viernes, 30 de diciembre de 2011

MI BECA DE LA TUNA DE CIENCIAS-VALLADOLID


Pasacalles 1997
MI BECA DE LA TUNA DE CIENCIAS-VALLADOLID-    30-12-2011

¡Regalos! ¿A quién no le gusta recibir un regalo?
Es indudable que no se pueden medir por el valor material o seríamos demasiado ruines (es lo que pienso).
De siempre –y quienes bien me conocen bien lo saben- he disfrutado más haciendo regalos que recibiéndolos. Me gusta ver la cara de ilusión y felicidad viendo desempaquetar lo que previamente ideé, compré o empaqueté; y ya si acerté y gustó, en ese momento me siento plenamente feliz.

En esta época consumista del año, es costumbre en mi casa –igual que en la mayoría de hogares del mundo- intercambiar regalos.
Nosotros tradicionalmente siempre esperamos para abrir los nuestros cuando estamos todos reunidos y siempre lo hacemos siguiendo un orden: bien de mayor a menor; de menor a mayor o primero el más alto y último el más bajito, pero siempre mientras el de turno abre, los demás observan y así todos disfrutamos de todo y vemos las reacciones de cada cual al ver lo que le tocó en suerte.

Este año decidimos que el orden fuera por altura: primero el más alto y por tanto comenzó sin lugar a dudas mi yerno Víctor, que poco a poco fue desenvolviendo regalitos ilusionado. Después Jose, seguido de David, Irene, Cecilia, Laura y por fin yo, justo antes que Lucía.

Cuando llegó mi turno, Víctor dijo que dejara para el final el de mayor tamaño. Sabiendo que él cada año nos prepara regalitos de broma, pensé que ese paquete contenía la mía de 2011.
 Abrí los demás, como siempre todo me gustó y por fin le tocó el turno al señalado por mi niño grande. Era una caja de madera, muy chula; al abrirla de la sorpresa me quedé sin aire; no era ninguna broma, era su beca de la tuna de Ciencias y me la regalaba precisamente a mí.

Primero aclararé que él no se ha quedado sin su beca de tuno bien ganada y merecida, si no que este año por celebrarse el 20 aniversario de la fundación de la tuna de Ciencias vallisoletana, han hecho becas nuevas para todos ellos y me ha regalado la que usaba hasta ahora.

También quien bien me conoce, o quienes leéis atentamente mis crónicas, sabéis lo importante que es para mí ésta tuna y por tanto lo importantísimo del detalle de mi muchacho hacia la madre que parió a su mujer.

¡Tener mi propia beca! Sin pedirlo, sin siquiera haber mencionado la ilusión que me haría tener una. Ya que jamás podré ser la madrina de mi tuna, al menos tengo mi beca y mi muchacho me la ha regalado por el simple hecho de que le ha salido del alma hacerlo y con ese mismo sentimiento voy a guardarla.

No hace falta gastar dinero en regalos caros. Sólo hay que regalar con verdadero cariño porque se recibirá con idéntica ilusión.
Gracias por todos los regalos que he recibido a lo largo de mi vida; gracias a todos los que emplearon su tiempo en pensar en mí para regalarme con ilusión lo que quiera que me hayan regalado. Estoy segura que cada uno en su momento me ha ilusionado.
Evidentemente en casi 55 años vividos, no puedo acordarme de todos ellos, aunque muchos son los que han quedado guardados para siempre en un rinconcito de mi corazón, y mi cara al recibirlo espero que siga guardada en la mente de quien tuvo el acierto de hacerme feliz y sorprenderme gratamente.

Algunos de estos regalos cuelgan en las paredes de mi casa, descansan en vitrinas, estantes, sobre la mesa del salón, guardados en cajones o como maravillosos recuerdos por ser inmateriales.
Sin menospreciar a ninguno de ellos, mi beca de la tuna de Ciencias, será sin duda uno de los más valiosos regalos que habré recibido jamás. Por lo que significa, por lo que significó y porque llegó para alegrar la noche de uno de los peores días de mi vida.

Gracias “Vitorino” por la beca y por el muñeco de futbolín vestido de tuno que hace años me regalaste; y que lo guardabas desde tu bautizo como tuno.
Gracias muchacho guapo y noble, porque eres una de las personas más importantes de mi casa. Gracias por adorar a mi hija: tu mujer; y gracias, gracias por formar parte de mis hijos.
Gracias por existir y porque con este detalle me has demostrado muchas cosas.

Te quiero

viernes, 23 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD 2011

FELIZ NAVIDAD 2011

Queridos amigos, conocidos, lectores y querida familia:

            Quiero enviaros una vez más mi felicitación y desearos lo mejor para estas fiestas y para todo el bisiesto año 2012.
            Que la estrella más brillante ilumine el camino de quienes –como yo- crean que desde ella nos miran y siguen amando las personas que se nos han ido para siempre.
            Que no os falte: el cariño de los vuestros, la amistad de quienes os rodean, la diversión, la risa y la carcajada; la paciencia para aguantar a quien os colma; la serenidad para esquivar los injustos reproches; la alegría de estar vivo;  la salud los 366 días del año, la comprensión de quienes os escucha y a quienes escucháis; la generosidad para regalar felicidad con tan sólo una mirada;  el trabajo para el mundo en el que vivís, el amor de… el amor; y si fuera necesario, que no os falte el dinero.

            Abrazos fortísimos para todos y gratitud por vuestra compañía acudiendo con asiduidad a mi Blog e incluso dejando algún mensaje que tanto me ilusiona.

Feliz Navidad y prospero año nuevo:

Marisa Pérez Muñoz

viernes, 16 de diciembre de 2011

¿HASTA PA SER POBRE HAY QUE TENER CATEGORÍA?


¿HASTA PA SER POBRE HAY QUE TENER CATEGORÍA?   16-12-2011

Sabido es que a los “nuevos ricos” enseguida se les ve el plumero porque hacen ostentación excesiva y hasta irrisoria de su riqueza. Desgraciadamente en los tiempos que corren, ocurre todo lo contrario, proliferan los “nuevos pobres” y quizás es natural que la “ostentación” se convierta en “ostracismo”.

Ayer me indigné al escuchar un comentario en televisión y no tuve momento de escribir hasta ahora mismo.

Veía yo a “la” Ana Rosa y tenían como invitada a una mujer que no diré el nombre porque si os fijáis en mis escritos no doy esa clase de dato porque les sobra publicidad para vivir del cuento, pero si diré lo que absurdamente dijo y ninguno de sus interlocutores rebatió ni hizo comentario adverso alguno, lo que me hace pensar que estarán de acuerdo con ella.  

Esta mujer que tienen sonrisa comedida para no reventar su silicona labial; pómulos de plástico y voz lineal –además de pija- que no puede mover un solo músculo facial porque en vez de en los pies, lleva los “botox” en la cara –dura-.

No recuerdo exactamente el principio de la conversación, porque no suelo ponerle atención  a semejantes personajillos, pero lo que me indignó fue más o menos así: “Una amiga mía que hace cuatro años estuvo conmigo haciendo un crucero, y la pobre me llamó el otro día muy apurada diciendo (fulana), tú que tienes tantas amistades a ver si puedes echarme una mano; estoy teniendo que ir a comer de caridad a comedores sociales y me  da mucha vergüenza que me vean. La he puesto en contacto con las hermanitas (de no sé qué) (monjas, eso sí) y la llevan la comida a casa”.

A la pregunta de otro de los comentaristas, de si eso se podía hacer, la influyente silicónica contestó que sí, que las monjitas tienen ese servicio para que “estos pobres” (lo dijo como pobre gente, no como gente pobre) que se han arruinado no tengan que pasar vergüenza de ir a comer de caridad a un sitio público.

La sangre se me heló, sobre todo al ver que nadie le decía que no hay derecho a ser tan “tiquismiquis” o que las monjas no deberían estar para eso.

Me pregunto si las monjitas también tendrán otros servicios “especiales” y en vez de comida les sirvan “ricos manjares”, les limpien sus casonas o les paguen cruceros para no herir la sensibilidad de “estos pobres”.

A esta misma mujer que se gana la vida “bobiando”,  porque no se le conoce profesión alguna,  la escuché decir un día en “La Noria” que a un pobre no le importa serlo porque está acostumbrado, pero que los ricos no deberían pagar impuestos en proporción a sus dineros, porque el monto sería elevadísimo.

Juzgad vosotros mismos, yo “es que no puedo con la vida”

lunes, 12 de diciembre de 2011

DE AMIGA A AMIGA DE ABUELA A ABUELA


DE AMIGA A AMIGA DE ABUELA A ABUELA    11-12-2011

Querida amiga: ¡¡Qué de cosas!! ¡¡Qué de años!! ¡¡Qué añoranzas!! Y podemos presumir de no haber reñido jamás.
Ya tenemos edad de recordar; pasó el tiempo en que –madres abnegadas y con ayuda del sueldo del marido - nos ocupábamos de absolutamente todo lo que nuestros hijos pudieran necesitar. Entonces tan absortas estábamos en la tarea, que ni tiempo de soñar tuvimos, y ahora, ahora es un sueño.
Mi Cecilia y tu Cristina nos han hecho el regalo más grande: Un nieto, ahí es nada, ya somos abuelas.
Cuando nos conocimos apenas contábamos 26 añitos y ya teníamos tú tres retoños y yo dos. Laura y Rebeca nos unieron a la puerta de su guardería. Laura, vivaracha y extrovertida, apenas tres meses mayor, pronto se hizo inseparable de Rebeca, un verdadero ángel; y gracias a esa amistad infantil, que perdura inquebrantable, tú y yo, también nos hicimos amigas tan inseparables como nuestras hijas.
Todas las tardes tras recoger del cole a los 5 niños que entonces juntábamos,  nos apresurábamos –en tu casa o en la mía, tanto  daba- a darles su merienda, ofrecerles una montonera de juegos, juguetes y la añorada programación infantil que les mantenía quietos juntos a su bandeja justo el tiempo de llenarlo todo de migas con los bocadillos de nocilla.
Nuestros hijos aprendieron a quererse, pelearse, compartir y crecer; bajo la atenta mirada de nosotras – y algún que otro capón, más verbal que físico- que nos hizo ganar el apelativo cariñoso de “gritonas” que yayo Félix nos impuso con banda y todos los honores.
Cuando por sorpresa esperé a Irene, también llegó Javi con idéntico afán y continuamos con nuestras tardes de niños, meriendas y deberes, tú y yo, y nuestra prole de 7 preciosas criaturas creciendo a la par y nuestras mañanas (para nosotras solitas) ¿Recuerdas? Al dejar los niños en el cole las casas ya recogiditas, nos juntábamos en la tuya o en la mía y disfrutábamos de aquellos desayunos viendo “Los Ricos también lloran”, con interminables parladas y sin hacer caso al capítulo; luego a la compra, recoger los niños, y tras la comida y fregada, un cafelito y una partida de “Escoba” antes de la llegada del huracán “Corrales Alonso” “Martín Pérez”… y si había ocasión y con quién, una rápida partida de “Conti” desconectadas –por increíble que parezca- de gritos y peleas; que la chiquillería no daba tregua al silencio y tuvimos la fortaleza de aislarnos, pero afortunadamente rodeadas de ellos.
Así día a día, vivencia a vivencia, recorrimos el camino que los siete hicieron casi de la mano.
En medio y sin darnos cuenta, crecieron, dejaron de jugar y pelear las meriendas, empecé a no tener tiempo ni de respirar por mi trabajo de confección e instalación de cortinas; os fuisteis a unos kilómetros de nosotros, nos vemos poco, nos hablamos mucho, compartimos siempre los malísimos momentos, degustamos los buenos… la vida siguió y nuestros retoños han ido volando del nido para asentarse en rama propia y crear su propia familia.
Juntos celebramos cumples, comuniones y acontecimientos. Juntas vimos sus logros y cumplir sus metas; hemos vivido sus bodas y nos emocionamos con la llegada de nuestro nietos… eso une mucho más que los lazos de sangre, porque estamos unidas por los lazos del cariño, mucho más fuertes que los impuestos al nacer, porque estos los elegimos voluntariamente.
Para mis hijas eres la “tita Pili”, y yo soy la tía Marisa para los tuyos ¿alguien puede impedir que así sea?

Mirando ahora tu foto con Héctor en brazos, o las fotos y vídeos que apenas hace trece meses le tomamos a Lucía, me doy cuenta que la historia se repite, el tiempo vuela y mi nieta es la primita  mayor.
Ahora, mientras Héctor “apoco” ha comenzado a asomar, tú querida cuata y yo, somos dos felices y babeantes abuelas, dichosas de serlo y deseando disfrutar los mejores momentos de nuestros queridos nietos. ¿Soñamos siquiera entonces, vivir ahora esta dicha? ¿Soñamos siquiera algún día ver parir a nuestras queridas bebés?
Ver a nuestros nietos crecer, será nuestra recompensa. Nuestra será la ilusión y la responsabilidad, de sus padres, ¡Ahí es nada! Saldremos ganando.
Cuando veas a Héctor mirarte, sonreírte o echarte los brazos. Cuando te de su primer besito (apenas un roce de sus labios en tu cara), cuando se suelte de tu mano para dar los primeros pasos… Todo lo malo se borra, y en ese momento sólo seréis él y tú; abuela y nieto, la plenitud de la felicidad te espera amiga. Disfrútala porque una madre tan MADRE como tú eres, será la mejor abuela que Héctor podría soñar.

¡¡Nos vemos!! 

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