveréis a compartir charletas y
buenos ratos.
Aunque evidentemente el amor de un padre es único, tú me quisiste como
si realmente lo fueras y bromeabas diciendo que eras mi padre adoptivo, así me
querías y así te quise. En muchos aspectos fuiste un ejemplo para mí y así te
lo hice saber en multitud de ocasiones y aunque te empeñabas en decirme
“adorable exagerada”, me hacías sentir importante y me decías que por mi forma
de ser llegaría muy lejos; que nada se
me pondría por delante a la hora de defender la verdad, aunque las verdades
duelen.
La maldita enfermedad te arrebató de nuestro lado en muy poco tiempo.
Cuando dio la cara ya era demasiado tarde para ponerle remedio pero has sido
valiente hasta el final; sin quejarte y sin dejar de sonreír.
Has sido ejemplo de amor hacia los tuyos que ya han recibido una
herencia no declarada en notaría de incalculable valor. Herencia que me dejaste
en exacta medida a la de ellos y que ahora en agradecimiento procuraré
disfrutar y revalorizar para que no se pierdan tus ilusiones.
Tu recuerdo me dará fuerzas para defender siempre mis ideales como tú
lo hacías y seré la mejor madre y abuela para que continúes estando orgulloso
de mí. Seguiré escribiendo lo que pienso y siento le pese a quien le pese,
porque así lo aprendí con tu ejemplo y porque así conseguimos y seguiremos
consiguiendo lo que pretendimos.
Ahora seré la mano que escriba lo que me dictes. No me temblará el
pulso al hacerlo. Publicaré cada día una nueva carta y nuestro proyecto
continuará tan vivo como siempre.
Querido Félix, una vez más te digo que te quiero. Te envío muchos
abrazos para que se los des de parte mía a mi padre.
Intentaré ser tan buena persona como los dos habéis sido, aunque será
difícil de superar la cantidad de amigos que de corazón te lloran. Difícil
igualar tu tesón para afrontar la vida y la muerte. Prueba de ello ha sido tu
carta de despedida.
Te fuiste callado, rodeado de todos los tuyos: de los que más amaste y
te amarán siempre.
Te quedaste dormido sonriendo dulcemente con la paz que da tener la
conciencia tranquila; el saber que hiciste en la vida lo mejor que supiste y
pudiste.
Tu querida madre te esperaba con los brazos abiertos para acurrucarte
en su pecho como tanto ansió y ansiaste. Tu padre te recibió con un fuerte
abrazo y un ¡Bien muchacho! ¡Supiste ser un gran hombre!
Tu cuerpo desvalido en los últimos días, ahora será como tú quieres
que sea; apariencia joven y robusta de hombre que quiso comerse el mundo y lo
consiguió.
Seguirás para siempre siendo ejemplo de cornito; defensor del terruño
que te vio nacer. Amante de la vida: hasta el último momento quisiste aprender
con el ánimo de enseñar.
Abuelo que mereció un Oscar al mejor de todos, otorgado por tus nietos
que hoy no pueden creer que ya no estás.
Para tus hijos has sido el mejor padre y desde hoy la estrella que
brilla con más fuerza de todas las que inundan el firmamento limpio e inigualable
de Cornón. Tu Cornón.
Serás el guardián del Campo Grande y el charro más apuesto de todo
México.
Cada vez que vea amanecer pensaré en ti, en tu franca sonrisa;
escucharé tu voz llamándome gritoncita ricachona y te diré mi querido
gruñoncete, que aquí te seguimos queriendo y sintiendo que nunca nos
abandonarás. Seguirás por siempre vivo en nuestros corazones.
Si pudiera elegir la forma de abandonar este mundo quiero que sea como
tú los has hecho… Viejita nonagenaria, con la mente lúcida, sin dolor, sin
deudas pendientes y en mi casa,
rodeada del amor de los míos.
No olvides que te veré junto a mi padre. Ahora a los dos os miraré en
forma de estrella cada noche para desearos con todo mi amor:
Dulces sueños.
1 comentario:
Muchas gracias María. Se nos ha ido en muy poco tiempo.
Muchas gracias guapa. Espero que tu estés mejor. Ya hablaremos
Publicar un comentario