domingo, 9 de octubre de 2016

ESTAR SIN ESTAR… OLE MI WHATSAPP



ESTAR SIN ESTAR… OLE MI WHATSAPP     01-10-2016

Pues sí, “Estar sin estar” es de lo que hoy toca mi reflexión. El protagonista tendrá y de hecho tiene muchos detractores, porque tanto el desconocimiento como el uso en exceso son nocivos para muchas cosas, incluso para algo tan magnífico como este moderno medio de comunicación que hoy ocupa mi escrito.

Es estupendo usado en justa medida; cuesta escribirlo bien; escuchado suena a “guasa”, y tiene guasa que quien no tiene ni idea de utilizarlo, sea el peor enemigo de este método de contacto entre humanos de todo el mundo: el Whatsapp.
Cuantas veces habremos dicho: “¡¡Si pudiera verte aunque fuera por un agujerito!!” Pues ese agujerito existe cuando remitente y receptor lo desean, sin referirme en absoluto a las cámaras de vigilancia o vídeo conferencias que son otro tema menos al alcance de la mano de cualquiera.

Tampoco esta crítica pretende acercar posturas entre defensores o atacantes, porque así es, o lo defiendes o lo atacas sin apenas término medio.
Repito que en exceso no es bueno ni el aire, ni el agua, cuanto menos el Whatsapp que quien menos lo conoce más lo agrede.
Otros dicen no querer saber nada de él y lo que en verdad ocurre es que no tienen ni idea de cómo se utiliza y en vez de aprender y disfrutarlo con mesura, lo condenan por nocivo, por adictivo y por no sé cuantas chaladuras más.
Habrá quien se pase el día pegado al móvil desatendiendo quizás otras obligaciones y eso seguramente no es bueno, como tampoco es bueno pasarse el día empinando el codo; que hace años era la única forma de “chateo”.
Hubo quien incluso se partió la cara atacando el uso del teléfono móvil cuando apareció en nuestras vidas; ese trasto que  sólo servía para llevar un ladrillo en el bolso que nos permitía hacer alguna llamada en plena calle ¡¡Y sin cable!! ¡¡Y dando voces para que nos escucharan bien porque la cobertura era casi imposible de conseguir!! ¡¡Qué modernez aquella!!
Entonces nos parecía raro y ahora raro es quien no tiene uno o varios de estos aparatos del que dependemos –lo reconozcamos o no- casi para todo.
Más tarde, estos mismos protestones, continuaron criticando que enviáramos  los añejos SMS cuando eran mensajes costosísimos y con palabras contadas ¡¡Quien se acuerda ya de aquello!!
Evidentemente a los más reacios, cuando supieron de su existencia  les parecía temeridad usar “El guasas” “a todas horas” y cuando por fin no les quedó más remedio que rendirse a la evidencia y aprendieron a utilizarlo, se pasan el día enviando bobadas en archivos de vídeo o foto, porque no tienen nada más inteligente que enviar.

Repito, todo en exceso es malo, y saber la medida casi un imposible.
Whatsapp nos permite rozar con la mano a las personas que viven lejos o están temporalmente alejados de nosotros.
Ver “sin estar” la carita de mis niñas, aunque sea en foto o vídeo, cada día me compensa de tantas cosas, que me da igual que otros critiquen esta forma de convivir.

Tener a mi amiga a miles de kilómetros con zona horaria absolutamente diferente a la mía y saber que puedo aliviar su pena o reír hasta el llanto con ella con sólo escribir unas frases que le llegan a coste cero instantáneamente desde su España, como si de una conversación telefónica se tratase, no tiene precio. Como no lo tiene saber de mi otra gran amiga gaditana cada vez que nos da la gana sin interferir en su trabajo. Ahí quedo la frase y cuando puede la contesta (o viceversa).
Ver crecer a los nietos de mi cuata y ella a las mías sin necesidad de esperar semanas, como antiguamente,  a que llegue la foto por correo, que en ocasiones cuando llegaba la foto del recién nacido el niño ya había hecho la mili y ahora, no le han cortado el cordón umbilical y ya tenemos el cuadro del niño adornando el salón.

Algunos dirán que prefieren coger el teléfono y tendrá su razón; una cosa no quita a la otra. Otros dirán que es una locura ¡¡Peor para ellos!! Muchos se quedarán con las ganas sin osar decir lo que opinan de este controvertido tema ¡¡Allá ellos!!
Otra cosa interesante es tener varios amigos conectados en un mismo grupo para dar o recibir noticias, quedadas, archivos e informaciones sin jugar involuntariamente al “teléfono escacharrado”, que cuando le llegaba la noticia al último, en poco o en nada se parecía a como la notificó el primero.
   
Querer estar en un lugar donde físicamente no puedo ir, recibir instantáneamente noticias de lo que está ocurriendo, repito que no tiene precio y si puedo hacerlo, ole por mi y por quien deseando mi presencia, comparte su momento para que no me pierda nada de lo que va aconteciendo.

Otra cosa es a qué edad debe comenzarse a utilizar y cuantos momentos al día debe permitírsele a un púber juguetear con su teléfono móvil y sin vigilancia utilizar el Whatsapp. O asistir a comidas familiares y en vez de charlar entre ellos, se pasan la comida enseñando las fotos de su nieto al que no le importa un bledo verla, o encerrados en la pantalla de su “Aifon 7” por n aguantar la absurda conversación del cuñado quejoso o la regañina de la abuela por ir tan poco a verla…  
Este no es el motivo de mi crítica, por tanto dejo a sus padres y educadores que a veces reniegan de lo que ellos mismos permiten en exceso para que sus niños no sean “menos” que los amiguitos, y así se hace luego de alta la montaña imposible de escalar.
Muchos opinan que es una forma de perder el tiempo. A estos les diré que yo empleo el mío en intentar ser feliz el mayor tiempo posible y mantener el contacto con aquellos que quiero y me quieren, no me parece forma de perderlo.

A nadie pretendo convencer, pero tampoco nadie quiera convencerme de lo contrario… Cada tonto con su tema.
Todo el mundo es libre de pensar y yo pienso: que no me paso el día pegada al teléfono, ni para hablar, ni para enviar o recibir Whatsapp, lo hago el tiempo que estimo oportuno, tal como cada quien hace lo que su cuerpo le pide, sin solicitar permiso a nadie ni esperar aprobación  o crítica de otro.

Podría explicar muchas más cosas buenas, -y seguramente otras no tan buenas- aunque como siempre prefiero dejar que otros sigan pensando lo contrario.

¡¡Yo sé porqué escribí esta crítica!! ¡¡Pa ti!! ¡¡Ahí lo dejo!!

2 comentarios:

María dijo...

Con el guasáp pasa como con "feisbu" al principio nadie decía querer estar en esa red social. Hoy día no eres nadie si no estás ahí.

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Como dice mi sobrino, el facebú es un patio de vecinos cotillas jajajajaja... y todos tendemos la ropa en las mismas cuerdas.

Feliz día del Pilar... o de la fiesta que tú celebres con ese Manuel maravilloso

Besitos

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