ESTAR SIN ESTAR… OLE MI WHATSAPP 01-10-2016
Pues sí, “Estar
sin estar” es de lo que hoy toca mi reflexión. El protagonista tendrá y
de hecho tiene muchos detractores, porque tanto el desconocimiento como el uso
en exceso son nocivos para muchas cosas, incluso para algo tan magnífico como
este moderno medio de comunicación que hoy ocupa mi escrito.
Es
estupendo usado en justa medida; cuesta escribirlo bien; escuchado suena a “guasa”,
y tiene guasa que quien no tiene ni idea de utilizarlo, sea el peor enemigo de
este método de contacto entre humanos de todo el mundo: el Whatsapp.
Cuantas
veces habremos dicho: “¡¡Si pudiera verte aunque fuera por un agujerito!!” Pues
ese agujerito existe cuando remitente y receptor lo desean, sin referirme en
absoluto a las cámaras de vigilancia o vídeo conferencias que son otro tema
menos al alcance de la mano de cualquiera.
Tampoco esta
crítica pretende acercar posturas entre defensores o atacantes, porque así es,
o lo defiendes o lo atacas sin apenas término medio.
Repito que
en exceso no es bueno ni el aire, ni el agua, cuanto menos el Whatsapp que
quien menos lo conoce más lo agrede.
Otros
dicen no querer saber nada de él y lo que en verdad ocurre es que no tienen ni
idea de cómo se utiliza y en vez de aprender y disfrutarlo con mesura, lo
condenan por nocivo, por adictivo y por no sé cuantas chaladuras más.
Habrá
quien se pase el día pegado al móvil desatendiendo quizás otras obligaciones y
eso seguramente no es bueno, como tampoco es bueno pasarse el día empinando el
codo; que hace años era la única forma de “chateo”.
Hubo quien
incluso se partió la cara atacando el uso del teléfono móvil cuando apareció en
nuestras vidas; ese trasto que sólo
servía para llevar un ladrillo en el bolso que nos permitía hacer alguna
llamada en plena calle ¡¡Y sin cable!! ¡¡Y dando voces para que nos escucharan
bien porque la cobertura era casi imposible de conseguir!! ¡¡Qué modernez
aquella!!
Entonces
nos parecía raro y ahora raro es quien no tiene uno o varios de estos aparatos
del que dependemos –lo reconozcamos o no- casi para todo.
Más tarde,
estos mismos protestones, continuaron criticando que enviáramos los añejos SMS cuando eran mensajes
costosísimos y con palabras contadas ¡¡Quien se acuerda ya de aquello!!
Evidentemente
a los más reacios, cuando supieron de su existencia les parecía temeridad usar “El guasas” “a
todas horas” y cuando por fin no les quedó más remedio que rendirse a la
evidencia y aprendieron a utilizarlo, se pasan el día enviando bobadas en
archivos de vídeo o foto, porque no tienen nada más inteligente que enviar.
Repito,
todo en exceso es malo, y saber la medida casi un imposible.
Whatsapp
nos permite rozar con la mano a las personas que viven lejos o están
temporalmente alejados de nosotros.
Ver “sin
estar” la carita de mis niñas, aunque sea en foto o vídeo, cada día me compensa
de tantas cosas, que me da igual que otros critiquen esta forma de convivir.
Tener a mi
amiga a miles de kilómetros con zona horaria absolutamente diferente a la mía y
saber que puedo aliviar su pena o reír hasta el llanto con ella con sólo
escribir unas frases que le llegan a coste cero instantáneamente desde su
España, como si de una conversación telefónica se tratase, no tiene precio. Como
no lo tiene saber de mi otra gran amiga gaditana cada vez que nos da la gana
sin interferir en su trabajo. Ahí quedo la frase y cuando puede la contesta (o
viceversa).
Ver crecer
a los nietos de mi cuata y ella a las mías sin necesidad de esperar semanas,
como antiguamente, a que llegue la foto
por correo, que en ocasiones cuando llegaba la foto del recién nacido el niño
ya había hecho la mili y ahora, no le han cortado el cordón umbilical y ya
tenemos el cuadro del niño adornando el salón.
Algunos
dirán que prefieren coger el teléfono y tendrá su razón; una cosa no quita a la
otra. Otros dirán que es una locura ¡¡Peor para ellos!! Muchos se quedarán con
las ganas sin osar decir lo que opinan de este controvertido tema ¡¡Allá
ellos!!
Otra cosa
interesante es tener varios amigos conectados en un mismo grupo para dar o
recibir noticias, quedadas, archivos e informaciones sin jugar
involuntariamente al “teléfono escacharrado”, que cuando le llegaba la noticia
al último, en poco o en nada se parecía a como la notificó el primero.
Querer
estar en un lugar donde físicamente no puedo ir, recibir instantáneamente
noticias de lo que está ocurriendo, repito que no tiene precio y si puedo
hacerlo, ole por mi y por quien deseando mi presencia, comparte su momento para
que no me pierda nada de lo que va aconteciendo.
Otra cosa
es a qué edad debe comenzarse a utilizar y cuantos momentos al día debe
permitírsele a un púber juguetear con su teléfono móvil y sin vigilancia utilizar
el Whatsapp. O asistir a comidas familiares y en vez de charlar entre ellos, se
pasan la comida enseñando las fotos de su nieto al que no le importa un bledo
verla, o encerrados en la pantalla de su “Aifon 7” por n aguantar la absurda
conversación del cuñado quejoso o la regañina de la abuela por ir tan poco a
verla…
Este no es
el motivo de mi crítica, por tanto dejo a sus padres y educadores que a veces
reniegan de lo que ellos mismos permiten en exceso para que sus niños no sean
“menos” que los amiguitos, y así se hace luego de alta la montaña imposible de
escalar.
Muchos opinan
que es una forma de perder el tiempo. A estos les diré que yo empleo el mío en
intentar ser feliz el mayor tiempo posible y mantener el contacto con aquellos
que quiero y me quieren, no me parece forma de perderlo.
A nadie
pretendo convencer, pero tampoco nadie quiera convencerme de lo contrario… Cada
tonto con su tema.
Todo el
mundo es libre de pensar y yo pienso: que no me paso el día pegada al teléfono,
ni para hablar, ni para enviar o recibir Whatsapp, lo hago el tiempo que estimo
oportuno, tal como cada quien hace lo que su cuerpo le pide, sin solicitar
permiso a nadie ni esperar aprobación o
crítica de otro.
Podría
explicar muchas más cosas buenas, -y seguramente otras no tan buenas- aunque
como siempre prefiero dejar que otros sigan pensando lo contrario.
¡¡Yo sé
porqué escribí esta crítica!! ¡¡Pa ti!! ¡¡Ahí lo dejo!!
2 comentarios:
Con el guasáp pasa como con "feisbu" al principio nadie decía querer estar en esa red social. Hoy día no eres nadie si no estás ahí.
Como dice mi sobrino, el facebú es un patio de vecinos cotillas jajajajaja... y todos tendemos la ropa en las mismas cuerdas.
Feliz día del Pilar... o de la fiesta que tú celebres con ese Manuel maravilloso
Besitos
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