HASTA SIEMPRE JOSÉ FÉLIX 29-09-2023
Mi querido José Félix: has emprendido tu viaje cargado de amor y rodeado de todos los tuyos.
El destino se quedó sin tinta para continuar escribiendo tiempo para ti y en las ultimas paginas emborronó renglones en vez de escribir todo lo bueno que merecías haber disfrutado por mucho más tiempo sin dolor, ni todo el sufrimiento que has soportado con resignación.
Afortunadamente también escribió para ti que conocieras a Feli: dulce, buena mujer, abnegada y enamorada. Siempre a tu lado. Ella es quien más va a notar tu ausencia.
El destino escribió que seríais felices, que tendríais dos hijos que llenarían vuestra vida de ilusiones y que os hicieron los abuelos más dichosos del mundo.
Eres el hermano mayor de mi querida Chus que hoy miraba tu ataúd con infinita tristeza. Hermano también Rafa con el que hoy volviste a fundirte en un gran abrazo junto a vuestros padres: mis queridos y recordados Regina y Félix, de quien heredaste el sentido del humor.
¡¡Qué bromista Jose!! Eras “mucho mayor” que yo (apenas cuatro años) y por esa diferencia que en la infancia parece “abismal”, no jugabas con los pequeños y ya tenías tu “panda”.
El resto de la chiquillería de la calle Zabacos disfrutábamos en las añoradas noches al fresco, correteábamos cantando calle arriba y abajo “donde están las llaves”, o jugando “al esconderite” o a “la Maya”. Aunque como “mayor” eras el que inventabas las “picias” que Rafa secundaba y al ver la hazaña, reías con esa cara de pillo inocente que “nunca rompió un plato”.
Menudo susto le hiciste pasar a mi madre (ya lo he referido en otras cartas) una de esas noches de fresco veraniego y vecinal. Rellenaste con tierra un calcetín que colocaste detrás de un jarrón que mi madre tenía en un rincón del pasillo. Luego cuando mi madre se disponía a entrar en casa gritaste ¡¡un ratón!! Y mi madre salió despavorida. Los hombres, entraron en mi casa tratando de dar caza al intruso.
¡¡Qué alboroto!! ¡¡Qué griterío!! ¡¡Qué susto!! Hasta que con toda la guasa del mundo mostraste el calcetín y todos (excepto seguramente mi madre) reímos la broma tan inocente como malévola… Y como esa muchas más, como la de envolver una tabla en un envoltorio de chocolate “Clavileño” (o Dulcinea) y colocarla en medio de la acera para que el primero que pasara pensara que había encontrado una tableta de chocolate.
Os apostasteis tras las cortinas de la ventana de la cocina y quién “cayó en la trampa”, fue mi padre cuando iba a trabajar de mañanita.
Me encantaba tu sentido del humor. Junto a tu padre, siempre le sacabais punta (y hasta irónicos cantares) a las noticias del pueblo. Tenías “caídas” (gracejos) en todas tus conversaciones que siempre me hacían reír con ganas.
Le buscabas siempre la gracia y la sorna incluso a las noticias casi luctuosas (o sin casi). Un sentido del humor peculiar y único. Propio y envidiable, aunque recubierto de timidez.
Contigo se va para mí un buen amigo de los de “toda la vida”. Se va un gran hombre: trabajador, valiente, amable y cariñoso… una grandísima persona, que ahora convertido en estrella has de iluminar el camino de los que hoy te lloran sin consuelo: de tu querida familia y amigos.
Vas a seguir viviendo en los corazones y el recuerdo de cada uno de ellos. En cada uno de los que compartimos pedacitos de historias contigo y que al recordarte y hablar de ti de forma tan positiva como mereces, te sentiremos muy cerca y de nuevo vivo.
Querido José Félix: no olvides dar de mi parte un abrazo a Rafa, a tus padres y a los míos. Diles que estamos bien, aunque necesitamos una manita y fuerzas para soportar la tremenda circunstancia que nos está tocando vivir.
D.E.P. Amigo
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