martes, 20 de abril de 2010

EL GRAVE INCIDENTE DE NUESTRA EXCURSIÓN

No fue nada relacionado con la carretera ni el viaje en sí, pero ocurrió lo que ocurrió y aquí va la siguiente entrega.

En la última visita que hicimos a Galicia con este mismo club, compartimos mesa y paseos, además de con nuestros amigos Paco y Conchi con los que hemos ido siempre, con Paqui, su marido Desi y sus primos Pepa y Manolo; dos simpáticos matrimonios que esta vez también tenían plaza en la excursión, pero Paqui hubo de renunciar a ella por encontrarse de baja laboral.

Animados por ella misma, Desi, Pepa y Manolo pese a la contrariedad decidieron realizar el viaje y Paqui fue a la parada del autocar a despedirlos y desearnos a todos unas felices vacaciones. Me dio penita verla agitar la mano en señal de adiós cuando el vehículo emprendía la marcha dejándola en tierra.

Durante las pertinentes y obligadas paradas para deshacernos de pises, estirar piernas, tomar cafeses, y comidas, formamos un alegre grupo de siete; así iba a ser todo el tiempo hasta nuestro regreso una semana después.

Con la puesta de sol llegamos a Rota donde nos esperaba el confortable “Hotel Caribe”. Antes de bajar a “estrenar” el comedor tuvimos tiempo de instalarnos cómodamente en nuestra amplia habitación, deshacer las maletas y darnos una duchita para quitarnos parte del cansancio acumulado en el largo camino.

Aun no llegábamos a los postres cuando apareció nuestra querida Mariluz que llegaba desde su trabajo en San Fernando pero a pesar del larguísimo día hincando codos y trabajando, no le importó hacerse los 50 Km con tal de poder darnos un abrazo, intercambiar regalos y dar el primer paseo los ocho juntos escuchando las olas del mar… y viendo un poquito la soledad nocturna de Rota que se ve un pueblo veraniego. No pudimos tomar ni un café porque o estaba cerrado o en ese momento estaban en ello.

Hacía una buena noche; algo ventosa, pero de temperatura estupenda que nos permitió dejar en el hotel el abrigo; demasiado apegado a nuestra piel castellana durante el invierno que aún se resiste a decir adiós.

No quise dilatar demasiado el agradable paseo para que Mariluz pudiera regresar a su casa en Cádiz… y nosotros a descansar del viaje.

Era la primera vez desde las operaciones que mis desjuanetados pies permanecían “en pie” tantas horas y merecían un poco de cuidado; los sumergí un rato en agua calentita y cuando ya estábamos Jose y yo acomodándonos en brazos de Morfeo, llamaron a nuestra puerta. Era evidente que algo grave había ocurrido y así fue.

Paco nos informaba que Desi había recibido la fatal noticia del fallecimiento repentino de su suegro; tío a la vez de Pepa y Manolo.

Mientras ellos buscaban en Internet posibles modos de regresar, ella rehacía las maletas nerviosa y llorando por la pérdida de su tío.

La mejor opción que se nos ocurrió, para que pudieran regresar rápidamente a Valladolid fue pedir auxilio a Mariluz, que justo entrando en su casa le sorprendió mi llamada.

A pesar del larguísimo día que había tenido estudiando, atendiendo su casa, trabajando y haciéndose los más de 100 Km de ida y vuelta a Rota; no dudó en rehacer de nuevo otros 50 Km hasta el hotel… y no sólo eso, porque el favor inmenso consistía en llevar a nuestros tres amigos a Sevilla que dista de Rota unos 130 Km.

Jose les acompañó para no dejar volver desde Sevilla sola a Mariluz.

A las 3 de la mañana les apearon en la estación de Santa Justa donde tomarían el AVE de las 6.30 hasta Madrid. Aunque tuvieron que dejarles en la calle porque hasta las 4.30 de la mañana no abría sus puertas la estación sevillana.

A esas mismas 4.30 de la mañana Jose y Mariluz ya estaban en Rota de regreso.

Para que ella pudiera descansar una hora más y 50 Km menos, durmió en la vacía habitación de Pepa y Manolo.

El día 6 nos levantó el gallo a las 8 de la mañana y ya desayunando, al enterarse el conductor de nuestro avatar nocturno, nos informó que el seguro de viaje no cubre esas incidencias y nuestros amigos podrían haber ido en taxi de Rota a Valladolid gratuitamente.

Para esta ocasión, nos enteramos demasiado tarde, pero ya lo sabemos para sucesivos viajes. Esperamos no necesitarlo, aunque bueno es saberlo.

De haberlo sabido, mi querida amiga –que se había metido en el cuerpo (tras un intensísimo día de trabajo y nervios por nuestro viaje) más de 415 Km- nunca hubiera necesitado hacerlo, aunque ella repita y repita, que no le importó en absoluto hacerlo y mil veces más lo haría.

¿Es o no un encanto Mariluz y una suerte tenerla como amiga?

Evidentemente no sólo por lo recién relatado es una verdadera maravilla que el destino un día tuviera el capricho de juntar nuestros caminos e hiciera nacer una amistad mas allá del amiguismo… tocando incluso la familiaridad.

Querer o que nos quiera la familia, es ley humana no escrita; saber que tan lejos tenemos alguien tan cercano, es un privilegio a disfrutar siempre que nos sea posible… ese será otro capítulo de estas crónicas vacacionales.

7 comentarios:

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Ya te iré contando, pero verás qué razón tengo cuando la conozcas.

Gracias y besotes.

Marisa

Mariluz dijo...

Yo sí que tengo SUERTE de tenerte a ti como mi AMIGA.

No fue nada de nada, únicamente la pena de que se tuvieran que ir de aquella manera, pobrecillos.

Fue una verdadera ALEGRIA, y una mezcla de sentimientos poder veros a ti y a Jose, después de casi dos años. Fue una INMENSA, INMENSA ALEGRIA.

Gracias por todo lo que dices, gracias de corazón.

Un beso enorme, AMIGA GUAPA.

Mª Esther dijo...

Mariluz es una chica maravillosa!!

besos

Esther

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Para describirte sólo hay una palabra:

¡¡¡GRANDE!!!

Ya sabes que el cariño es mutuo y también sabes que no le doy cariño ni amistad a quien no se lo merece.

Infinitas gracias por todo y muchos besos.

Marisa

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Conocidos hay muchos, amigos para compartir penas y fiestas, hay suficientes, (Algunos importántísimos) pero AMIGOS,con cariño de HERMANOS a los que prestar y recibir apoyo, en momentos buenos y malos ¡¡hay tan pocos!!

Puedo presumir de poseer un ramillete de buena gente de la que me gusta rodearme, y aunque en ocasiones la relación sólo puede ser telefónica o por Internet, saber que "siempre estáis ahí" es lo más importante.

Notar que "siempre estoy" para vosotros, es gratificante y muchas veces el aliento que me ayuda a respirar.

Sin dar nombres, gracias a todos mis nuevos y viejos amigos por hacerme renacer como el Ave Fénix.

Se de qué hablo y los más íntimos también lo sabéis

Abrazos inmensos para todos.

Vuestra AMIGA (HERMANA):

Marisa

Paqui dijo...

Hola soy Paqui, no me he olvidado de vosotros solo necesitaba valor para entrar y leer tus comentario ha pasado muy poco tiempo y aun me sigo emocionando,solo unas palabras para agradeceros en la medida de lo posible a ti a Jose y a Mari Luz sobre todo a ella todo lo que hicisteis por nosotros,gracias muchas gracias de todo corazon,por favor hazle llegar mi agradecimiento besos

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Mi más sentido pésame Paqui, para ti y los tuyos.

Sentimos muchísimo que las cosas se dieran así y esperamos que la próxima vez podamos "desquitarnos" y disfrutar por las dos veces.

Mariluz está feliz de haberos podido ayudar; ella es un encanto y dice que no le importó en absoluto tener que ir a Sevilla, porque lo importante era que ellos llegaran contigo cuanto antes.

Dale un abrazo a Pepi, Manolo y Desi y para ti, otro muy especial.

Marisa

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