También podría titularlo “La extraña familia”.
Me refiero al espeluznante caso descubierto en mi querido pueblo, cuyo nombre ha sonado en todos los informativos. ¡¡Lástima que no fuera para algo más amable!!
Me refiero al espeluznante caso descubierto en mi querido pueblo, cuyo nombre ha sonado en todos los informativos. ¡¡Lástima que no fuera para algo más amable!!
De puertas para dentro cada casa es un mundo y lo que ocurra sólo atañe a los que vivan en ella.
En boca de todos estaba el que en el Nº 23 de la Calle Casas Nuevas, ocurría “algo raro” y que el día que se descubriera saldríamos en todos los “Telediarios”. Así ha sido y ahora el buen nombre de Alaejos se verá empañado no sólo por el hecho, sino también porque sus habitantes no hemos intentado poner remedio mucho antes.
A “toro pasado” todos somos valientes, inteligentes y solidarios.
Por mucho que se sospeche, si no hay pruebas, no se puede "pegarle una patada a la puerta para entrar por las bravas" –como apuntaba en uno de los reportajes emitidos, una periodista irónica e incisiva con más ganas de hurgar en la herida que de informar- ni es lícito, ni moral ¡sólo faltaría! ¡¡Pues no habría pocas puertas que tirar abajo!!
Macarena nació en 1958 y a sus 50 años es una persona poco agraciada físicamente; delgada, amplia frente siempre despejada con el pelo recogido en prieta y larga trenza, los ojos saltones y mirada de perturbada. Solía salir pulcramente vestida con ropas de dudoso gusto, siempre con zapatos de fino tacón y maquillada “como una puerta”; sobre todo los labios en exceso perfilados.
Utilizaba crema grasa que daba a la palidez de su cara demasiado brillo y aspecto tétrico.
Su expresión inquietante y nula afabilidad infería temor al cruzarse con ella; bien en la calle o en la cola de la tienda, donde jamás dirigía la palabra a nadie que no fuera el tendero.
Siempre iba sola, excepto los primeros de mes que llevaba a su padre al banco para cobrar la pensión. En los últimos tiempos el hombre estaba tan deteriorado que lo llevaba, aunque muy limpio y arreglado; casi a rastras -desconozco que fuera en silla de ruedas como también se ha dicho-.
Para entrar o salir de su casa, apenas abría el hueco justo por donde pasar, jamás abrió la puerta de par en par; imagino que para preservar su intimidad de la mirada de curiosos.
Las persianas siempre estaban completamente bajadas y la puerta, de aluminio en su parte inferior, en la superior cristales tapados por dentro con papel de revistas para no dejar pasar ni un rayo de luz, daban a la casa un aspecto cuando menos siniestro.
Es evidente que Macarena era “rara”, pero nunca provocó trifulcas en el vecindario; ni en la calle agredió a nadie, lo que pasara dentro de su casa, sólo ella -y sus padres y hermana- lo saben.
Los padres de esta familia; Cesar y Petra fueron personas trabajadoras queridas y respetadas en el pueblo que como tantas otras familias de la época tuvieron que emigrar al país vasco buscando porvenir y allí vivieron hasta su jubilación. Macarena incluso se había casado en Alaejos -aunque vivían en el norte-, pero cuando regresó a vivir al pueblo con sus padres y con su hermana Maribel; (ésta nacida en 1952); ya estaba separada del marido que –otro rumor más- se decía que la dejó porque estaba “loca”.
A las hermanas siempre se les veía pasear solas, eran muy introvertidas; cada vez más, hasta que perdieron la relación con los vecinos y los parientes que también vivían en Alaejos –una hermana de Petra en la misma calle, en la casa frente a la de esta familia-.
De pronto hace más de 20 años Maribel despareció y Macarena a alguien le dijo que había discutido con ellos y se había marchado fuera del pueblo.
A las hermanas siempre se les veía pasear solas, eran muy introvertidas; cada vez más, hasta que perdieron la relación con los vecinos y los parientes que también vivían en Alaejos –una hermana de Petra en la misma calle, en la casa frente a la de esta familia-.
De pronto hace más de 20 años Maribel despareció y Macarena a alguien le dijo que había discutido con ellos y se había marchado fuera del pueblo.
Como nadie había vuelto a verla en ningún otro lugar, comenzaron las habladurías y se especulaba con que quizás había muerto o incluso que Macarena la habría matado y enterrado en la casa. Algunas veces la imaginación no tiene límites.
Varios años después también dejó de verse a la madre enferma de cáncer. Parece ser que Macarena solía comprar en la farmacia muchas vendas y gasas para curar las heridas de la anciana y cuando de repente no las compró más; fácil fue “deducir” que la madre también habría muerto y serían dos los cadáveres escondidos en el pozo, el patio o la bodega de la casa.
Esto es lo que se sospechaba y provocaba cometarios macabros fomentados por el esperpéntico aspecto físico y la actitud desequilibrada que mostraba Macarena. Ahora, desafortunadamente, algunas cosas se han confirmado.
Este matrimonio tenía también otros tres hijos y hace algunos años, uno de ellos fue al pueblo para comunicar a los padres la muerte de otro. No fue recibido y aunque al parecer hizo algún intento, incluso con la guardia civil, no lo consiguió y se marchó enfadado sin denunciar o pedir una orden judicial para internar a su hermana enferma mental y liberar a sus padres.
Quizás no pensó que estuviera enferma, simplemente que se había convertido en dominante y "mala persona".
Este hijo jamás denunció la situación, y no olvidemos que en el pueblo también vivían otros parientes con los que al parecer estaban enemistados -a causa del mal carácter de Macarena- y aun con las sospechas que corrían, tampoco movieron un dedo por poner fin a las atrocidades que –supuestamente- ocurrían entre aquellas cuatro paredes lúgubres y sombrías. Por eso no se puede culpar al resto del pueblo de hacer lo mismo, porque repito que lo único que teníamos eran sospechas, comentarios y habladurías pero ni una sola prueba. ¿Y si les gustaba pasar el día en casa rezando el Rosario? ¿Quién somos nadie para impedirlo?
Este hijo jamás denunció la situación, y no olvidemos que en el pueblo también vivían otros parientes con los que al parecer estaban enemistados -a causa del mal carácter de Macarena- y aun con las sospechas que corrían, tampoco movieron un dedo por poner fin a las atrocidades que –supuestamente- ocurrían entre aquellas cuatro paredes lúgubres y sombrías. Por eso no se puede culpar al resto del pueblo de hacer lo mismo, porque repito que lo único que teníamos eran sospechas, comentarios y habladurías pero ni una sola prueba. ¿Y si les gustaba pasar el día en casa rezando el Rosario? ¿Quién somos nadie para impedirlo?
Quizás el encierro de los ancianos o no era tan involuntario o estaban tan dañados psicológicamente, que jamás pidieron ayuda; porque aseguro que jamás lo hicieron.
Era inevitable el comentario de por qué no pedirían socorro a los vecinos para ser rescatados cuando Macarena salía a la compra, -o viajaba a Salamanca que al parecer lo hacía a menudo- caso de estar realmente secuestrados contra su voluntad; a no ser que cuando ella salía los dejara atados y amordazados, que puestos inventar, somos muy peliculeros.
Mi casa está dos números más abajo de la de esta familia y aunque no es mi domicilio habitual, sí paso en ella el tiempo suficiente como para afirmar que jamás escuché ruidos sospechosos, ni golpes, ni llantos, peleas o quejidos; ni de día, ni en el silencio de la noche, salvo el ultimo verano que al pasar por delante de la puerta, alguna vez se oía el lamento del padre, pero al ser un hombre tan mayor, no era del todo extraño que así fuera.
Me contaron que hace algo más de un año Macarena lanzó a la calle una estufa de butano en llamas que apagó ella misma con ayuda de un vecino al que prohibió entrar en la casa para ver los daños que hubiera podido provocar el incendio.
Tampoco es para pensar mal; simplemente un accidente que podría ocurrirnos a cualquiera y no dejar entrar al vecino en este caso sería lo menos extraño.
Lo raro fue que se quemó las manos y no acudió al centro médico ni requirió doctor para curarse, pues por mucho que ninguno de los tres estuvieran inscritos en la lista de pacientes de la seguridad social de Alaejos, los médicos no se habrían negado a curarle las quemaduras.
Hasta hace unos tres años, tenían agua corriente, pero una avería que esta extraña mujer se negó a reparar hizo que tuvieran que cortarle el suministro para que no siguiera perjudicando a la vecina afectada.
Se abastecían del agua que acarreaba la misma Macarena de las fuentes públicas y que transportaba con su carrito de la compra en garrafas.
Ignoro si es cierto que no disponían de luz eléctrica en los últimos tiempos, pero aseguro que hace años, había ratos que por la noche tenían encendida la luz del patio.
Esa falta de agua y saber que en aquella casa había personas mayores, fue lo que hizo que los responsables del ayuntamiento denunciaran la situación a “asuntos sociales”, que se personaron -al parecer varias veces- en el domicilio y tampoco fueron recibidos por Macarena, lo que provocó que se cursara la petición de la orden judicial pertinente para poder entrar legalmente.
El pasado jueves 16 de octubre, Macarena había pasado largo rato durante la mañana paseando por el mercadillo que ponen en la plaza –cosa que suele hacer asiduamente- y cuando sobre las dos de la tarde llegaron a la casa la guardia civil y el 112, como era de esperar, opuso resistencia forcejeando y gritando como posesa, aunque enseguida pudo ser detenida.
Las personas que entraron tuvieron que utilizar mascarillas, pues si bien la casa estaba mas o menos limpia y ordenada, el olor a humedad y podredumbre era demasiado penetrante.
La sorpresa fue mayúscula cuando encontraron viva a la “desaparecida” Maribel sentada a la mesa camilla junto a su padre, ambos en estado deplorable. Aunque como apuntaba antes; de momento no se sabe si su encierro ha sido voluntario o fue sometida a un espantoso secuestro psicológico durante más de 20 años.
La que en un primer momento no apareció fue Petra; la madre, hallada a la mañana siguiente enterrada en la bodega de la vivienda y tapada con bolsas para basura.
Se especula con que ocultó el cadáver para poder seguir cobrando la pensión. Yo pienso que quizás lo hizo para no tener que celebrar un entierro y verse rodeados de gente.
Si durante años, cada vez que alguien se cruzaba con Macarena se hablaba mucho de qué sería lo que escondía, ahora tendremos tema para largo.
En estos días se han dicho y hemos podido leer, demasiadas cosas. Las inevitables habladurías de un pueblecito de alrededor de 1600 habitantes que estaban revolucionados con tanto periodista, “CSI” y tantas barreras policiales; toda una novedad para un pueblo tranquilo en el que “nunca ocurre nada” y que ahora “todos sabíamos lo que pasaba, pero cualquiera se metía; Macarena nos daba miedo”.
Todos echamos la culpa a otro para limpiar nuestras conciencias, otros estarán contentos por haber tenido su minuto de gloria apareciendo en la tele y contestando preguntas como si realmente supieran las respuestas. ¡Patético!, pero al fin y al cabo “humano”.
Ahora durante días no se hablará de otra cosa y cuando alguien me diga: “¡¡vaya con las cosas que pasan en tu pueblo!!” no tendré más remedio que sonreír y pensar que ojala alguna vez se oiga el nombre de Alaejos muy alto y se escriba con letras grandes y luminosas para algo bonito y no para “lo mismo de siempre”.
Las noticias vuelan tan deprisa, que he recibido correos desde Estados Unidos y desde Argentina comentándome que lo han visto en la tele… ¡¡¡qué importante es hoy Alaejos!!!
Si por cerrar la llave de paso de una vecina para evitar derroche innecesario de agua durante horas; porque olvidó cerrar un grifo, se nos tachó de “entrometidos” ¡Cómo vamos a denunciar que la vecina de al lado “es rara”!
Que nadie piense que para escribir la novela “La Madrastra” me inspiré en esta familia, aunque creo que en este caso, por dura que fuera la ficción, la realidad la ha superado con creces… ¿O no?
3 comentarios:
Cuando lo vi en las noticias me quedé sorprendido, claro está que em acordé de tí. gente así lo hay en todos los lados
supongo que te referirás a los enlaces, bueno
una vez puesto los nombres de los blog, esto los sombreas con el raton y te vas al anagrama de arriba de la ventanita donde escribes los articulos, lo pinchas y se te abre una ventana emergente, pegas en el http, asegurandote que no pongas dos http, o sea el que viene y el que pegas, y debes de pegar la direcion del blog tambien copiando y pegando desde la barra de direcciones.
Espero haberte ayudado
Vivo en EEUU y estaba en mi casa viendo una película cuando, de repente, mi marido me llamó diciéndome que estaba saliendo Alaejos en el canal TVE Internacional.
Pensé que era alguna noticia buena y corrí a poner dicho canal para ver Alaejos, el pueblo de mi niñez y que tantos recuerdos bonitos tengo de él, pero no, me quede pasmada al oír este suceso.
Pienso que personas raras o con demencia hay en todo el mundo. Pero creo que hoy, en el siglo XXI, hay muchos adelantos para ayudar a estas personas.
Hoy en día, con las cosas que pasan, no es de extrañar que los vecinos no quieran verse involucrados en muchos asuntos que después les puedan perjudicar, o luego les tachen de cotillas por meterse en donde no les llaman, aunque claro, sí pueden denunciar anónimamente a la Guardia Civil cualquier anomalía en su vecindario.
Es increíble y denigrante que el Ayuntamiento o sus departamentos de ayuda al ciudadano, o la Guardia Civil, no lo hayan investigado hace tiempo y que haya tanta negligencia por parte de la familia, o de estas autoridades del pueblo para que este caso haya llegado a semejante extremo.
¿Qué puede esperar cualquier vecino de Alaejos si se queda en su casa muerto solo? Esperar a que pasen seis años para que otro vecino diga... pues hace unos cuantos meses que no sale de su casa... ¿se habrá ido del pueblo no?
Si, es muy humano el ocuparse unos de otros, pero creo que la solidaridad no solamente compete a los vecinos, que no los disculpo del todo, sino a alguien mas, y con mas competencia legal creo yo.
Una jurisdicción de 1.600 personas no son tantas como para no ocuparse de ellas.
Que notan algo raro y no pasa nada... pues mejor; pero si pasa... ¡mejor llegar a tiempo!
Un abrazo.
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