lunes, 22 de abril de 2013

RESACA EMOCIONAL



  Sí, así es, sigo con resaca emocional; con la retina y el corazón llenos de los momentos vividos ayer tarde-noche.
  Degustando y paladeando cada uno de esos momentos concienzudamente preparados e intensamente vividos, rodeados de algunos de nuestros mejores amigos; nuestras hijas e hijos y con Lucía poniendo la nota tierna y dulce con sus infantiles gracias y bullicio tan tranquilo como inquieto; tan sereno como sólo una criatura de poco más de dos años puede en medio de 18 adultos que no todos le eran habituales, y en todo momento estuvo tan cariñosa como si los  hubiera visto cada día. Así de encantadora es nuestra nieta.

Durante varios días nuestras hijas han ideado detalles que poco a poco tomaban forma ayudadas por mi complicidad para mantener en Jose una venda de sorpresa que sólo caería en el momento preciso.

Muchos planes, mucho trabajo tan arduo como ilusionante; días de nervios y mentirijillas que encubrían complicidad  para que el homenajeado no sospechara que tal día a tal hora llegaría el momento;  imaginando la cara de su padre al ver tantas sorpresas como habían preparado única y exclusivamente para él.
Llegado el gran día, había que hacerle salir de casa a unas horas exactas; que no saliera más tarde ni llegara antes de lo previsto. Para ello recibió un telegrama oficial con instrucciones precisas a cumplir.
Teníamos que salir juntos de casa e ir –previo tomar café- a la oficina de turismo donde teníamos una visita guiada por nuestra ciudad que nos ocuparía las dos horas necesarias.
La visita fue interesante y a los dos nos gustó conocer la historia de los rincones que nos rodean cada día como si de dos turistas se tratara.
Jose pensó que este era el regalo que sus hijas le hacían para celebrar su jubilación, en vez de la clásica colonia…
Un mensaje al móvil me confirmaba que todo estaba listo y teníamos que volver a casa. Dos mensajes más por mi parte, uno de confirmación y otro desde el ascensor de casa alertaba a todos del preparados, listos… Jose abrió la puerta sin haber sospechado absolutamente nada y antes de poder dar la luz del recibidor un multitudinario grito de ¡¡SORPRESAAAAAA!! Sonido de matasuegras y aplausos de nuestros amigos sorprendían a Jose que veía el salón de casa  convertido en caseta de feria: farolillos -traídos directamente desde Sevilla por Irene- globos, banderitas… las mesas cubiertas con manteles de idéntico color a vasos, platos y cubiertos; todo ello en el azul y amarillo –incluidos los “matasuegras”-, los colores del uniforme de correos; en paredes, muebles y cortinas colgaban grandes fotos de él mismo en algunos de los momentos festivos de nuestros últimos 33 años.
Hasta ese momento misión cumplida: todo había salido exactamente como lo habíamos previsto; ya sólo quedaba disfrutar de todo de ello y así fue.
Tras el primer impacto: lágrimas, saludos, abrazos… Nos sentamos a la mesa y mientras el champán y el vino que trajeron Paco y Conchi continuaban refrescándose hasta la hora de brindar, empezaron las sorpresas. Primero una presentación digital “musicada” que Paco y Tere  le regalaron con las fotos de la fiesta de despedida de sus compañeros, y que nos hicieron arrancar nuevamente alguna lágrima. Enseguida  disfrutar de la cena entre risas y recuerdos de tiempos lejanos y no tan lejanos.
Antes del postre, recibió los emotivos regalos del resto de invitados: Una graciosa y muy apropiada camiseta, dos tazas de desayuno no menos graciosas y una foto de juventud enmarcada recibió de “Cuestas y Nuñez”; una noche de hotel en el que elijamos de entre 285 regalo de Chete y Loren y después los que las niñas –ayudadas en alguno por David- habían preparado: Un diploma que acredita su jubilación, un libro de firmas y dedicatorias con fotos de correos y telégrafos, el álbum de fotos “Los recuerdos de tu vida” y la tarta con su foto impresa. Todo ello recibido con idéntico cariño y regado de emocionadas lágrimas antes de degustar la tarta escuchando a Víctor rasguear su guitarra, y brindar por los maravillosos momentos que a partir de ahora nos esperan en vacaciones sin fin: Viajando si toca, disfrutando de amigos y familia haciendo una vida cotidiana sin la presión del trabajo… Una nueva vida que se abre ante nosotros.
Nos hubiera gustado haber invitado a mucha más gente pero lógicamente no pudo ser porque mi “palacete” no es tan grande, por eso las demás celebraciones que aún nos quedan por vivir  con el resto de amigos y familia, no serán “sorpresa” pero sí igual de importantes para nosotros.

Este ha sido un día precioso; todo salió mejor que lo soñamos, por eso nuevamente mi palabra es “GRACIAS”… A mis hijas por idear y preparar minuciosamente hasta el mínimo detalle. A nuestros amigos que no dudaron en cancelar otras citas para no faltar a la nuestra. A mis yernos, que colaboraron en el montaje y  transformación de nuestra casa y luego cámara de fotos o guitarra en mano, plasmaron y amenizaron el evento. A Lucía por ser una niña diez y el alma de la fiesta.
A todos por esperar pacientemente hasta que por fin aparecimos mi marido y yo.
Gracias por vuestra presencia, por vuestros regalos y detalles y sobre todo gracias por ser y estar.

2 comentarios:

cecilia dijo...


Fue emocionante de principio a fin y entre todos logramos que saliera ¡¡¡¡¡¡¡¡perfecto!!!!!

Solo puedo unirme a ese ¡¡¡¡¡GRACIAS A TODOS POR TODO!!!!!!!

Marisa Pérez Muñoz dijo...

¡¡Qué bonito!! La vida debería estar hecha de cosas como esta para recordar.

Besazos princesa

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