miércoles, 14 de septiembre de 2016

FIESTAS DE LA CASITA 2016



FIESTAS DE LA CASITA 2016      

Querido amigo. Dijiste que lo único que faltaba de las fiestas era la crónica y aquí está:
Algo de razón tendrán los que dicen que las fiestas ya no son lo que eran, aunque quizás las fiestas si son las mismas... O casi idénticas... y los que cambiamos fuimos nosotros sin darnos ni cuenta.
En cuanto recibimos el programa echamos un vistazo a los días principales rebuscando entre la ingente publicidad otros eventos que pudieran interesarnos, así podemos elegir dónde ir o qué día mejor nos quedamos en casa. Este año además hemos tenido un tiempo de lujo. Las temperaturas respetaron absolutamente los festejos, mucho calor de día (en ocasiones demasiado) y noches maravillosas sin apenas necesitar una chaqueta.
En el mentado programa nunca faltan los acontecimientos deportivos con arraigada tradición, seguidos siempre con entusiasmo y gran participación de paisanos y forasteros, contando siempre –o casi- con la colaboración u organización del Club Ciclista de Alaejos.
Unas fiestas inolvidables para las reinas de ellas que por unos días se sintieron especiales y aclamadas por las gentes de su pueblo. Idéntica a la de antaño es y será la ilusión de estas reinas de las fiestas por serlo y de sus familias por verlas cumplir un sueño, sin importar todo el trabajo –y gasto extra- que conlleva.
 ¿Qué serían las fiestas sin las dianas? No pueden faltar las dianas multitudinarias y armoniosas con ríos de gente arrastrando los pies por todo lo largo y ancho del pueblo al son del “QUINTO LEVANTA” cantando hasta desgañitarse la famosa melodía… “na na na na ná, na na ná na na ná, na na ná na ná na na ná na ná… mientras la orquesta cual flautista de Hamelin iba sacando a las gentes de las camas y sin tiempo para quitarse las legañas, corrían a unirse en danza machacona y alegría desbordante… Las dianas, desafortunadamente ya no son lo que eran, aunque  el pellizco en el corazón del primer PUM no ha cambiado.
 Respecto al desfile de peñas, sin menospreciar a quienes año tras año forman la comitiva poniendo su ilusión y ánimo de divertirse y divertir, hay que ser realistas y decir que este año ha resultado un desfile escaso en participación e imaginación a la hora de idear o vestir disfraces. Repito sin menospreciar a quienes participan en él con ilusión y alegría sana sin aditivos de otras pasiones
 Los encierros es imposibles que fueran los mismos de antaño,  porque el recorrido es muy diferente y seguimos añorando la plaza de palos que perdimos desde 1992.
 Las corridas.   Esas no son las mismas porque si lo fueran tendríamos muchas lanzas partidas en nuestros riñones.
 En la plaza de palos el ruedo lucía lleno de jóvenes –o no tan jóvenes- maletillas que durante el verano iban de pueblo en pueblo cargando al hombro su hatillo de ilusiones, desempolvando capotes al ritmo de su afición o su arte y en muchos casos el hambre de ser toreros famosos.
A estas plazas ambulantes de ahora, cuyo nombre olvidan tras el último aplauso, vienen los toreros que guardan algún centelleo de los alamares que un día les hizo brillar en plazas principales o llegan aquí a modo de ensayo para quizás algún día resplandecer con luz propia.
En otras épocas, la afición al toro unida a la inconsciencia de los cortadores de turno, era lo que hacía divertirse al público en los “tablaus”.
 Los chicos  más valientes cortaban toros o vaquillas sin miedo a los cuernos. Ahora los cortes los dan (por ejemplo) si les pides que se sienten correctamente para permitir el asiento legalmente a otro espectador con idéntico derecho.
  Los actuales concursos de Cortes o desafíos internacionales de tauromaquias, nos hacen disfrutar recordando lo que antiguamente fueron las capeas. Los cortadores de ahora son jóvenes preparados, con organización, y escuela además de afición que hacen un espectáculo entretenido, digno y respetuoso con los animales.
Ahora si no fuera por los forasteros o los cortadores en periodo de entrenamiento, del pueblo no hay quien de un corte. El toro se queda en medio de la plaza escarbando aburrido y la gente en los tendidos bajo un sol de justicia diciendo... “Si me pagaran por estar aquí aguantando este tostón no venía”.
 Las verbenas tampoco son las que eran hace tiempo: concurridas y bailadas llenándonos los pies de la arena de la plaza que cubría las piedras para que no se resbalaran las reses participantes en encierros y corridas. Dichas verbenas amenizadas por “Los Trompas” o “Ritmo 80” (que tanto monta),  hoy las disfrutan como oyentes en las concurridas terrazas de los bares, en ensordecedor ruido que desvirtúa la voz del intérprete y forma profundas patas de gallo al escuchante. ¡¡Qué falta hacen tantos decibelios!! Durante las sesiones musicales en la Plaza no es grato permanecer mucho tiempo. Desde mi patio, a considerable distancia, se escucha magníficamente y se entiende mucho mejor al cantarín de turno.
Este año como estrella principal nos visitó Manu Tenorio, uno de los triunfitos con menos fortuna que Bisbales,  Bustamantes y compañía… que algún día vendrán. Hay que darle tiempo al tiempo que Alaejos no es Broadway, aunque alguno lo crea.
Manu ofreció su concierto y seguido, ya sin música atronadora,  las queridas “Carretillas”; las mismas de “to” la vida de regreso a su “díalavispera” aunque ahora no sirvan como punto de encuentro de amigos y forasteros porque la tecnología sustituyó a la certeza del encuentro en la Plaza sin “quedada” previa.
La noche del día siguiente, este año  no faltaron tampoco unos fuegos artificiales cuya estela en el recuerdo fue mucho más efímera que el brillo de su luz al explotar.
 Nunca faltarán niños que poner en las andas de nuestra Chiquitita, mientras mantengamos vivo en nuestro corazón el amor por la Patrona y el deseo de ver a nuestros pequeños bajo su amparo y cobijo.
Los alaejanos continuaremos protegidos por el invisible manto de la Virgen, aunque ni vayamos a misa ni a bailar ante ella, porque la Chiquitita no hace distingos de clase o rango, ni pasa lista, ni calibra amores porque para ella todos somos iguales.
 Si me preguntas cual de todas las cosas no tradicionales y añejas me ha gustado más, no dudaría en decir que Los Mariachis. Para mí lo mejor de este año.
 El último PUM de la traca final echa el cierre a las peñas, verbenas, encierros, corridas y reuniones, dando paso a los abrazos de despedida y al deseo de volver a estar juntos en este pueblo con aroma rancio en sus calles, humo de olvido en sus chimeneas y perfume de recuerdo en cada uno de sus rincones a los que añoramos volver. Un Alaejos envuelto en el aroma del recuerdo de quienes se nos fueron para siempre. Trasnochado de olvidos y esperanzado en futuros inciertos que nos abrirá siempre sus brazos y donde siempre querremos volver porque siempre nos espera y  porque de aquí somos y nos enorgullecemos de ello.

Querido amigo. Ya de las fiestas La Casita 2016 no falta ni la crónica porque acabas de leerla. Por tanto esperemos que el tiempo nos sea grato hasta poder decir...Ya están aquí, ya huele a fiestas 2017 ¡¡Viva la Virgen de la Casita!!

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