martes, 30 de agosto de 2011

PREGÓN DE LAS FIESTAS –ALAEJOS-2011

Cuando leí el programa de fiestas 2011 y vi que el pregonero sería Antonio Lucas Varela, pensé: “Este año por fin volveremos a tener buen pregón; Toño será el mejor embajador de nuestras fiestas”.

Sería un pregón que me haría olvidar algunos –como el del año pasado- que nos ofreció un forastero que ni bien documentado estuvo a la hora de mencionar de pasadita alguna de nuestras costumbres festeras.
         
Sería un pregón que me haría recordar otros impecablemente interpretados por hijos del pueblo con arraigado amor por él, sus tradiciones y vivencias.

Imaginé que Toño, tras haberse metido al público en el bolsillo con sus chanzas durante varios certámenes literarios en los que participó, no caería en repetir lo ya mostrado, porque tiene inteligencia, desparpajo y vivencias suficientes como para volver a emocionarnos con sus chascarrillos puramente alejanos y tan añejos como el buen vino que dieron sus cepas; caldos  a los que por su fama Quevedo dedicó alguno de sus versos (o refranes).

Soy pasional y apasionada. Estaba tan segura de que iba a entusiasmarme el pregón de mi paisano, que mentalmente tenía escrita mi crónica del evento para publicar en este Blog.

Subí pronto a la plaza para encontrar un buen sitio en una de las terrazas de los actuales bares, desde la que no me perdería ni una sola de sus palabras;   vi la plaza llenarse con las mismas gentes de cada año ávidas  de fiesta y cumpliendo como un rito el primero de los actos “importantes”: escuchar el Pregón.

La comisión de festejos ya había colocado los asientos frente al escenario para que los más madrugadores pudieran disfrutarlo no sin antes seguir otro rito ineludible: guiñar el ojo y abanico en ristre, protegerse de los últimos rayos de sol que en magnífica puesta se despide hasta el día siguiente tras  la torre de San Pedro, y el ayuntamiento con la Mariseca en contraluz anunciando que “llega La Casita”.

Tras la imposición de bandas a las nuevas reinas de las fiestas, nuestro alcalde nos dirigió amables y acertadas palabras, mencionando lo bien que se vive en Alaejos; haciendo hincapié en la solidaridad y buena convivencia de sus vecinos, aunque tengamos la mala fortuna de aparecer en prensa únicamente cuando algún acontecimiento  desagradable ocurre en el pueblo aunque bien sabido es que se oye más a tres o cuatro ruidosos y no a los que silenciosamente convivimos en armonía.
Yo también me pregunto qué adelantan los vándalos con romper una placa que en el cementerio recuerda a los represaliados; o quienes penetraron con un potente coche en la rotonda de entrada al pueblo para destrozar la estrella de nuestro escudo.

          Al terminar su alocución por fin llegó el momento de presentar al pregonero y lo hizo indicando que es profesor de historia y alejano de pro, porque al parecer a nuestro pregonero le gusta que así sea denominado –y bien merecido lo tiene- aludiendo también a la autoría de sus dos libros “Cerramícalo” y “Arrecágel”; dos magníficas obras que no pueden  faltar en ningún hogar alejano; por muy lejos que de Alaejos diste ese hogar.

          Como desde la terraza donde me encontraba no se oía absolutamente nada, opté por levantarme para escuchar el pregón “A pie de calle”.

Comenzó el pregonero diciendo que sería breve y desee que no lo fuera.

          La introducción con obligada referencia y felicitación a las recién proclamadas reinas, y tras ella, el verdadero comienzo con las primeras frases de un pregón exquisitamente redactado, vocalizado e interpretado con el clásico tono socarrón y cercano que siempre emplea Toño; matizando y enfatizando aquellas frases que quería destacar especialmente.
          Luego un par de folios de historia de las fiestas, -genérico-, Durante ese tiempo se perdió en prolegómenos rebuscó palabras haciendo que perdieran su comprensión y alejanez;  lanzó una clase de historia que hizo que la atención del público se diluyera hasta el punto que cuando llegó al “capítulo de recuerdos”, ni fue emocionante ni distinto a lo que ya hiciera en el teatro, quedando tan por debajo de aquellas otras actuaciones, que los asistentes congelados en sus asientos, apenas contestaron unos cuantos a los cánticos que desde el atril el pregonero interpretaba.

          Lecciones de historia universal festera sí, pero en el momento y lugar adecuado y este, seguramente no lo era.
         
Lo siento Toño, como espectadora me has decepcionado tanto como a muchos de tus paisanos que me comentaron idéntico sentimiento. Quizás la culpa es nuestra por esperar mucho y tú posiblemente creíste darlo.

Te deseo felices fiestas y te doy mi enhorabuena por haber tenido el honor de ser el pregonero de las fiestas de tu pueblo. Un pueblo al que me consta amas; aunque en esta ocasión no hayas estado del todo acertado en tu alocución y yo haya tenido que cambiar la crónica que mentalmente escribí, antes de teclear esta que alguien quizás lea.
         

1 comentario:

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Me gustará verte por aquí para que compruebes por ti misma que no miento en nadita, aunque lo de verme pregonar... no creo que se dé el caso a menos que me haga vendedora ambulante y me dedique a "pregonar" los productos.

Besazos wapa y wapo de Manuel

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