Entre otras muchas noticias del día, puede que hoy el mundo esté pendiente de que: “¡Pobre de mí, ya se han acabao las fiestas de San Fermín!”, y que al hacer balance de los encierros de este 2009, además de multitud de contusionados de mayor o menor gravedad, han dejado un fallecido: Daniel Jimeno Romero, cuya muerte hemos visto hasta la saciedad y para el que ahora sus amigos y familiares piden en su pueblo una calle a su nombre para perpetuar el recuerdo de este experimentado corredor de encierros, elevando al muchacho a la categoría casi de héroe por estar disfrutando en el lugar que deseaba, y tuvo la mala suerte de tropezar con un pitón que le segó el cuello y la vida y con ella las ilusiones de su novia y allegados y las de sus padres; personas de arraigada tradición pamplonica y “encierrera”, que proclaman ante las cámaras de televisión con envidiable entereza, ¡que siga la fiesta! Mientras las principales cadenas españolas se jactan de conseguir en exclusiva las declaraciones en directo, o por vía telefónica, del padre, la novia y algún que otro amigo.
Desde aquí deseo pronta mejoría a los heridos; que sus lesiones no les dejen secuelas importantes para que ellos también puedan gritar ¡que siga la fiesta! Y yo levantarme a las 7 de la mañana del 7 al 14 de julio para disfrutar de ella sin pringarme la ropa, destrozarme el cuerpo y romperme la crisma delante de un toro.
Es posible que el mundo hoy esté conmocionado por el error humano de una enfermera profesional y cualificada que administró a un bebé prematuro la comida por vía intravenosa en lugar de hacerlo por la sonda nasogástrica, provocando el fallecimiento de Rayan, nacido in extremis horas antes de la expiración de su joven mamá, a consecuencia de la antes denominada “gripe porcina”, luego gripe “A” y ahora gripe “AH1N1”; la primera victima mortal en España (que no española), circunstancia que hizo famosa la muerte de la madre y el nacimiento y posterior óbito de su bebé, y circunstancia por tanto que debido a esa “popularidad”, hace ahora que el luctuoso y lamentable suceso, adquiera mayor relevancia, si cabe, que cualquiera de los miles de errores médicos tan imperdonables como este, que cuestan la vida y la salud de ciudadanos anónimos, que por serlo, no merecen la pública rueda de prensa del director del centro admitiendo responsabilidades, ni merecen que ningún rey del país de origen del damnificado, ofrezca un avión para repatriar el cadáver, ni que el padre del finado roto de dolor y casi sin darse cuenta de lo que dice, aproveche tanta relevancia para exigir unas responsabilidades que de antemano le han sido ofrecidas.
Es posible que el mundo hoy esté conmocionado por el error humano de una enfermera profesional y cualificada que administró a un bebé prematuro la comida por vía intravenosa en lugar de hacerlo por la sonda nasogástrica, provocando el fallecimiento de Rayan, nacido in extremis horas antes de la expiración de su joven mamá, a consecuencia de la antes denominada “gripe porcina”, luego gripe “A” y ahora gripe “AH1N1”; la primera victima mortal en España (que no española), circunstancia que hizo famosa la muerte de la madre y el nacimiento y posterior óbito de su bebé, y circunstancia por tanto que debido a esa “popularidad”, hace ahora que el luctuoso y lamentable suceso, adquiera mayor relevancia, si cabe, que cualquiera de los miles de errores médicos tan imperdonables como este, que cuestan la vida y la salud de ciudadanos anónimos, que por serlo, no merecen la pública rueda de prensa del director del centro admitiendo responsabilidades, ni merecen que ningún rey del país de origen del damnificado, ofrezca un avión para repatriar el cadáver, ni que el padre del finado roto de dolor y casi sin darse cuenta de lo que dice, aproveche tanta relevancia para exigir unas responsabilidades que de antemano le han sido ofrecidas.
Ojala esa responsabilidad recaiga sobre los verdaderos culpables porque a nadie beneficia que corten cabezas de turco si no se ponen soluciones para que jamás pasen cosas similares.
También hoy el mundo está pendiente de la muerte de Carmen Bousada, famosa en 2006 por embarazarse siendo ya una mujer sexagenaria, que viajó a Los Ángeles para ser sometida a un tratamiento de fertilidad y que posteriormente reconoció haber mentido al decir su edad, -cosa que no siempre es delito- pero en este caso lo fue, ya que el límite legal para este tipo de tratamientos es de 55 años y ella, que tenía la menopausia más añeja que el tocino del jamón de la cerdita Peggy, contaba 67 en el momento de concebir a sus gemelos, Pau y Christian, nacidos de la ilusión y quizás de la inconsciencia, puesto que aunque nadie tenemos la seguridad de vivir lo suficiente para ver crecer a nuestros hijos cuando decidimos tenerlos, lo cierto es que ella tenía muchas papeletas de dejar a sus pequeñines huérfanos de anciana madre soltera, ya que Carmen no pudo, a una edad lógica, hacer realidad su anhelo de ser madre, inmersa en el cuidado de la propia que muriera cumplidos los 101 años y quizás Carmen –digo- contaba con llegar a la misma edad de su longeva progenitora y le quedarían al menos 40 años para cuidar y educar a sus vástagos, de los que tan sólo ha podido disfrutar poco más de dos años.
También hoy el mundo está pendiente de la muerte de Carmen Bousada, famosa en 2006 por embarazarse siendo ya una mujer sexagenaria, que viajó a Los Ángeles para ser sometida a un tratamiento de fertilidad y que posteriormente reconoció haber mentido al decir su edad, -cosa que no siempre es delito- pero en este caso lo fue, ya que el límite legal para este tipo de tratamientos es de 55 años y ella, que tenía la menopausia más añeja que el tocino del jamón de la cerdita Peggy, contaba 67 en el momento de concebir a sus gemelos, Pau y Christian, nacidos de la ilusión y quizás de la inconsciencia, puesto que aunque nadie tenemos la seguridad de vivir lo suficiente para ver crecer a nuestros hijos cuando decidimos tenerlos, lo cierto es que ella tenía muchas papeletas de dejar a sus pequeñines huérfanos de anciana madre soltera, ya que Carmen no pudo, a una edad lógica, hacer realidad su anhelo de ser madre, inmersa en el cuidado de la propia que muriera cumplidos los 101 años y quizás Carmen –digo- contaba con llegar a la misma edad de su longeva progenitora y le quedarían al menos 40 años para cuidar y educar a sus vástagos, de los que tan sólo ha podido disfrutar poco más de dos años.
Cuando los ecos de la noticia se apaguen, los mellizos seguirán creciendo anónimamente. Les deseo una vida plena y feliz, que reciban mucho amor; todo el que su madre quiso y no pudo darles.
Noticia era el hallazgo del cadáver de una joven que salió a alta mar a divertirse con sus amigos en una moto acuática, sufriendo un desafortunado accidente que acabó con su diversión, con su vida y la felicidad de amigos y familiares que van a llorarla eternamente, y quien sabe si también pedirán una calle a su nombre para inmortalizar su recuerdo, porque al igual que Daniel, ha muerto haciendo algo que seguramente la apasionaba.
Noticia era el hallazgo del cadáver de una joven que salió a alta mar a divertirse con sus amigos en una moto acuática, sufriendo un desafortunado accidente que acabó con su diversión, con su vida y la felicidad de amigos y familiares que van a llorarla eternamente, y quien sabe si también pedirán una calle a su nombre para inmortalizar su recuerdo, porque al igual que Daniel, ha muerto haciendo algo que seguramente la apasionaba.
Descanse en Paz.
Tampoco ha dejado de ser hoy noticia, de la que llevan nutriéndose los programas desde hace varias jornadas, la desaparición –aun no se sabe si por asesinato, negligencia o accidente- del rey del Pop Michael Jackson, al que ni muerto dejan descansar porque con su muerte nació la leyenda y para alimentar esa leyenda, han corrido y seguirán corriendo ríos de espesa tinta que engordarán el morbo creado alrededor del artista que en vida fue admirado por su arte y por la forma única y muy imitada –no siempre con acierto- de bailar y cantar de este personaje vilipendiado y masacrado hasta el punto de acusarle de abominables hechos que una vez muerto han afirmado que jamas ocurrieron, para poder ensalzarlo sin pudor y adorarlo como un mito, justo cuando él, no podía ya alcanzar la felicidad que buscó durante toda su vida de sentirse querido como persona.
Tampoco ha dejado de ser hoy noticia, de la que llevan nutriéndose los programas desde hace varias jornadas, la desaparición –aun no se sabe si por asesinato, negligencia o accidente- del rey del Pop Michael Jackson, al que ni muerto dejan descansar porque con su muerte nació la leyenda y para alimentar esa leyenda, han corrido y seguirán corriendo ríos de espesa tinta que engordarán el morbo creado alrededor del artista que en vida fue admirado por su arte y por la forma única y muy imitada –no siempre con acierto- de bailar y cantar de este personaje vilipendiado y masacrado hasta el punto de acusarle de abominables hechos que una vez muerto han afirmado que jamas ocurrieron, para poder ensalzarlo sin pudor y adorarlo como un mito, justo cuando él, no podía ya alcanzar la felicidad que buscó durante toda su vida de sentirse querido como persona.
Se llevó sus secretos y amarguras a la tumba. Ahora de todo lo que se publique sobre su vida y muerte, sacarán tajada los carroñeros, del legado musical de este ¡pobre niño rico! Podremos sacar tajada los que deseemos escucharlo.
A pesar de tantas informaciones luctuosas, sobre las que evidentemente tengo mi propia opinión, y no la daré porque no me apetece engordar aun más esta crónica, lo que verdaderamente me ha impactado porque me afecta personalmente, ha sido la noticia encontrada en el periódico local “El Norte de Castilla”, en una de cuyas páginas aparece reseña del deterioro gravísimo de la torre y el interior de la iglesia de Santa María de mi amado Alaejos.
Hace unos días fueron algunos cascotes los que cayeron al paso precisamente de mi padre cuando acudía al centro médico, y que milagrosamente no sufrió ni un rasguño, pero podríamos estar lamentando -además de daños irreparables en los viandantes-, daños no sólo en la torre, o el interior de la iglesia, también en las valiosísimas imágenes, tallas, pinturas y retablos que en ella se encierran e incluso también daños en los fieles que diariamente acuden a Santa María, para cumplir con los preceptos de escuchar misa, el Rosario, la novena, los oficios, comuniones, bodas, bautizos y sobre todo los masificados entierros, funerales, cabos de año y cuanto acto religioso se celebre en ella, por ser la única que actualmente abre sus puertas al culto, puesto que nuestra otra joya,: “San Pedro”, -tan maravillosa como la mencionada Santa María-, se encuentra en obra de restauración y acondicionamiento tras el arreglo de su tejado hace ya algunos meses, para que luzca tan espléndida como siempre debieron lucir las dos.
Si estas iglesias en lugar de estar situadas en un pueblecito y ser las herederas millonarias del legado de Teresa Villanueva, que otorgó sus bienes, para remediar sus males; fueran las vecinas pobres de lugar más afortunado, seguirían tan bien conservadas como cuando fueron levantadas entre los siglos XVI y XVII.
De todas estas noticias que he mencionado, lo próximo será ir cumpliendo aniversarios y de ello se hablará en caso de ocurrir sucesos similares que volverán a la actualidad las informaciones de hoy para ponerlas como ejemplo.
A pesar de tantas informaciones luctuosas, sobre las que evidentemente tengo mi propia opinión, y no la daré porque no me apetece engordar aun más esta crónica, lo que verdaderamente me ha impactado porque me afecta personalmente, ha sido la noticia encontrada en el periódico local “El Norte de Castilla”, en una de cuyas páginas aparece reseña del deterioro gravísimo de la torre y el interior de la iglesia de Santa María de mi amado Alaejos.
Hace unos días fueron algunos cascotes los que cayeron al paso precisamente de mi padre cuando acudía al centro médico, y que milagrosamente no sufrió ni un rasguño, pero podríamos estar lamentando -además de daños irreparables en los viandantes-, daños no sólo en la torre, o el interior de la iglesia, también en las valiosísimas imágenes, tallas, pinturas y retablos que en ella se encierran e incluso también daños en los fieles que diariamente acuden a Santa María, para cumplir con los preceptos de escuchar misa, el Rosario, la novena, los oficios, comuniones, bodas, bautizos y sobre todo los masificados entierros, funerales, cabos de año y cuanto acto religioso se celebre en ella, por ser la única que actualmente abre sus puertas al culto, puesto que nuestra otra joya,: “San Pedro”, -tan maravillosa como la mencionada Santa María-, se encuentra en obra de restauración y acondicionamiento tras el arreglo de su tejado hace ya algunos meses, para que luzca tan espléndida como siempre debieron lucir las dos.
Si estas iglesias en lugar de estar situadas en un pueblecito y ser las herederas millonarias del legado de Teresa Villanueva, que otorgó sus bienes, para remediar sus males; fueran las vecinas pobres de lugar más afortunado, seguirían tan bien conservadas como cuando fueron levantadas entre los siglos XVI y XVII.
De todas estas noticias que he mencionado, lo próximo será ir cumpliendo aniversarios y de ello se hablará en caso de ocurrir sucesos similares que volverán a la actualidad las informaciones de hoy para ponerlas como ejemplo.
Lo que no quisiera es que el derrumbe de la torre y con ella el resto de la iglesia de Santa María, cubra interminables minutos de información y escarnio quedando después como simple anécdota para el resto del mundo, mientras que para los alaejanos nos quede para siempre un solar vacío donde desde siglos estuvo nuestro orgullo de poseer una joya arquitectónica monumento nacional de inconmensurable valor que heredamos de nuestros antepasados y quisiéramos legar a nuestros descendientes.
Después nos lamentaremos, cuando lo aconsejable sería que quienes tengan en sus manos el poder de arreglarlas, no olviden firmar el papel que lo autorice y lo hagan ahora con urgencia, antes de tener que lamentar incluso, desgracias personales.
No busquemos después culpables, ni ahora polémica, pero sí entre todos hagamos fuerza para evitar la destrucción de lo único materialmente valioso que tenemos en nuestro adorado terruño. Porque rezar, se puede hacer a solas, sin que interrumpa nuestro silencio un sermón o la retórica de los actos religiosos.
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