domingo, 29 de septiembre de 2013

EN ESENCIA… GRACIAS ANGEL GARÓ




29-09-2013

Más de dos horas desde que se levanta el telón hasta que vuelve a bajar. Sin intermedios ni interrupciones; así es el espectáculo “En esencia” del que ayer os hablaba y que hoy vengo a deciros no sólo que no me defraudó, sino que lo disfruté al máximo.
Además de novedosas situaciones y monólogos adaptados a la actualidad; volver a ver todos los personajes que hace años no veía, fue como reencontrarme con viejos y muy queridos amigos.
No ha pasado el tiempo ni por los personajes ni por el intérprete y autor Ángel Garó que infatigable llenó el escenario de humor y gratos recuerdos.
Artista inigualable, porque nadie hace el humor como él, con sutiles toques de acidez ahí donde el gracejo se convierte en velada denuncia.
Irene a mi lado disfrutaba del espectáculo tanto como yo. Desde muy pequeña aprendió a encontrar esos toques de fino humor con nombre de Ángel; mis hijas se hicieron tan incondicionales como yo del mejor actor del humor que existe y ahí estábamos las dos a tan sólo unos metros de él… casi a la misma distancia a la que estamos acostumbradas a verlo, pero esta vez era real.
Tantas veces vi a este genio en mi casa, que anoche, en la butaca del teatro me parecía escuchar aquellas risas familiares, tanto, que ganas me daban de buscar el mando y rebobinar alguna escena para que volvieran las carcajadas y hasta las lágrimas de reír que son las que más felizmente se derraman.
Sin él saberlo, Ángel Garó era como un amigo más de la familia; ahora ya lo sabe porque al acabar la función esperamos a que saliera para saludarlo y hacerle saber de esa admiración que durante años sentimos por su trabajo.
Ángel es un señor sobre el escenario y una persona educadísima, amable y muy cercana cuando se cierra el teatro y va camino de su vida.
He podido decirle lo mucho que le admiro y darle las gracias por tantos años de risa; hacerle saber que entorno a su peculiar forma de hacer e interpretar el humor vivimos momentos irrepetibles; él agradeció amablemente tanto cariño y me vine a casa tan contenta.
No me considero mitómana ni rarómana; simplemente me gusta ver en el momento que me apetezca las grabaciones que guardo y que tantas horas han alegrado mi vida… pero no tengo un mechón de cabello de mis admirados (afortunadamente).
¿Por qué será que dos de los artistas a los que más admiro son gaditanos? Supongo que entendéis por qué me autonombré “gadisoletana” o Gaditalaejana”; que tantos montan, montan tantos.

sábado, 28 de septiembre de 2013

ANGEL GARÓ EN ESENCIA



   28-09-2013
Fin de semana lluvioso y otoñal predijeron y esta vez acertaron. Llueve como si se lo hubiéramos pedido en rogativa a la Virgen de la Casita.
Hoy la lluvia no me impedirá acudir al teatro Carrión del Valladolid en el que hoy me mojo; para disfrutar del espectáculo “En Esencia” que Ángel Garó actualmente placea.
Cuando me instalaron Internet allá por mil novecientos y pico, la primera palabra que puse en un buscador fue “Alaejos”, la segunda “Ángel Garó”.
En aquel entonces –incipiente Internet- poco –muy poco- salía sobre él, y ahora que Ángel Garó, se prodiga escasamente en televisión –porque en la tele de ahora no tiene cabida el humor inteligente ni los personajes que se resisten a desnudar su alma para que la pisoteen echando por tierra años de trayectoria y trabajo impecable; ahora lo veo desde la ventanita que se llama “Youtube”. Desde ella puedo seguir admirando a Ángel Garó, porque de la vida de  Ángel Manuel Paredes Hortelano nacido en La Línea de la Concepción un 12 de Enero de hace 48 años no me interesa nada en absoluto. Esa es su vida privada y la respeto tanto como a su maestría en crear e interpretar humor o rapsodia; porque escucharle recitar también me ha puesto el vello engominado, casi tanto como me reí a mandíbula batiente viéndole derramar arte andaluz; gracia de Cádiz; señorío de La Línea de la Concepción y sensibilidad humana, en cada una de las apariciones que hizo en la pequeña pantalla.

Desde hace unos pocos meses, este grandísimo actor recapitula 25 años de trayectoria; yo por fin podré verle en directo en un escenario para celebrar casi idénticos años de admirar su arte.
Desde aquel ¿Pero esto qué es? En el que interpretaba una magnifica imitación de Lola Flores y a un pariente de “Chikito Nakatone” que se llamaba “Chikago Mipeo” cantando su esperpéntica “sevillana japoné” que aprendí de memoria.
Seguí aquel programa con la ilusión de ver alguna vez más al nuevo “humorista” y tuve suerte, apareció Sara Montiel intentando fumar, pero estaba demasiado “oxidada” para lograrlo. Luego el fabuloso cantador de tangos y por último el primer Juan de la Cosa, tan distinto al que luego terminó siendo.
Desgasté las cintas del antiguo video Beta en que grabé aquellos programas, tanto como las de VHS en que las copié.
Guardo todas las veces que apareció en el 1,2,3. También “Juego de niños” jovencísimo con Javier Sardá ; luego “Pirateando” en “De tú a tú”, donde tuvimos la oportunidad de conocer a personajes entrañables como Gracielo Reina al que tanto extraño y donde conocimos a Maruchi cuando estaba tan mal de los nervios. Después su simpática aparición en “La vuelta de la fama” o en “Hola Rafaella” y por supuesto el sin par “Personas Humanas”. Lo vi tantas veces que aprendí los diálogos casi a la perfección.
Esperé impaciente que hicieran lo mismo con “En Off” obra de la que vi un pedacito que pusieron en 1994 y ya sabía que me iba a gustar mucho. Nunca lo emitieron y me quedé sin poder verlo, como tampoco la tercera parte de la trilogía que no sé siquiera si lo llegó a estrenar.
Con mucho sacrificio –por lo horrible que era el programa- no me perdí “El Semáforo” tan sólo esperando el momento en que aparecían sus personajes.
También grabé y vi varias veces el “Sorpresas y Lágrimas” con aquellas sorpresas que a él mismo le hicieron en Sorpresa sorpresa.
Luego disfruté viéndolo en  el programa de Carlos Herrera, -donde conocimos a su hermana Olga-; o sus entrevistas o colaboraciones en:   “Espejo secreto”; “Pasa la vida”; “De tú a tú”; “Tal cual”; “Q.M.D”; “Qué apostamos”; “De domingo a domingo”; “Tiempo al tiempo”; varios “Gente con chispa”; “Furor”, “¿Quién dijo miedo?”; “Shala Kabula”; “A toda risa”; “Waku Waku”; “Ankawa” aguanté por verle aquellos programas de sábado “Risas y Estrellas” o “Noche de fiesta”; “Humor se escribe con H”; “¿Qué apostamos?”; “El concurso del siglo”; “El destornillador”; presentando el concurso “Si o no”; “Los irrepetibles de Amstel”; “Mira quien baila”…
Pero de aquella lejana época, recuerdo que uno de mis favoritos –si es que alguno  puede serlo más que otro- fue el “Curso del 99”. Ahí me emocioné muchísimo. Tanto como me enfadó que Antena 3 no llegara a estrenar el “Por ti sería capaz de matar”.
Tantos y tantos programas que redisfruté entre amigos a los que hice admiradores de “Garó”; amigos y programas ahora cubiertos por una gruesa capa de olvido para muchos y que yo sigo recordando –y conservando- con tantísimo cariño; así como retazos y retales de posteriores entrevistas o actuaciones; sin olvidar las dos películas en las que prestó su voz “El emperador y sus locuras” o el irrepetible trabajo que le llevó a poner un total de 32 voces (todas) las de los personajes de la película “Ferngully”.
 Cuando anunció su libro “Málaga de mi pasión”, también lo busqué, pero en Valladolid me fue imposible. Se me ocurrió telefonear personalmente al Corte Inglés de Málaga y muy amables me lo enviaron. Así pude disfrutar de un precioso libro tanto en continente como en contenido y pude ver una faceta absolutamente distinta; algo que nada tiene que ver con sus dotes actorales en humor.
Junto al libro “Málaga de mi pasión” regalaban un CD con grabaciones en directo de Ángel Garó recitando.
 Como veis, Ángel Garó en mi casa es uno más de la familia –con perdón-.

lunes, 16 de septiembre de 2013

NO SEAS PESADO; ABRE LOS OJOS Y MIRA

Así ve el mundo a los gordos
06-09-2013  “No seas pesado” así se titulará el nuevo “Reality” que nos ofenderá Tele5; subprograma de otro –Abre los ojos y mira- a cuyos contenidos  no han dado en su presentación tanto bombo como al primeramente nombrado; seguramente porque no tendrán mayor importancia. Un programa que como tantos otros con cambiar de canal tenemos solucionado, pero en este caso me da la gana aprovechar la coyuntura y opinar sobre el tema del que tratará (que cuando esta crítica sea publicada llevará varias semanas tratando en antena porque mientras, estaré atiborrándome de vida en estado vacacional).

Desde que irrumpiera en las neuronas de los creativos de la cadena  y en nuestras casas aquel “Gran Hermano” que todos vimos y muchos negaron ver; encontraron en la dicha cadena –y en otras con menos éxito- un filón para enseñar las miserias humanas de ambiciosos famosos o famosillos e incluso de gentes “inéditas” queriendo serlo no se bien con qué propósito; porque la fama que alcanzan estas gentes con dichos programas es tan efímera como la luz de un fuego artificial dejando en su mayoría el olor a pólvora –en su caso- en forma de escarnio de su intimidad y muchos “difama que algo queda”; y que tras “la gala final”, deben continuar con la vida que tenían antes de haber pensado siquiera en presentarse a unos de esos “castin” que les proporciona  la entrada al esperpento que les convirtió en juguetes rotos para el resto de sus días.

Tras los “Famosos en la granja”; “Supervivientes” “Hotel Glamour” (que hasta el nombre ofendía) “La isla de los famosos”, “La casa de tu vida”… o el último inconcluso a la hora de escribir esta crítica: “Campamento de verano” al que yo titularía “charcorranas de verano”; llega ahora este “No seas pesado” que bien podían haber titulado “Asqueroso gordo seboso que no mereces vivir porque afeas tu entorno”. Ese es el enfoque que veo en los anuncios del tal programa que mañana -7 de septiembre- verá la luz por primera vez y no miraré ni atada a la silla.
Venden que el tal zafio espacio televisivo hará a los gordos “aprender a ser felices y quererse tal como son”… Me pregunto si los gordos a si mismos o algunos imbéciles –demasiados- a las personas gordas.
¿Sólo os obesos deben aprender a ser felices y quererse tal como son? ¿Y el resto del mundo qué? ¿Es feliz tal como es?
Por lo que se ve las personas estamos divididas en delgadas felices y gordos infelices, cómo si pesar de más fuera por gusto o siempre por gula.
 Nuestro peso nos escolta tras el nombre: “fulanita La gorda” “menganito El gordo”… y afirman sin lugar a dudas que pesar de más es por gusto, por glotonería o dejadez; y por eso para “ayudar” a los impresentables gordos, han inventado este esperpento de programa que mostrará a una piara de cerdos revolcándose en sus propios detritus. Matando por comer glotona y asquerosamente a todas horas –a escondidas, naturalmente- mostrando sus miserias y logrando perder la dignidad y algún que otro gramo. Promocionando el balneario donde vivirán la experiencia y haciendo embolsar millones a la dicha y redicha cadena de televisión.
Adelgazar se convierte en condena para quienes tenemos como enfermedad el engordar si o sí y nos sentimos  mirados con repugnancia por algún esquelético que posiblemente coma mucho más que un gordo, pero tiene la suerte de estar de moda lucir hueso y no carne…o grasa acumulada tan visible como injustamente.
¿Por qué no han hecho un programa para ayudar a las personas con anorexia o bulimia? ¿Por qué no, uno que ayude a un calvo a que le salga de nuevo el pelo perdido? ¿Por qué no, uno que ayude a una persona con dentadura horrorosa a ser feliz teniendo una preciosa sonrisa –esforzándose porque le crezcan dientes perfectos-, sin tener que pagar facturas kilométricas al dentista? ¿Por qué no uno para enseñar a los fabricantes de ropa a hacer tallas lógicas? O mejor ¿Por qué no un programa que enseñe a los demás a dejar vivir tranquilos a quienes les rodea y que cada cual se ocupe de sí mismo sin dar tanta importancia al aspecto físico; sobre todo a la gordura?
Dice la presentadora del que ahora nos ocupa, Enma García; que es un programa que hará abrir los ojos a muchas personas obesas que van a intentar perder peso para ser más felices… Señora mía, yo sería feliz si a una dientuda como tú no se le ocurriera ganar dinero –que no prestigio profesional- afeando el aspecto de otros, desnudando la dignidad de los obesos; de todos los gordos a los que nos  meten en el mismo saco sin piedad.
Opino todo esto sin haber visto ni un segundo del tal programa y con la firme intención de no verlo, porque los anuncios de cómo será ya me dan idea del asco que me proporcionaría verlo, de lo indignada y ofendida que me sentiría; y jamás con ganas de seguir “esos” ejemplos para “ser feliz” y deseando además que sea un estrepitoso fracaso.
Si todo el mundo “no fuera pesado y abriera los ojos y mirara” su cuerpo, su vida o su entorno, habría un porcentaje elevadísimo de disconformes consigo mismos.
No digo yo que lo ideal no sería que todos tuviéramos un cuerpo maravilloso, pero la realidad es que la “imperfección corporal” -sin bisturí- la sufrimos por culpa de la herencia genética de la que no nos libra ningún testador maléfico, y nos damos cuenta de ella gracias a la absoluta insensibilidad de quienes sufren defectos infinitamente peores que la obesidad, aunque –suerte para ellos- sus imperfecciones son  fácilmente ocultables a la “simple vista” O quizás no tanto, pero ellos ni se las ven; de lo contrario no osarían avasallar de forma tan estúpida como obstinada.
No hay reunión entorno a una mesa con comida, en la que tras un rodeo con conversaciones insustanciales, algún “alma caritativa” apunte y dispare directamente al gordo sentado a ella que sin remedio tenga que escuchar consejos tan inútiles como descarados: “no comas eso que engorda”; “Deberías ir a un dietista”;  “No veas cómo ha adelgazado fulanito”;  “Qué guapa estabas en una foto de hace veinte años”… Como si en veinte años a aquel imbécil no le hubiera cambiado la fisonomía. Que dan ganas de decir: “al menos yo alguna vez fui guapa ¿Puedes tú decir lo mismo? Ellos no callan lo que opinan. Los gordos además de deformes a sus ojos, somos educados, no ciegos ni insensibles.

La obesidad es una enfermedad y como tal debería ser tratada, respetada o compadecida pero a nadie le interesa que así sea (incluido a muchos gordos patéticos que lo serían con muchos kilos de menos).
Otras enfermedades  pueden ser ocultadas, se disimulan, o se muestran siempre que sea deseo del propio enfermo, y hasta la ley protege ese deseo de mostrar o no su padecimiento, pero la obesidad es una condena tan evidente que no podemos ocultar y por ello es mucho más fácil el escarnio público: vende más ridiculizar al gordo que dejarlo tranquilo. Por eso, como luchar contra un gigante es imposible, seguiré con la maldición de mi genética y mi enfermedad no merecedora de compasión ni respeto. Continuaré con mi pensamiento libre y cada vez que me mires y yo note que estás pensando maliciosamente: ¡¡Qué gorda está!! Mucho antes de que puedas hacerme el comentario que jamás te callas; o hacérselo al primero con que te encuentres, ya habré pensado: ¿Gorda yo? ¡¡¡Y tú puta!!... O borracha, irrespetuoso, maleducada, dientuda, fea, tuerto, nariguda, orejotas, calvo, tartajoso, ladrón, belfo, arrugado, gangosa, cabezón, grosera, gorrón, patizambo, mentiroso, cheposo, mala persona, sosa, envidiosa, palurda, patético, prepotente, impotente, perjura, cornuda, injurioso, difamador, falso, bisojo, esquelética, feo, descerebrado… Todo dependerá de a quien tenga enfrente porque perfecto…¡¡¡perfecta no soy ni yo!! Y si tampoco entiendes esta ultima ironía, peor para ti.

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