jueves, 17 de octubre de 2024

LA TRASCENDENCIA DE UN PEDO

 
 

LA TRASCENDENCIA DE UN PEDO  01-09-2024

 Si Dios nos creó pedorros, ¿Quiénes somos los humanos para contradecirlo? ¿Por qué nos empeñamos en esconder el aire que nos invade? ¿Quién fue el primer inconsciente que se le ocurrió que los pedos son la parte deshonrosa de nuestro cuerpo? Seguro que fue el mismo que inventó el Laísmo, Leísmo y todos esos gilipollismos lingüísticos.

Una de las primeras adivinanzas que mi padre me enseñó, fue la que seguramente todo el mundo recuerda: “Entre dos peñas feroces sale un hombre dando voces”. De ahí la foto tan bonita y nada escatológica que he utilizado para editar la entrada.

 Guardarse los pedos para ocasión de intimidad, puede ocurrir que el propio pedo diga… ¡¡Pues ahora no salgo!! Y con razón… pobrecico que no le queda otro remedio que vengarse por habérnoslo guardado y nos produce dolor, daños intestinales y sufrimientos innecesarios.

Todo esto podría evitarse, si no estuvieran tan mal vistos, como bien reídos.

 Nos rascamos en público libremente, cualquier parte de nuestro cuerpo, (sobre todo los varones). Lanzamos perdigones al hablar, tosemos, estornudamos, a veces con lluvia de estrellas y hasta nos sonamos los mocos públicamente, y eso sí me parece asqueroso y repugnante. Sin embargo, hemos demonizado al pobre e inocente aire expelido por el ano, al que ahogamos como si fuera culpable de existir.

El pedo por propia voluntad no le ha hecho nunca mal a nadie, más bien al contrario, porque el verdadero mal es ocultarlos, ya que dejarlos volar libremente es lo que los doctores recomiendan, aunque a decir verdad, tampoco en eso les hacemos caso.

Cierto es, que, si el pedo sabes que va a venir en compañía ingrata para la nariz de tus alrededores, ahí si está tu educación, para separarte un poquito y evitarles tan nauseabundo momento. El pedo es tuyo, ¡¡Pos pa ti!! Tampoco es necesario ni obligatorio compartirlo.

Como todo en la vida, los pedos también pueden tener su propia personalidad, y aunque muchos no le encuentran la gracia, es lógico… son etéreos y no se ven… como la H.

 Sin embargo, en este caso, la “h” hace notar su presidencia de muy distintas maneras y aunque hay muchas formas y para todos los gustos, de entender nuestras ventoleras, aquí os dejo unas pocas…

Sí, ya sé que todos sabéis de qué hablo. ¡Quién no conoce lo que es un pedo! Vivimos acompañados de ellos, como cualquier vecino molesto.

Lo que pretendo con este escrito, es que los escuchéis desde otro punto de vista, y como el nombre lo sabéis, aquí os dejo algunos de sus apellidos:

 -       Lastimero: Se abren paso como pueden y al salir apretaditos como pidiendo perdón, emiten un sonidito ridículo, que dan más pena que asco.

-           Inevitable: Pretendes no hacerles caso, pero es inevitable darles salida, por muy imposible que sea el lugar donde hacen acto de presencia, ahí salen sin permiso del portador, con el perfume concentrado que los delata.

-           Reunionesco: Los que aprietan en una reunión de trabajo más que un zapato de puntera en un juanete. Aprovechas que el jefe sale un momento a telefonear, relajas el esfínter y no sales volando por la ventana de milagro.

-           El que pierde el autobús: Que no es que los vayas soltando mientras corres para no perder el mencionado transporte público, si no que, tratando de utilizar el sonido del motor, aprovechas la coyuntura para liberar el tubo de escape y… acaba antes el vehículo que el sonido.

-           Trompeta de fiesta: Así suenan, como una chifla de feria, que casi los escuchas decir: ¡toma, por no invitarme!

-           Reivindicativo (aquí estoy yo): Que por más que trates de ahogarlos, ahí están ellos para hacerte pasar un mal rato.

-           Inoportuno: Los que llegan en medio de una Misa y no hay escapatoria: los templos tienen una acústica que ejerce de amplificador y aunque fuera un “lastimero”, suena como el más potente obús.

-           Embarazoso: Es aquel que se mueve en tu barriga tal y como se mueve un nonato, y te dan ganas de ir al ginecólogo a que te diga la fecha probable del parto.

-          Ancianito: (Por no decir vejestorio): van en ristra, como los ajos. No importa que tanta fuerza ejerza el glúteo, se cuelan en tu vida sonando como chifla de afilador. Estos no se tiran, se caen solitos en cuanto levantas el culo de la mecedora.

-           Extraviado: Lleva su camino correctamente orientado hacia la salida y aunque lo intenta varias veces, le es imposible, entonces se pone nervioso y sale por el primer boquete que encuentra… Allá vuestra imaginación.

-        Póstumo: Es aquel que, tras el certificado de defunción, el fallecido pronuncia sus últimas voluntades, sin coacción, aunque involuntariamente. De haber estado en sus cabales el finado no hubiera cometido semejante tropelía para con sus deudos… ¡O sí! Vivimos discretamente “despeídos”, cohibidos  y en esos momentos, sin poder pronunciar las palabras: “esto yo no lo hago ni muerto”: bomba vaaaaaa, cuando nadie puede afearle la conducta. Toda la vida reteniendo gas, porque la sociedad lo exige, o te tachan de guarro si te sales de las normas establecidas y al pasar a mejor vida... el muertecito se va a la eternidad recién peído y asustando a los dolientes, que con miraditas llorosas se echan la culpa los unos a otros sin darse cuenta que ese sonidito póstumo, fue la última palabra del muerto en la tierra de los vivos.

 Hay muchísimos más, aunque hoy sólo os dejo esta pincelada… Aunque si habláramos de “pincelada”, estaríamos apellidando a aquellos que hacen acto de presencia en nefasta compañía.

Ya sabes, si además de los mencionados, conoces alguno más, déjalos en comentarios y los exponemos.

 Si tienes buen sentido de humor: del humor en todos los sentidos, seguramente en muchas ocasiones has reído de los chistes cuyo protagonista es un simple y discriminado pedo.

Pobrecitos. Los ahogamos y no contentos con eso, nos carcajeamos de ellos, sabiendo que no puede defenderse, porque su voz no tiene palabras.

 ¡Hablar de pedos está feo! Quien afirma tal sandez ¡qué poca gracia gasta en su vida!

A ver después de leer esta airosa crítica, cuantos de mis lectores ni siquiera habéis sonreído…

 ¿Muchos? ¿De verdad? ¡¡Hacéroslo mirar!!

jueves, 10 de octubre de 2024

HAY DE TODO EN LA VILLA DEL SEÑOR

 

HAY DE TODO EN LA VILLA DEL SEÑOR  26-08-2024

     Crítica positiva publicada en mi estado de WhatsApp, Facebook e Instagram. Hoy os la dejo aquí porque me parece interesante destacar el hecho que narré y al no poder publicarlo aquel día en este Blog, estimo que alguno de vosotros no pudo leerlo. Incluso quien sabe si la casualidad quiera que las dos muchachitas aludidas puedan ahora llegar a verlo, pues para ellas está especialmente escrito.

Muchas gracias por vuestra atención queridos lectores míos. Mi máximo cariño y respeto a todos vosotros.

Marisa Pérez 10/10/2024

La cosa es que, desde hace muchos años, escucho y compruebo, que la juventud es irrespetuosa, que van a lo suyo, que beben sin sed y cometen vandalismo sin ton, ni son, ni castigo por los hechos, ni reprimenda familiar, y que por eso se creen dueños de todo el espacio común.

En muchos casos eso es cierto, porque lo es, y porque quien hace ruido, aunque sean menos, se les oye más que a las mayorías silenciosas.

 Es cierto que esos irreverentes,  merecerían no ver la luz del sol del día siguiente, guardados a buen recaudo después de esas noches en las que destrozan por destrozar, y molestan por afición, mientras sus madres, padres y abuelos duermen plácidamente, y seguramente tranquilos, porque “como están en el pueblo, los críos no tendrán peligro”, y los consienten trasnochar hasta horas poco apropiadas para niñatos, que en verdad, el peligro son ellos para el pueblo, y no el mundo para ellos.

Padres, madres y abuelos que no admiten queja de sus intachables imberbes. Es más fácil tapar la fechoría, “acusando” al mensajero, que admitir que sus lampiños merecerían un correctivo. ¡¡¡Qué lástima!!!

 La cosa es que siempre he defendido a la juventud, evitando generalizar: meter a todos en el mismo saco, porque recuerdo que un día fui joven y tuve jóvenes hijas que no fueron de esa calaña ¿Tendrá que ver la educación recibida en casa? ¡¡Seguro que sí!!

 Pero como “de todo hay en la villa del Señor”, hoy quiero hablar de esa juventud silenciosa, y que por serlo –jóvenes silenciosos- no se hacen notar y parece que no existieran.

Jóvenes que viven felices esa etapa de sus vidas que será corta y no volverá. Joven sólo se es una vez y muchos –la mayoría- optan por ser educados, respetar, divertirse sanamente y prepararse para ser adultos intachables.

Concretamente esta crítica positiva es para alabar el gesto magnífico que viví el sábado, de mano de dos jovencitas.

 Esperaba el comienzo de un espectáculo guardando sitio a mi prima; mujer de edad suficiente para tener sus fuerzas ya no tan dinámicas como cuando era más joven.

 Ella venía temerosa porque alguna vez sufrió accidentes de estos que decimos “tontos”, que la mantuvieron hospitalizada, operada y o impedida durante meses.

Como digo, temerosa, pensó que no podría subir el escalón tan alto hasta llegar al sitio guardado y esas dos muchachitas no dudaron en levantarse y ayudar a mi prima a acomodarse en su grada y disfrutar del espectáculo, que una vez terminado, y tras recoger a cachitos nuestras maltrechas rabadillas, pegadas a la madera del asiento habitual de dichos eventos, dejamos bajar al grueso de espectadores más ágiles que nosotras, para salir despacito sin temor a un empujón.

 Bien, pues estas dos muchachitas, pudiendo haber salido de las primeras, evitando el gentío que se forma en cualquier salida de espectáculo que se precie, se habían quedado para ayudar de nuevo a mi prima y no soltaron su brazo hasta que nos vieron a las dos seguras en el suelo firme.

 Sí, “la juventud” no es sólo “juventuza”. Los hay magníficas personas que como no dan bulla, parece que no existieran, por eso aquí estoy para alabar y agradecer su gesto.

 Muchas gracias muchachas. Ojalá la vida os depare grandes cosas y logréis vuestros objetivos siempre.

 

Felices fiestas

jueves, 15 de agosto de 2024

GRACIAS POR VUESTRO APOYO ALIVIANDO MI DOLOR

 


GRACIAS POR VUESTRO APOYO ALIVIANDO MI DOLOR

 Muchísimas gracias a todos mis amigos y conocidos. Habéis estado acompañándome, escuchándome y animándome durante los durísimos 14 meses que ha durado el calvario de mi querido hermano. Especialmente a quienes con tanto cariño habéis estado presentes en la forma que habéis podido: Hablada, escrita, y presencial, en estas largas horas de agonía, duelo y despedida, no me habéis soltado la mano. Así de cerca os he sentido.

 Ahora Toño descansa en paz. Ya no sufre más. Ya cruzó el umbral y vuela alto sin dolor, sin trabas, ni ataduras.

Ya sabe lo que hay después y la dimensión del gran amor que se ha llevado mío y de mi familia. Que ha sido tanto, que ni se lo creía.

 Fue el rey de mi casa y ahora lo seguirá siendo en forma de estrella brillante y poderosa que alumbrará por siempre nuestro camino.

 Nadie merece sufrir tanto como has sufrido injustamente hermano.

 Te querré como te quise. Te añoraré y jamás olvidaré todos los grandes momentos que compartimos desde el instante en que nací hasta hoy que te has ido. Han sido muchos, aunque siempre quedan ganas de más.

Abraza a padre y madre de mi parte en vuestro reencuentro.

 Con todo el amor de tu única hermana:   Marisa (Maisi)

Valladolid 15/08/2024

viernes, 10 de noviembre de 2023

LA VIEJA MALETA


LA VIEJA MALETA   10-11-2023

 Mis padres tenían una muy similar a la de la foto, que les duró prácticamente  toda la vida y que acabó nueva de tanto no viajar; olvidada en un altillo llena de cachivaches de esos que se guardan por no tirar en cada una de las limpiezas generales de la casa.

Mis abuelos tenían otra muy parecida que viajó aún menos que la de mis padres.

Era de cartón forrada de tela por fuera y de papel de flores o rayas por dentro, con los esquinazos y el asa metálicos. Asa que era de latón. La nuestra de algún golpe se habría abierto en la unión por debajo y pillaba los dedos del “porteador”, que solía ser mi padre que tenía sus manos tan encallecidas por su trabajo de herrero, que ni ese pellizco acertaba a pillarle.

 En esa vieja maleta, un día metieron sus sueños y abandonaron su pueblo llorando como niños. Tan niños ellos, como mi hermano y yo: sus dos hijos.

Emigrar desde Alaejos a Valladolid se les hizo tan desgarrador el viaje como el que se les hizo a aquellos que en similares maletas emigraban a otras zonas lejanas de España o incluso a la misma Alemania, que muchos lo hicieron por entonces.

Todos dejamos el pueblo con honda nostalgia y el sentimiento de quizás no poder volver jamás a pisar las queridas calles de nuestro terruño.

A Alemania se iban casi con lo puesto y su maleta llena de miedos e inquietudes. Los que nos quedamos desperdigados por esta España nuestra,  tampoco llevábamos mucho más que incertidumbre y cuatro trapos en los que enjugar las lágrimas de adultos.

Mis padres, acomodaron sus enseres en el pequeño camión, favor de un amigo, transportaron además de la maleta y los sueños, cuatro sillas, un par de camas, el armario ropero único que había en la casa y seguramente alguna que otra caja de cartón con vasos y cubiertos, la “loza” de la cocina que no eran más que los cuatro platos, dos largueros y una fuente esporcellada de la misma humilde porcelana… y un orinal.


Los que emigramos fuimos valientes (mi hermano y yo como tantos niños de nuestra edad, no teníamos opción más que de hacer lo que se nos ordenara), por tanto no era valentía, era… lo que había.

Dejábamos atrás el único mundo que conocíamos para aventurarnos en la gran ciudad, donde por unos meses compartimos vida y espacio con nuestros tíos Pedro y Chus y nuestras primas Feli y Charo, que por entonces aún estaba en camino. Nuestras primanas, porque aquellos meses juntos en aquella vieja buhardilla, nos hizo hermanos a los cuatro y continuamos siéndolo aun cuando las dos familias pudimos mudarnos a nuestros nuevos pisos y continuó la vida, aunque desgranar todos los años vividos se saldría del título que hoy nos ocupa. Por eso continúo por donde llegaba.

 En aquella pequeña y vieja buhardilla sin ventanas, salvo una claraboya que había en el techo de la habitación que tenía el techo un poco menos bajo. A las otras habitaciones había que entrar agachados (incluso los más niños)  para no enchichonarse la cabeza en cada entrada.

Al water había que entrar con el pantalón y los calzones bajados si no querías dejarte los sesos pegados en el techo y un cubo de agua, porque no había cisterna… ni se la esperaba.

En Valladolid encontré un mundo nuevo al que me adapté tan rápido como la infancia permite.

Cierto que aquí comencé a ser “la niña del pueblo” y cuando pude regresar a Alaejos, muchos intentaron hacerme sentir “la forastera”… Nunca lo consiguieron. Soy tan alaejana como las veletas de las torres.

 Mi padre encontró un buen trabajo y mi madre siguió siendo la eterna ama de casa que se ocupó de todo lo demás, y por lo que no cobró sueldo ninguno, ni tuvo derecho más que a vivir del jornal de mi padre y de su escasa pensión  hasta el final de sus días tras toda una vida trabajando ambos como mulos cada uno en lo suyo.

 La suerte de cada uno es la que es por más que pretendas cambiarla. La suerte está echada y escrita por el caprichoso destino, desde el instante de la propia concepción hasta que te conviertes (en el mejor de los casos) en la estrella más brillante desde donde alumbras la vida de quienes formaron parte de la tuya.

 Si el destino fue amable y te inventó (como mínimo) trabajador, cariñoso, buena persona o incluso inteligente, te recordarán con amor y deseos de volver a verte cuando ellos mismos brillen de día y de noche sobre los corazones.

Si en cambio al destino se le cansó la mano de escribir o se le rompió la punta del lápiz, quedarás a medio construir y serás un ser despreciable que nadie querrá recordar.

 Quizás una vieja maleta te sirva para guardar tus frustraciones, desengaños, mentiras absurdas, tu mal humor y mala entraña.

 Cierra fuerte con llave tu maleta y vete lejos a emprender nueva vida, sabiendo que tras tus pasos no irá nadie y formarás parte del más absoluto olvido.

Vete lejos para convertirte en nada de la nada porque el daño que hiciste es tan profundo que será muy sencillo olvidarte para siempre… querido jefe.

 ¿A quién me refiero? ¡¡Ah, pues no lo sé!! Yo acabo de escribir mi recuerdo y homenaje a una vieja maleta… No recuerdo a nadie más ¿y tú?

 

jueves, 19 de octubre de 2023

FELIZ CUMPLE ANDREA

 


FELIZ CUMPLE ANDREA  19-10-2023

Querida Andrea: Aquí estamos 18 años después. 18 octubres en los que has crecido y evolucionado como un ser humano excelente, tal y como te expliqué que sería aquel 19 de octubre de 2005.

Mira si ya ese día eras especial en nuestra familia, que te escribí una carta de bienvenida a la vida. La primera carta de las muchas que en todo este tiempo he ido escribiendo a cada niño, hijo de familiares o amigos que nacía. Pero la tuya fue la primera y por ello la guardo con tanto cariño.

 Andrea, no ha sido fácil a veces atravesar las barreras que ibas encontrando. De pequeñita siempre de la mano de tus padres, tus abuelos y tíos e incluso de tus tíos “postizos” que tanto te quieren.

Según crecías te dabas más cuenta que la vida no era fácil, pero siempre te sostenías en las manos de tus padres. Ellos te aconsejaban mejor que nadie, trataban de guiar tus pasos, esos pasos que en ocasiones te negabas a dar y en otras pretendías correr en vez de caminar.

Cuando llegó Paola, quizás sentías que esas manos aflojaban su fuerza y te costó entender que en realidad, aún te sostenían con más ímpetu porque adoran a sus hijas por igual. Simplemente te habían regalado una compañera de juegos y una cómplice con la que compartir tus inquietudes.

Ahora ya eres una mujer. Una preciosa mujer con entidad propia, segura de ti misma, con los pies sobre la tierra… pero sin soltar las manos a las que has de aferrarte siempre.

 Querida niña al cumplir tu mayoría de edad, vuelvo a regalarte la misma carta escrita hace 18 años.

 En verdad, fue maravilloso verte crecer.

 

Con cariño: Marisa

 

 BIENVENIDA ANDREA      19-octubre-2005

 ¡Bueno Andrea!, pues ya está. Te has hecho esperar un poquito, pero finalmente hemos podido ver tu preciosa carita.

 “Es igualita que su padre”, decían unos, “tiene la misma cara que su madre” decían otros.

 Ya te irás acostumbrando, esto es así. No hagas caso, tú eres única. La niña más bonita de todas.

 Los primeros días te sentirás extraña con tantas caras distintas mirándote embobadas y haciendo monerías. Pensarás que están tontos. No temas, es la ilusión de verte y la única forma que tienen los mayores de darte la bienvenida.

 Aún pasarán unos días para que puedas ir a tu casa; los justos para que mamá se ponga buena y pueda cuidarte mejor.

 Verás qué habitación más bonita te han preparado y el montón de ropitas que compraron para que luzcas como lo que eres, una princesita.

 Dormirás en una preciosa y confortable cunita, no te va a faltar de nada. Papá y Mamá se van a desvivir para que seas feliz.

 Procura dormir mucho por las noches, ellos tienen que descansar.

 Papá es ese señor con voz fuerte que duerme al lado de mamá, el mismo que acariciaba su tripita cuando tú estabas dentro para que sintieras su cariño, pronto competirá contigo en eso de “babear”.

 Mamá es la que te cuidó en su tripa para que nacieras sana, te va a encantar cuando veas lo guapa que es.

 Los dos son muy guapos y han estado muy nerviosos cuando no te decidías a salir, pero ahora están completamente felices de tenerte… aunque a veces lloras y no saben qué hacer. No te preocupes que por mucho que les agotes nunca se enfadarán contigo.

 ¿Sabes Andrea? Has tenido mucha suerte de nacer en una familia que te quiere tanto y que jamás van a pedirte nada a cambio de ese amor y desvelos.

 Cuando seas mayor vas a quererles mucho para que ellos se sientan recompensados.

Bienvenida al mundo pequeña Andrea, será hermoso verte crecer.

 Con todo cariño: Marisa

martes, 3 de octubre de 2023

BIENVENIDA A LA VIDA PEQUEÑA LUCÍA


BIENVENIDA A LA VIDA PEQUEÑA LUCÍA     03-10-2023

 Si pequeña, bienvenida a la vida, aunque te escribo con tres meses de retardo. Tendrás que perdonar a esta pobre escritora que con la mente embarullada aún no te había saludado tan rápido como es su costumbre hacerlo con las personas importantes como tú lo eres pequeñita.

 Has llegado a una familia maravillosa, créeme, te lo digo yo que soy amiga de tu abuela Matilde desde hace 45 años.

Has llegado para compartir juegos con tu preciosa hermana Celia y tu guapísimo primo Alberto.

Verás qué divertido va a ser jugar con ellos e incluso pelear por cualquier tontería, por algún juguete que los tres querréis al mismo tiempo o simplemente sin pelear verás qué divertido será ver mirándoos  embelesados  a todos los que os rodean y que con tantísimo amor te han esperado y recibido.

¡¡Los mayores ponen una cara de bobos mirando a los niños!! Bueno de eso ya te has dado cuenta cuando te miraban pasmados el día que naciste comparando a quién te parecías… ¡Se parece a mamá! Decían unos. Otros decían que eras igual que papá y algunos que eras igualita a tu hermana Celia, pero no Lucía, tú eres tú, única irrepetible y preciosa a más no poder, aunque lo que más les preocupó durante los meses de espera mientras crecías en la barriguita de mamá, es que nacieras sanita y así ha sido. Sanita y maravillosa Lucía.

Los mayores a veces te aturullan con tantos cuidados. Lloras y no saben por qué… ¿será hambre? ¡Tendrá sueño! ¿Está limpita? ¿Le aprieta la ropita?

¡¡Pues no!! Tú sabes que no te pasa nada y te diviertes viéndoles a todos al retortero. No te pasa nada, simplemente lloras por el placer de conseguir que te saquen de tu confortable cunita para cargarte en brazos donde por fin te calmas al sentir cerca su piel y escuchar su corazón latir para que su compás sea para ti la mejor nana.

Has llegado para ser tú, única y especial Lucía. La luz de la vida de tus papás, hermana, primos, abuelos, tíos… e incluso la de los amigos de tus abuelos que también somos y nos sentimos parte de tu gran familia.

 Lucía has venido para pintar sonrisas y aliviar penas. Has venido a un mundo a veces hostil, pero eso a ti no debe preocuparte aún porque ellos van a darte todo lo necesario para hacerte vivir tranquila. Tú sólo debes crecer sanita y tan preciosa como has nacido.

 Bienvenida pequeña Lucía. Que seas muy feliz. Tu gran familia va a procurarte siempre lo mejor.

Enhorabuena familia por este miembro nuevo que os llenó de ilusión y esperanza.

 Querida Lucía, que la luz de tu nombre sea siempre faro y guía para la vida que acabas de comenzar.

 Te quiero chiquitina

 

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