13-08-2012
También puede
ser bonito un frasco de veneno y si lo tomas te mata.
Creí conocer un
poco a personas con las que me relacioné con
más o menos familiaridad y de pronto ocurre algo inesperado y me llevo uno
de los mayores desengaños de mi vida. Se
me cayó la venda y me doy cuenta que mientras no se demuestre lo contrario, no
podré confiar en la honestidad de esas personas nunca más. Se me cayó el mito roto
en mil pedazos.
Me siento
engañada en mi confianza, y hasta imbécil por haber dado amistad a quien nunca
la apreció; y además estoy segura que jamás tendrá la valentía de mirarme a los
ojos y jurarme por la memoria de la persona a la que mas haya querido; toda la
verdad de lo que hace, por qué lo hace y qué beneficio le mueve a llevarse los
atragantos que se está llevando; que simplemente por amistad –por inmensa que
sea- dudo se hagan.
No todo en
esta vida es dinero, maldito y puto dinero que envilece a quien lo tiene y
corrompe a quien lo huele y se adueña de la voluntad de un pobre inepto
adinerado, falto –por voluntad propia- de verdadero afecto y amor familiar y
que al hacerse mayor por fin se ve necesitado de cariño y confía ciegamente en
quien seguramente no cumplirá sus verdaderos designios; porque hasta donde sé, él
pidió a su amigo que fuera nexo de unión entre las dos familias, cuando en
verdad está haciendo absolutamente todo lo contrario, poniéndose de una parte y
desoyendo a la otra. Así jamás puede haber unión ni entendimiento.
También en
esta vida existe la amistad auténtica, el amor en mayúsculas que regalas a
quienes te rodean; el cariño sincero, el aprecio… y hasta la indiferencia hacia
quienes hacen caso omiso a esos sentimientos honrados y dignos, y te juzgan
injustamente tachándote de lo que ni fuiste, ni eres ni serás.
Entonces tomas
la decisión de apartarte de esas personas, y para bien o para mal, levantas un
muro entre ellos y tú; cuanto más alto mejor, aunque ese muro no impide que la
sangre te corra por las venas y les desees lo mejor en la vida.
Cuando ese
deseo no puede cumplirse y les pasan cosas menos buenas o realmente malas,
sientes que tu presencia continúa siendo tan innecesaria como lo fue siempre.
Decides mantenerte al margen y callas
hasta que se te revuelven las tripas al ver las injusticias que van ocurriendo a
su alrededor.
Si desde
pequeña sólo recibí de ellos –en el
mejor de los casos- desprecios e indiferencia, ahora me toca hacer lo que hago
con la conciencia absolutamente tranquila; cosa que no creo puedan decir muchos
de los que lloran para ser vistos y hacen alarde de un cariño que escatimaron
durante años y han mostrado en el ultimo momento a sabiendas –presuntamente-
que sus desvelos iban a ser bien remunerados al contar con el beneplácito de
quien dice tener todo el poder para hacer y deshacer a su antojo; sin darse
cuenta que si el hecho ha ocurrido tal y como ellos mismos han dicho raya la
ilegalidad; aun sin saber jamás el verdadero monto; ni aunque lo haya hecho parapetado
tras el estandarte de cumplir una voluntad que no me creo.
No creo que
verdaderamente el finado haya dejado dicho que se haga lo que se está –o no se
está- haciendo.
Aparentemente
ha sido un matrimonio muy unido; él cuidó de ella hasta sus últimas fuerzas…
pero este será otro tema a tratar en otro momento.
Aun así
no me creo que él deseara ver salir a su mujer de la casa que la vio nacer en
la forma que ordenaron –al borde de la exigencia- que saliera.
Quién sabe si
él está guiando mi mano para a través de ella
mostrar su disconformidad con lo que está viendo... hasta que él mismo pueda hacérselo saber con su presencia.
De los dos ahora
queda ella, esa otra mitad, la más fastidiosa por haber sido su vida un cúmulo
de impertinencias y carácter desabrido; y por ya no tener voluntad ni para
controlar sus propios esfínteres.
A ella se le
escatima hasta el aire que respira por quienes se encargaron que a él no le
faltara el mas ostentoso de los funerales sin querer pensar que los cimientos
de la fortuna llegaron precisamente gracias a
ella y lo heredado por ella.
Nunca diré que
él no trabajara –que lo hizo- pero al matrimonio sólo aportó un traje de
jornalero labrador; mientras que ella aportó un negocio, casa y algunas tierras
–pequeñas, pero las heredó- gracias a que alguien muy cercano a mí renunció a
todo ello y se lo regaló a este matrimonio; así como suena. Pero ese es otro
tema lo suficientemente claro para ser entendido; y suficientemente antiguo
como para que se haya olvidado por quienes ni les va ni les viene; o por
quienes cierran los ojos a saberlo porque ahora “eso ya no importa”.
Para todos
ellos es más importante proclamar que todo lo bueno era él y todo lo malo ella;
obviando que si hubo altas rentas, fue –además de por el trabajo de los dos y
la posterior herencia también recibida por él-, por las buenas inversiones de ella y que –dicho
por su entorno más cercano, no por mí- él
no supo continuar cuando la mente de ella dejó de poder hacerlo.
Nadie sabe cuánto
me gustaría saber cuantos y hasta que profundidad están inmersos en este tema.
Saber la verdad desnuda sin tanto tejemaneje y oscuridad.
A quienes literalmente
se ocupan de ella, les tachan de mal encarados e interesados; de poner trabas cuando
lo único que buscan es la verdad que tanto tratan de ocultar los otros.
También se les
reprocha ser una familia poco unida,
cuando se sabe, que ésta, es una familia atípica, con unión entre quienes
llevan idénticos apellidos. Además, esta pareja debería haber sido el nexo
entre sobrinos y si jamás fue así, ahora que no se culpe a los demás y cada uno
mire hacia adentro de si mismo y busque la propia perfección en sus familias, antes
de pretender que las de los demás sean perfectas.
Para quienes
se ocupan de ella, no es el maldito dinero lo que importa; importa que mientras
ella viva, no le falte de nada, por culpa de la mala gestión del fallecido o
sus consejeros.
Como mínimo,
eran legalmente dueños al 50% de los bienes que al parecer se han ido como agua
en una cesta desde que ella perdió el control de su mente y por consiguiente el
de las finanzas.
Quien la
conociera, aunque sólo fuera un poco, se daría perfecta cuenta que de haber
estado mentalmente sana, difícilmente hubiera consentido en legar fuera de
testamento lo que al parecer –presuntamente- se ha entregado de forma que la
ley no daría el visto bueno.
Hasta el
momento es lo único que puedo opinar; el día que pueda abiertamente decir más,
con datos fehacientes, no tendré inconveniente en decirlo para que no haya falsos
dimes y diretes; con la verdad por delante; la conciencia limpia, tal y como la
sigo teniendo desde hace 55 años y sobretodo dejando muy claro que no vivo
esperando nada de nadie; -mucho menos de quienes siempre supe que no me
querían-. Hasta ahora todo lo que tengo lo hemos ganado trabajando honradamente
mi marido y yo. Nadie me regaló nada, ni
viví esperando que alguien se muera para heredarlo.
Si después de
lo leído hasta aquí, alguien no entiende esta carta, precisamente porque no estoy
moviendo un dedo para “echar una mano”, es que no sabe los motivos que me
empujan; y seguramente no le interesa saberlos. Está escrita para que nadie
ponga en mi boca palabras que no he dicho, ni me atribuyan unos malos
sentimientos que no tengo.
Repito que doy
cariño a quien me lo da y desea recibirlo de mí, e indiferencia a quien de esa
forma actúa conmigo. No me parece justo darlo cuando al otro le hace falta y no
puede valerse por si mismo. El cariño hay que ganárselo durante toda la vida;
no cuando ya es demasiado tarde.
Si esta pareja
no abrió su corazón a ese cariño; si han vivido egoístamente por y para ellos,
rodeados de si mismos, porque hasta el aire amigable les molestaba; si han vivido
creyendo que todo el que se les acercaba era de forma egoísta; -buscando su
puto dinero- porque eran tan rácanos que pensaban que todo el mundo lo era; pues ¡hágase su voluntad! Pero la de los dos
cuando podían pensar y actuar por sí mismos, no la de uno sólo presuntamente
mal aconsejado por vete a saber cuántos.
Siendo ricos
vivieron sin riquezas y al uno al morir lo enterraron con el más majestuoso de
los arcones; elegido sin mirar precio ni modelo, a la orden de: ¡¡El más caro
que tengas!! Por la misma persona que pocos días antes afirmaba no saber si el
sofá de la pareja era cómodo o incómodo dando a entender claramente lo poco o
nada que visitaba la casa de su pariente… y arcón que ha sido pagado por quien
lo ocupa… ¡¡Así también alardeo yo!! Con el dinero de otro no me importaría
gritar:¡¡“El
más caro que tengas, que era muy bueno y se lo merecía todo!!
Oiga,
pues haberle rodeado de cariño y compañía en vida y durante años, no sólo al
final, cuando ya “la tajada” está al caer.
Estas personas
quizás han intentando demostrar delante de todo el mundo un cariño que tampoco
supieron dar unos o recibir otros; ahora
lo justo es que a la otra mitad de la pareja se le trate con igual “rimbombancia”
y que pueda vivir en la mejor de las residencias; cuidada por los profesionales
que la darán todas las atenciones que precise puesto que patrimonio tiene –o
debería tener- para ello.
Cariño no le
faltará proveniente de quienes hasta ahora se están ocupando de ella, por ser las únicas personas a las
que los dos mostraron a su forma y aceptaron, el único cariño, verdadero y
desinteresado. O por quien cristianamente se ve en la obligación de hacerlo.
Evidentemente,
la familia de él, a ella ni ha ido a verla, ni se les espera; aunque no hayan
tenido escrúpulos en recibir un dinero cuya mitad la pertenecía legalmente.
Si alguien oye
el rumor de que hay problemas con “la herencia”, sabed que hasta el día de hoy,
esos problemas no han venido por parte de la familia de ella.
4 comentarios:
ANo conocía el blog, enhorabuena por la narración de tus textos, la verdad que da gusto leerlos.
Ahora bien gusta más leerlos cuando alguien escribe de forma objetiva. Y con cierta credibilidad, demostrando lo que insinúa.
Lamentablemente no es el caso.
Toda una carta llena de presuntamente, cuando tenga datos lo diré, no creo que....
En mi humilde opinión pienso que lo mejor sería tener los datos y luego ya si eso opinar.
Hasta entonces, a esto se le llama difamar.
En este texto la Autora recoge y exhibe aquello de lo que primeramente se queja, de los dimes y diretes. Pues bien este “texto” es eso, un cumulo de dimes y diretes.
Acaso ha escuchado la Autora, leído o visto en primera persona algún acto de esos sobre los que opina?
Si lleva tanto tiempo apartada como dice, me temo que no, por lo que será que lo ha oído, se lo han dicho, o lo supone...
Hay una verdad importante, el pueblo es muy pequeño y nos conocemos todos, y todos en el pueblo conocían al matrimonio y a la familia de ambos.
Que cada uno juzgue como crea conveniente, eso sí, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, en este “texto” ya se han tirado varias, no nos quejemos después si nos llueve alguna…
Para ser "anónimo" pareces estar muy al tanto de donde estoy, lo que leo o lo que me cuentan ¿Tú si estabas; o también te ha informado alguien?
Hola Autora,
Lamentablemente yo no estaba presente en ninguno de los actos que supuestamente según tu narración han ocurrido (si es que han ocurrido) y por ello no lo juzgo.
Como bien predicas en tu blog no hay que hacer mucho caso a quien habla de oídas, y por lo que dices en tu texto te encuentras desde hace bastantes años lejos del matrimonio.
¿Cómo es posible entonces que conozcas tan de cerca lo que el difunto o su enajenada esposa decidieron para el final de sus días? ¿Te lo dijeron en primera persona antes de despreciarte como dices en tu narración?
Me parece de mal gusto y fuera de lugar el comentario:
"Quién sabe si él está guiando mi mano para a través de ella mostrar su disconformidad con lo que está viendo... hasta que él mismo pueda hacérselo saber con su presencia."
Imagino que no te gustaría que yo escribiera que “Quizás tu difunto padre revolviéndose al ver semejante falta de respeto es el que me guía la mano para escribirte esta respuesta…
De peor gusto si cabe es el comentario:
“los que lloran para ser vistos y hacen alarde de un cariño que escatimaron durante años y han mostrado en el último momento a sabiendas –presuntamente- que sus desvelos iban a ser bien remunerados al contar con el beneplácito de quien dice tener todo el poder para hacer y deshacer a su antojo”
Antes de escribir algo así y publicarlo hay que pensarlo mucho y estar muy seguro de lo que se hace. ¿Cómo desde la distancia que dices haber mantenido conoces el cariño dado o recibido de esa familia?
Hay que ser muy valiente para opinar a la ligera sobre temas tan delicados.
Si sabes que se ha producido un delito el sitio de denunciarlo es el juzgado, si tan segura estas como dices denúncialo y así nos informarás a todos de una forma veraz.
Como bien dices todo al final sale a la luz, no es necesario ningún panfleto difamatorio para que cada uno se forme una opinión al respecto de una situación a la que a muchos imagino no importará y a otros a modo de cuchicheo utilizarán para tener tema de conversación unos días.
Este texto es más propio de Tele 5 que del historial leído en tu blog.
Gracias por la publicación del anterior comentario y espero que en breve vuelvas a los textos dignos de ser leídos y que sin este resbalón un nombre te estaban haciendo.
Con este comentario tu mismo te has retratado. Si verdaderamente no has estado presente, estás haciendo lo mismo que reprochas de mi texto: opinar de “oídas”; con la diferencia que yo lo escribo con nombre y apellidos y tú escondido cobardemente tras un “anónimo”.
Para ser un texto tan poco digno de leerse, te lo has empapado muy bien; aunque luego libremente interpretas lo que te da la gana.
Jamás mi padre guiaría tu mano para que ofendieras su memoria y el honor de su querida hija.
Si realmente quieres volver a opinar en este espacio, sobre este o cualquier otro tema; si quieres que tus comentarios sean dignos de ser tenidos en cuenta; te ruego que lo hagas valientemente, con tu nombre y no escudado ni en anónimo ni es seudónimo.
Soy la moderadora de mi Blog y desde este momento no daré pábulo ni entrada a ningún comentario –sea a favor o en contra de mis relatos- a nadie que como tú, no dé la cara al escribirlos.
Muchas gracias de antemano.
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