Dice un
bolero que la distancia es el olvido, y al igual que el bolero, yo no concibo
esa razón porque a lo largo de mi vida he podido comprobar que ya sea a cientos
o miles de kilómetros, la unión con algunas de mis amigas, la siento tan cercana
como si pudiera girar mi cabeza y verlas a mi lado.
Querida
amiga Mª Esther, la distancia nunca fue olvido porque nuestro cariño no mermó desde jovencitas, cuando nos conocimos en
Alaejos durante las fiestas de la Casita porque pertenecimos a la misma peña. Disfrutamos
de aquellas “Casitas” irrepetibles y añoradas de juventud sana, alegre, honesta
y divertida… sin dobleces ni aditivos externos. Para reír y soñar nunca hizo
falta otra cosa más que el deseo de ser felices toda la pandilla junta. Luego aunque
tú vivías en Madrid y yo en Valladolid, mantuvimos con largas cartas un contacto asiduo y duradero, nunca dejamos
una carta de la otra sin contestar. Cartas con confidencias que sólo cuentas a la persona que te merece plena
confianza, porque las dos sabíamos y sabemos no traicionar la amistad verdadera.
Las cartas
no cesaron ni aun cuando tu destino te llevó a emprender una nueva vida en
Estados Unidos, donde continúas viviendo. Conversaciones telefónicas no con la asiduidad
deseada y ahora el magnífico Whatsapp que a diario nos permite un contacto casi
físico.
Siempre te
consideré una de mis mejores amigas. Sabes que te quiero muchísimo y me demuestras
que es recíproco.
Podría
haberte escrito esta carta en privado, pero sabes que me gusta compartir
sentimientos con todos aquellos que me leen. Sé que no te va a molestar que así
lo haga, porque sabes que a día de hoy jamás escribí nada con intención de
molestar a quien verdaderamente quiero y aprecio. No me permitiría perder una verdadera
amistad por decir públicamente lo que puedo hablar en privado; aunque sí
lo hice cuando se me ofendió públicamente y públicamente me defendí, logrando
mucho más de lo que ellos mismos creen. Ojala lo hubiera hecho mucho antes.
Las dos
sabemos –por haberlo sufrido en carne propia- que hay personas que te saludan o
no dependiendo cómo les sopló el viento ese día; o dependiendo de cómo le sopló
a quien les manipula en contra nuestra –que los hay, y demasiados-.
Esas
personas para mí no son amigos, son simples conocidos que un día compartieron
aire con nosotros y no merecen la pena en nuestras vidas.
Otras en
cambio, fueron verdaderamente amigos y
sin saber porqué te dan un portazo en plena cara, sin dar motivo y sin escuchar
explicación.
Tú y yo
somos de las que si algo nos molestó de la otra, hicimos lo coherente: pedir
razones y una vez escuchadas, nos dimos cuenta que fue un malentendido o
alguien que vino por detrás tratando de romper una amistad envidiable y por
hablarlo entre nosotras, o hablarlo con los interesados, no lo consiguió. Así fue y así será para siempre. Tú eres de esas
amigas en MAYÚSCULAS que pueden contarse
con los dedos de una mano. Soy afortunada por tenerte junto a las otras que
formáis mi mano derecha. Las demás son valiosísimas amigas para lo bueno y lo
malo, para las críticas constructivas, el café, la risa y el buen rato. Muy
queridas, que también tiene sus manos ocupadas con sus cinco mejores amigas, aunque no necesariamente seamos nosotras. El resto,
son lo que antes dije, conocidos cercanos o simples seres que en ocasiones apuñalan por la espalda y que una vez nos
robaron el aire limpio que respiramos a su lado. Así es la vida querida amiga mía,
y bien lo sabemos ambas.
Hoy estás
volando de regreso a tu vida dejando en España gran parte de tu gente y muchas,
muchas lágrimas de incertidumbre, de amor y despedida eterna.
Me quedo
con nuestras conversaciones de los últimos días. Con el sabor agridulce de
muchas noticias que me diste y con la ilusión de retomar el contacto en cuanto
deshagas tus maletas.
Feliz
viaje de regreso, ojala sólo te esperen cosa buenas y si no lo son tanto, que
puedas superarlas mirando de frente al mundo con tus grandes ojazos y tu
sonrisa de buena gente. En España tienes quien te quiere, pero allí tienes los
que ahora mismo son tu aire… Y me tienes a mí, para contarme todo lo que esa
vida te depara y escuchar a esta vieja loca enamorada del amor, de la amistad y
de la risa.
Sabiendo
que tu mami está mucho más cerca que nunca de ti, y recordando que tenemos una importante
cita pendiente en “Rodilla”…
Feliz vida
mi querida Mª Esther
2 comentarios:
Hola Maisa,
No te lo vas a creer, pero lo primero que hice al llegar ayer de tan largo viaje -despues de coger dos aviones para poder llegar a mi casa- fue ver tus dos escritos.
Los lei, y sigo releyendo, y me siento tan emocionada por todo lo que dices sobre mi madre y sobre nuestra amistad, que casi no puedo contestarte pues se me saltan las lagrimas.
Y es que yo tambien siento lo mismo, desde el principio al final.
Sobre mi madre, porque tuvo una muerte envidiable, ella fue tan buena y generosa que no merecia sufrir. Fue para mi mas que una madre.
Sobre nuestra amistad, que mas que amigas somos hermanas desde hace mucho tiempo. Y espero que ese lazo nunca pueda romperse.
Gracias Maisa por compartir mi dolor y por darme tu carino de hermana. Y por supuesto queda pendiente ir a "Rodilla". Un beso muy fuerte. Esther.
Gracias por tus palabras tan bonitas a pesar del cansancio de tu viaje y de tantas cosas como te han ocurrido en tu España.
Ese lazo nunca se romperá porque no permitiremos que nadie se inmiscuya para romperlo. Nosotras jamás lo haremos.
Miles de besos preciosa!!!
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