domingo, 26 de junio de 2016

MAESTRO PRESUNTO INOCENTE



MAESTRO PRESUNTO INOCENTE  24-06-2016

La semana pasada vivimos días de mucha indignación, estupor, angustia, preocupación y rabia, mucha rabia. A muy pocos días del final de curso, en Cabezón de Pisuerga, un pueblecito cerca de Valladolid, saltó la noticia de la detención de un profesor acusado de algo tan abominable como haber abusado sexualmente de dos menores, un niño y una niña de apenas tres años a los que ha dado clase durante el presente curso.
Debido a la gravedad de los hechos que la prensa digital daba por muy fiables, lo primero que te corre por las venas es la condena inmisericorde hacia alguien tan monstruoso. Así somos los humanos. A ninguno se nos ocurrió que tal “bestia” podría estar siendo la víctima y no el verdugo. En nuestro corazón ya era culpable sin dejar ni un resquicio abierto a la presunción de inocencia. ¿Cómo un par de niños de 3 años van a inventar que sufrieron abusos en los que la palabra “felación” era la que parecía más “probada”?
Si con 50 años ahora se descubría que este hombre, al que era imposible no denominar -como poco- de animal, era capaz de hacer lo que denunciaron ¿Qué no habría hecho en los muchos años que seguramente llevaba como docente? La imaginación que vuela mucho más allá que un viento huracanado, inventaba miles de castigos para aplicar con nuestras propias manos a tal alimaña… Sabiendo que no somos capaces de matar una mosca y nunca traspasaríamos la fina línea entre las entrañas y la ley, jamás pondríamos en práctica todo lo que nos salía del corazón herido de madre o abuela (padre o abuelo) de criaturas en edad parecida, y pertenecientes o no  al mismo centro escolar del denunciado.

Los informativos de nuestra casi indigente cadena de televisión local el primer día se hicieron eco de la noticia poco más que a modo de escueta nota y luego nunca más hablaron de ello.
Las radios, en emisión local, parecida extensión dieron a la noticia. Contrariamente a lo que siempre ocurre, el boca a boca en vez de condenar al presunto, cada vez debilitaba más la culpabilidad para dar paso a la presunción de inocencia; a la incredulidad e incluso a la solidaridad con el maestro presuntamente injuriado.

¿Y ahora qué? ¿Quién dice la verdad? Y lo que es peor, si es un presunto invento ¿Quiénes y porqué urdieron tamaña atrocidad?
Si no cabe en  cabeza humana que alguien sea capaz de realizar los hechos de los que era acusado, menos aun se puede entender que alguien invente unos presuntos abusos a dos menores a los que sin tener culpa de nada, van a ser señalados como “Los hijos de…” y sometidos a fuertes interrogatorios que podrían marcarles de por vida. ¿En qué mente pérfida cabe tal locura? ¿Quién restablecerá el honor que a este hombre le han arrancado en estos días? ¿Quién le devolverá la tranquilidad a su vida si mientras investigaban su intimidad  todos le señalábamos como culpable?
Y sobre  todo ¿Por qué ha ocurrido esta desgracia? Seguramente porque la sociedad está muy sensible a los casos de violencia sexual donde hay implicados niños, o en los que siendo mujeres las presuntamente vejadas, se las da credibilidad por encima de los  hombres ya sean inocentes o culpables.
Lógicamente ante denuncias tan graves,  lo primero es la detención, la investigación, la cautela, y una vez dilucidada la verdad, condena dura si fuera culpable y si hay inocencia, la rectificación pública para un mejor restablecimiento del honor perdido.

Si en este caso algún día nos enteramos de la verdad, seguramente no sea nunca al completo sobre todo porque  en un caso tan grave, en ninguna de nuestras cadenas; ni pobres ni pudientes he visto rectificación a bombo y platillo de la noticia.
Noticia era el escabroso asunto, nunca lo es la inocencia. Sí he leído en algún periódico la incredulidad y solidaridad del resto de sus compañeros profesores de Cabezón e incluso de los padres del resto de alumnos del actual curso, y de los cursos de años pasados en los que este hombre impartió clase quedando tanto padres como alumnos en perfecta armonía.
Si todas estas personas que lo han tratado con cercanía apuestan por su inocencia, yo quiero apostar también por ella. Apuesto porque quede libre de cargos y se nos informe de toda la verdad, ya que si pedí íntimamente con vehemencia la condena de quien a muchas luces lo era, hoy pido que el peso de la ley caiga sobre los culpables que levantaron toda esta polvareda sin sentido que tanto daño puede hacer a un inocente porque nadie estamos libres de que una mala lengua  llegue a hundir nuestra credibilidad, nuestra vida recta y sin tacha convirtiéndola en un infierno para nosotros y los nuestros.
No debería salir gratis hundir la vida a un inocente. Si  grave era la acusación, mucho más grave cuando todo apunta a que es presunta y totalmente falsa.

4 comentarios:

María dijo...

¡Qué sabe nadie!
Como decía la copla: La honra se mancha y no brilla más.
España es un país de cretinos que ven una pantalla de plasma y se lo creen todo.
Menos mal que hay muchas honrosas excepciones.

Besos

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Vete a saber cuáles oscuros motivos se escondan tras este caso pendiente de Justicia y que todos deseamos rápida solución por el bien de los inocentes y castigo de los culpables.
Un besito preciosa!!

Anónimo dijo...

Gracias!!!

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Si eres quien creo sólo te deseo una rápida resolución y aún más rápido olvido.

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