Quizás es añeja la crónica, estaba olvidada en un archivo y hoy por casualidad di con ella. Ahí os la dejo para que la disfruteis.
Estaba desayunando cuando escucho una noticia que lejos de “acojonarme”, juro que me causó risa.
A un señor octogenario que en Chile ha vivido siempre, no sé qué causa sería, que se murió de repente.
Era una familia humilde y en lugar de tanatorio, en la casa del finado le hicieron el velatorio.
Rezaban sus allegados por la muerte del abuelo, que tumbado en su ataúd, iba derechito al cielo. Mas unos golpes se oían procedentes de la caja, que el viejo con su mortaja acababa de estrenar.
Un sobrino dijo ¡calla! Que se oyen del interior. Corriendo salió hasta el cura cagado por el terror.
Buscaron las herramientas necesarias con premura, liberando con soltura al señor de su tormento, puesto que no era el momento, de ocupar la sepultura. Quitan la tapa enseguida, de la caja del vejete, que saluda algo aturdido viendo a tanta gente amada, de negro, con lagrimones; por corbata los cojones, mirándole acojonada.
Suerte que el hombre aturdido ha olvidado lo ocurrido y no se acuerda de nada.
La funeraria enfadada dice que no se hace cargo, de una caja que no es nueva, porque la ha dejado usada, y otro muerto escrupuloso no querrá usar el despojo del muerto que creían muerto pero había resucitado. Aquel viejo que abrió el ojo, cuando iba a ser enterrado.
(lo de la funeraria y el cura corriendo es invento mío. Lo de la familia acojonada, imagino que así sería, el resto forma parte de la tal noticia)
A un señor octogenario que en Chile ha vivido siempre, no sé qué causa sería, que se murió de repente.
Era una familia humilde y en lugar de tanatorio, en la casa del finado le hicieron el velatorio.
Rezaban sus allegados por la muerte del abuelo, que tumbado en su ataúd, iba derechito al cielo. Mas unos golpes se oían procedentes de la caja, que el viejo con su mortaja acababa de estrenar.
Un sobrino dijo ¡calla! Que se oyen del interior. Corriendo salió hasta el cura cagado por el terror.
Buscaron las herramientas necesarias con premura, liberando con soltura al señor de su tormento, puesto que no era el momento, de ocupar la sepultura. Quitan la tapa enseguida, de la caja del vejete, que saluda algo aturdido viendo a tanta gente amada, de negro, con lagrimones; por corbata los cojones, mirándole acojonada.
Suerte que el hombre aturdido ha olvidado lo ocurrido y no se acuerda de nada.
La funeraria enfadada dice que no se hace cargo, de una caja que no es nueva, porque la ha dejado usada, y otro muerto escrupuloso no querrá usar el despojo del muerto que creían muerto pero había resucitado. Aquel viejo que abrió el ojo, cuando iba a ser enterrado.
(lo de la funeraria y el cura corriendo es invento mío. Lo de la familia acojonada, imagino que así sería, el resto forma parte de la tal noticia)
1 comentario:
Antes de leer esto, tienes un reconocimiento a tu blog en el mio.
Salud
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