Hace un momento haciendo uso
de uno de los grandes inventos del siglo pasado, cambié el canal de mi tele sin
saber bien en qué cadena parar o pasar de todas ellas. Mi mando a distancia me
llevó a una cualquiera y aparece en la pantalla un cantante al que reconozco
por su voz, aunque no tanto por su aspecto.
No sé los años que acumula
sobre su osamenta el cantante Nicola Di Bari, pero su nombre y su música me
sigue recordando a mi lejana (lejanísima) época del baile “agarrao” (con codo
sobre el pecho varonil del “contrincante”… el aire corría más que el tiempo).
Nicola puso a mi juventud su
acento Italo-español, cuando los forasteros venían a nuestro país a cantar como
podían en nuestro idioma; no como ahora, que todo el que se dedica a la canción
en esta piel de toro de mi alma, o lo hace en extranjero o aunque cante como
los ángeles, no triunfa en España ¡Qué pena!
Bien, pues me quedé unos
segundos sin cambiar de canal y pensando con inmenso cariño: ¿Sólo a mi este
hombre me recuerda a Freddy Krueger?
