11-09-2016
Hace unos
días recibí la llamada de mi querida amiga Mª Esther. La ilusión de escuchar su
voz se apagó enseguida, cuando me comunicó que su querida madre ya no estaba. Se
había ido para siempre.
Me consta
que Luz ha sido la mejor madre del mundo. La mujer que te echó de menos como
nadie cuando tu desino te alejaba de ella al marcharte a vivir a otro
continente. La mujer que lloró en silencio cada vez que terminaban tus
vacaciones y te veía partir al otro lado del mundo junto a sus
adorados nietos sin saber si volvería a producirse otro
encuentro con vosotros.
Fue tu paño
de lágrimas, aunque ocultaste para ella tus más grandes aflicciones para que no
sufriera por ti sabiendo que nada podría hacer desde tan lejos para ayudarte. Esas
penas que nunca faltan y se engrandecen cuando la distancia es tanta.
Tu madre
ya era muy mayor y al igual que ocurrió cuando tu padre vivía, cada vez que
regresabas a España disfrutabas de ellos como si aquella fuera la última vez.
En esta
ocasión ocurrió lo que tanto temías, aunque tuvisteis la suerte de poder disfrutaros
en los últimos días de su vida. Te dio tiempo a despedirte de ella con mucho
amor, como tú querías. La llenaste de besos justo antes de que sin previo aviso
se quedara dormida para siempre.
Una muerte
dulce, sin dolor y rodeada del amor de todos sus hijos y nietos. Así debería
ser siempre: conservar la mente lúcida en todo momento y tras haber sido una
mujer sencilla, dulce, amable, cariñosa; con alas de ave para acurrucar unidos a
todos sus polluelos; con hombro de esponja que enjugan lágrimas y penas, y con
un corazón grande que latió para amar a todos sus hijos y nietos, más si cabe
por tus dos hijos a los que como a ti, no pudo ver tanto como hubiera querido.
Tu madre
tuvo una vida larga para amar y ser amada, y tener la suerte de llegar tan
lejos para quedarse dormida sin dolor físico.
Ahora te
queda regresar a tu vida cotidiana sabiendo que para estar con ella ya no tendrás
que viajar durante tantas horas. Sabiendo que ella es feliz junto a tu padre y
todas las personas que amó y que un día tuvo que decir adiós para siempre.
Sé que me
entiendes, sé que tú también crees que te ve y te escucha. Sé que alivias tu
pena pensando en ella y lo hermoso que fue tenerla durante tanto tiempo.
Feliz
viaje Luz, ya nunca te separarás de tu niña.
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