viernes, 23 de abril de 2010

UN DON NADIE


Estoy convencida de que usted jamás leerá esta carta, porque aunque Internet llega incluso a Cantabria quizás no tenga tiempo para perderlo gratuitamente leyendo a una persona simple como seguramente piensa que soy.

Quiero decirle que nunca me he topado con alguien tan desagradable, maleducado, insensible y seguramente machista.

Cierto que por mi humilde indumentaria se intuía que estaba recién llegada al lugar porque no lucía tan “espléndida” como la rubia que lo acompañaba; quien sabe si su mujer o no.

Es posible que de haber sido quien le escribe, un figurín descerebrado como la mayoría de mujeres que acababan de compartir su espacio y quizás actividad, nunca me hubiera tratado con semejante desprecio.

Tener una placa a la puerta de su domicilio indicando su profesión y un Don delante del nombre y apellido, no le da derecho a tratar a una señora –que lo soy; amplia, pero señora- como me trató.

Ese desprecio puede guardarlo para su entorno –si ellas se lo permiten-.

No me quedó más remedio que callar y aguantar sin contestarle como merecía, porque casualmente yo sí respeto a las personas, aunque le aseguro que de haber estado en un lugar público donde a nadie hubiera dejado en evidencia, con el respeto y educación que le falta, le hubiera dado una excelente sesión sin cobrar la desmesurada minuta que un profesional como usted seguramente exige en cada visita.

Quizás su posición social le hace ser insolente y mostrar el descaro que empleó al exigirme con innecesaria prepotencia que me sentara en el suelo porque no le dejaba ver el espectáculo que “caballero” contemplaba cómodamente sentado en un sillón.

Las personas con las que me codeo, menos encopetadas y altaneras, jamás le pedirían semejante desfachatez a una señora que aparenta los 53 años que tiene.

No podía creer lo que escuchaba y al intentar cerciorarme hubo de repetírmelo una segunda vez, lo que pareció ofenderle aun más y elevando el tono de voz repitió la “orden” con mayor descaro y prepotencia. Cuando le contesté que iba a tener difícil que me sentara en el suelo, gritó accionando con la mano para mayor hincapié: “Pues apártate que me estorbas”.

No se entienda aquí que hubiera deseado que levantara sus posaderas para asentar las mías; simplemente pretendo destacar la feísima acción de un hombre pretendidamente importante hacia una mujer presuntamente inferior.

Me queda muy claro que no estamos en la edad media, ni existe la caballerosidad hacia una dama, -ni quisiera tan férrea actitud medieval- sólo pretendo hacer hincapié en que con un simple: “Puede apartarse un poco que no me deja ver”. Hubiera sido suficiente.

La “clase” se demuestra de otra manera presunto “señor… licenciado”.
Demostró su “clase” y yo la mía no enviándole donde merecía.

Sólo le faltó coger un megáfono y cual verdulero gritar: “Quítate del medio gorda” o castigarme poniéndome de rodillas con los brazos en cruz y colocando sobre las palmas de mis manos hacia arriba varios de los librotes que quizás estudió durante su renombrada carrera, a la que flaco favor le hace su actitud.

Lástima que ninguno de esos libros le enseñó un mínimo de urbanidad, ni la delicadeza con que se debe tratar a alguien quizás de nivel intelectual inferior y menos ceros a la derecha de su cuenta corriente; aunque el cero señor mío, lo lleva en esa parte del cuerpo de la que vive cuando la de otros enferma.

Yo estaba donde tenía que estar y aguanté muy agusto levantada, -pese a haber sufrido dos operaciones muy recientes en mis pies- contemplando un espectáculo donde lo más importante no es permanecer sentado si no disfrutarlo, por eso habíamos muchísimas más personas en pie que sentadas.

Quizás nunca vuelvan a cruzarse nuestros caminos, y aunque así fuera, su cara me impactó tan poco que la olvidé al instante, igual que la de algunos de los impresentables colegas que le acompañaban aquel día; aseguro que demasiados denigraron la honorabilidad que le deben a su profesión.

El hecho fue tan feo, que quiero dejarlo aquí expuesto por si en una de esas casualidades de la vida alguno de ellos o usted mismo lo leen y consigo que se avergüencen de si mismos.

¡¡Nunca se sabe!! ¿Verdad “caballero”?

Recibí humilde educación de mis padres y desde los colegios estatales que pudieron permitirse enviarme, por eso, sin necesidad de que en la pared de mi despacho penda una orla con mi foto, sencillamente le otorgo un Don delante de su orgulloso nombre: Don Nadie.

martes, 20 de abril de 2010

EL GRAVE INCIDENTE DE NUESTRA EXCURSIÓN

No fue nada relacionado con la carretera ni el viaje en sí, pero ocurrió lo que ocurrió y aquí va la siguiente entrega.

En la última visita que hicimos a Galicia con este mismo club, compartimos mesa y paseos, además de con nuestros amigos Paco y Conchi con los que hemos ido siempre, con Paqui, su marido Desi y sus primos Pepa y Manolo; dos simpáticos matrimonios que esta vez también tenían plaza en la excursión, pero Paqui hubo de renunciar a ella por encontrarse de baja laboral.

Animados por ella misma, Desi, Pepa y Manolo pese a la contrariedad decidieron realizar el viaje y Paqui fue a la parada del autocar a despedirlos y desearnos a todos unas felices vacaciones. Me dio penita verla agitar la mano en señal de adiós cuando el vehículo emprendía la marcha dejándola en tierra.

Durante las pertinentes y obligadas paradas para deshacernos de pises, estirar piernas, tomar cafeses, y comidas, formamos un alegre grupo de siete; así iba a ser todo el tiempo hasta nuestro regreso una semana después.

Con la puesta de sol llegamos a Rota donde nos esperaba el confortable “Hotel Caribe”. Antes de bajar a “estrenar” el comedor tuvimos tiempo de instalarnos cómodamente en nuestra amplia habitación, deshacer las maletas y darnos una duchita para quitarnos parte del cansancio acumulado en el largo camino.

Aun no llegábamos a los postres cuando apareció nuestra querida Mariluz que llegaba desde su trabajo en San Fernando pero a pesar del larguísimo día hincando codos y trabajando, no le importó hacerse los 50 Km con tal de poder darnos un abrazo, intercambiar regalos y dar el primer paseo los ocho juntos escuchando las olas del mar… y viendo un poquito la soledad nocturna de Rota que se ve un pueblo veraniego. No pudimos tomar ni un café porque o estaba cerrado o en ese momento estaban en ello.

Hacía una buena noche; algo ventosa, pero de temperatura estupenda que nos permitió dejar en el hotel el abrigo; demasiado apegado a nuestra piel castellana durante el invierno que aún se resiste a decir adiós.

No quise dilatar demasiado el agradable paseo para que Mariluz pudiera regresar a su casa en Cádiz… y nosotros a descansar del viaje.

Era la primera vez desde las operaciones que mis desjuanetados pies permanecían “en pie” tantas horas y merecían un poco de cuidado; los sumergí un rato en agua calentita y cuando ya estábamos Jose y yo acomodándonos en brazos de Morfeo, llamaron a nuestra puerta. Era evidente que algo grave había ocurrido y así fue.

Paco nos informaba que Desi había recibido la fatal noticia del fallecimiento repentino de su suegro; tío a la vez de Pepa y Manolo.

Mientras ellos buscaban en Internet posibles modos de regresar, ella rehacía las maletas nerviosa y llorando por la pérdida de su tío.

La mejor opción que se nos ocurrió, para que pudieran regresar rápidamente a Valladolid fue pedir auxilio a Mariluz, que justo entrando en su casa le sorprendió mi llamada.

A pesar del larguísimo día que había tenido estudiando, atendiendo su casa, trabajando y haciéndose los más de 100 Km de ida y vuelta a Rota; no dudó en rehacer de nuevo otros 50 Km hasta el hotel… y no sólo eso, porque el favor inmenso consistía en llevar a nuestros tres amigos a Sevilla que dista de Rota unos 130 Km.

Jose les acompañó para no dejar volver desde Sevilla sola a Mariluz.

A las 3 de la mañana les apearon en la estación de Santa Justa donde tomarían el AVE de las 6.30 hasta Madrid. Aunque tuvieron que dejarles en la calle porque hasta las 4.30 de la mañana no abría sus puertas la estación sevillana.

A esas mismas 4.30 de la mañana Jose y Mariluz ya estaban en Rota de regreso.

Para que ella pudiera descansar una hora más y 50 Km menos, durmió en la vacía habitación de Pepa y Manolo.

El día 6 nos levantó el gallo a las 8 de la mañana y ya desayunando, al enterarse el conductor de nuestro avatar nocturno, nos informó que el seguro de viaje no cubre esas incidencias y nuestros amigos podrían haber ido en taxi de Rota a Valladolid gratuitamente.

Para esta ocasión, nos enteramos demasiado tarde, pero ya lo sabemos para sucesivos viajes. Esperamos no necesitarlo, aunque bueno es saberlo.

De haberlo sabido, mi querida amiga –que se había metido en el cuerpo (tras un intensísimo día de trabajo y nervios por nuestro viaje) más de 415 Km- nunca hubiera necesitado hacerlo, aunque ella repita y repita, que no le importó en absoluto hacerlo y mil veces más lo haría.

¿Es o no un encanto Mariluz y una suerte tenerla como amiga?

Evidentemente no sólo por lo recién relatado es una verdadera maravilla que el destino un día tuviera el capricho de juntar nuestros caminos e hiciera nacer una amistad mas allá del amiguismo… tocando incluso la familiaridad.

Querer o que nos quiera la familia, es ley humana no escrita; saber que tan lejos tenemos alguien tan cercano, es un privilegio a disfrutar siempre que nos sea posible… ese será otro capítulo de estas crónicas vacacionales.

sábado, 17 de abril de 2010

LOS EMIRES POR DONDE SE MIRE… A MI REGRESO…

Como apuntaba en mi crónica anterior, iré desgranando poco a poco los momentos bonitos vividos durante la semana de vacaciones gaditana.

En cuanto nos confirmaron la fecha de la excursión, me puse en contacto con la chirigota para saber si coincidiría con mi estancia sureña alguna de sus actuaciones.

Felizmente así fue, aunque la actuación sería después de una cena privada a la que ni pagando el cubierto hubiéramos podido asistir, por eso quedamos en que entraría con ellos para que nos dejaran pasar sin problemas.

Mariluz, Paqui y yo, no queríamos llegar tarde y nos acercamos al Campo del Sur con suficiente tiempo para esperar a la puerta la llegada de nuestros chirigoteros favoritos.
Ahí, al ladito de la Caleta, con el mar a escasos metros de la cara, soplaba un Levante que poco faltaba para levantarnos la tapa de los sesos y Narro bromeaba diciendo: “¡Mira que venir desde Valladolid a pasar frío en Cádiz!”.

¿Frío? Para mí, aquello era poco más que un ventarrón molesto, a pesar de llevar una chaqueta fina, en ningún momento sentí el frío que ellos decían.
Imagino que la ilusión de ver actuando a los Emires podía, más en mi ánimo que el fuerte Levante.
Conforme iban llegando, los que no sabían que iba yo a estar allí, nos saludaban gratamente sorprendidos por verme.

Yuyu llegaba de manga corta, lo que provocó extrañeza en el casi aterido grupo, que rápidamente entendió el atuendo del co-autor de la chirigota: venía procedente de Sevilla donde los termómetros ambientales marcaban más de 30 grados y en Cádiz se encontró con que las temperaturas eran sensiblemente más bajas.
Una vez transformados y elegantemente vestidos de jeques árabes, comenzó la actuación, que como siempre fue impecable; mis amigas y yo pudimos disfrutarla desde la primera a la última nota musical y de la primera a la última pamplina de “Ba Aderramah el Kuwat”.

Tengo que agradecer una vez más el cariño que me demostraron todos ellos, incluso los nuevos integrantes que no me conocían personalmente, fueron muy amables y cercanos.
Verdaderamente me encuentro entre amigos y esta vez más que nunca parte de la chirigota… rectifico, más que nunca no, porque sigo recordando felizmente haber entrado con ellos en el Falla por la puerta donde entran las agrupaciones y haber sentido casi idénticos nervios que ellos mismos calentando voces en la sala de afinación o esperando en los pasillos a ser llamados al escenario.

En aquella ocasión eran “Los Monstruos de Pueblo” y en esta, los más elegantes “Emires por donde se mire”, y es que se llamen como se llamen, cada Febrero son los mejores que pisan las tablas del Falla, aunque sus impecables actuaciones no siempre obtengan el premio que merecen.
Esta chirigota es humor puro; cada frase es una carcajada y entre canción y canción no faltan los gracejos yuyeros en justa medida, sin empalagar ni hacerse el gracioso porque la gracia en él, es innata y borda las improvisaciones.

La música siempre se ajusta al tipo (disfraz, que decimos por estos lares).

Cuando salieron de “Los rockeros de la puebla”, su música sonaba a rock.
“Los que se vinieron de Leningrado” sonaban tanto a Rusia que hasta frío hacía en el Falla. Con “Los Arapajoe que joe” se trajeron esencia y perfume de oeste americano en las melodías.
A “Los palomos” sólo les faltó salir volando, igual que a “Los Sayonara” o a “Air con el Carair Carair Carair, las compañías aéreas que tiene mi Cái” y así infinitos ejemplos de inolvidables agrupaciones paridas por el mejor autor del surrealismo chirigotero.

Todas las chirigotas comandadas por Yuyu o por Yuyu y Sánchez Reyes han sido éxitos rotundos pero… Sí, hay un pero.

Desde la óptica de aficionada y un poco entendida por seguidora casi acérrima del carnaval, me permito opinar que se ve a la legua que a esta chirigota se le exige mucho mas que a otras con menos exquisitez en la ambientación de la música con el tipo.

Precisamente por ser seguidora del concurso desde preliminares a la gran final, (aunque sea por la tele), me doy cuenta que muchas de las chirigotas “con renombre” cada año cambian la puesta en escena, renuevan las letras, pero la música es “copiar y pegar” de ediciones anteriores, maquillando levemente los acordes, pero sin molestarse realmente en componer nuevas melodías y eso debería tenerlo en cuenta el jurado a la hora de puntuar.

A todos los yuyeros –me consta que somos muchos- nos duele no haberles visto tampoco este año en la final pese a que fueron a más, en cada uno de los pases, exhibiendo letras de total actualidad, sin utilizar la chabacanería en las pretendidas “gracias” para arrancar un aplauso fácil; (Caso de algunas que no nombraré).

Las chirigotas de Yuyu y Sánchez Reyes, Canijo, Remolino, Vera, Lobe y Selu son mis preferidas y por ello también me permito opinar que si Selu el año pasado salió muy perjudicado por el jurado, este año se coló en la final sin merecerlo, quizás por ser el pregonero del carnaval, aunque en San Antonio estuvo menos acertado que un tirador de dardos con parkinson.

Flojo, muy flojo el pregón para lo que se esperaba de él. Quizás Yuyu dejó demasiado alto el pabellón surrealista en su pregón 2006 y ahora pensábamos que Selu trataría de superarlo, no fue así y quedó muy por debajo de los deseos de sus seguidores.

El pregonero leía el texto como si fuera la primera vez que lo hacía y no hubiera tenido tiempo de matizar o enfatizar las frases pretendidamente humorísticas. Que no digo yo que no fueran escritas con el humor surrealista que lo caracteriza, pero al estar “tan poco bien interpretadas”, perdía mucho del pretendido humor.

Durante estos días he podido cambiar personalmente impresiones con carnavaleros amigos y todos coincidíamos en lo mismo: nuestro admirado Selu defraudó en su pregón; incluso con la puesta en escena. La música de fondo sonaba tan alto que tapaba la casi tediosa alocución del pregonero, peor aun cuando cantaba la chirigota y en vez de a ritmo de caja, guitarra y bombo, lo hacía con música de orquesta –a la que no le quito el mérito- pero que en esta ocasión no pegaba ni con cola, porque más que nunca, ese día la chirigota “mascaba letra”; más que heno la vaca que ríe.

¡¡En fin!! Dicho esto: reitero las gracias a mi chirigota, por vuestra actuación, por vuestra cariñosa amistad y acogida que espero devolver en cuanto pueda haceros de anfitriona cuando vengáis a esta tierra “Vallisoalaejana”.
Queridos amigos, no rendirse, que si no ha sido este, el 2011 será nuestro año de llevaros el primero también en el Falla, porque sin duda alguna, el primero como personas y en chirigota gaditana, lo lleváis ganando desde hace muchos años.

miércoles, 14 de abril de 2010

-MARÍA Y MANUEL- -INMA Y PACO- A MI REGRESO…


Queridos amigos “INTERNAUTABLOGUEROGADITANOS” a mi regreso de vuestra tierra y aun sin terminar de “deshacer las maletas” no puedo dilatar por mas tiempo daros las gracias por vuestras cariñosas entradas (que no post jeje) tras nuestros respectivos encuentros casi furtivos.

Desde que supe que Jose y yo viajaríamos en excursión a Cádiz, estaba ilusionada. No eran carnavales ni Semana Santa, pero el tedioso invierno parecía rendirse por fin a la primavera para recibirnos con buen tiempo y muchas sorpresas (de las que iré escribiendo poco a poco y por temas).

Nunca olvidaré estas vacaciones porque además de haber disfrutado de la visita a pueblos muy bonitos, temperatura envidiable, magníficas puestas de sol y el aroma sureño que tanto añoro, esta vez he tenido la suerte de poder quedar con vosotros, para conoceros en persona y charlar durante unos minutos… cortos pero intensos.

El martes por la tarde apenas llegamos a Chipiona, y enseguida llamé a María. No estaba segura de saber conocerles al primer “golpe de vista” pero eso era lo de menos.
En diez minutos les vi aparecer a Manuel y a ella en las inmediaciones del santuario de la Virgen de Regla; segundos después hablábamos como si nos conociéramos “de toda la vida”. El tiempo iba a ser escaso y teníamos que aprovechar al máximo la charla.

Manuel y María me parecieron una pareja estupenda y muy cercana, en la que poder confiar y desear tener entre los mejores amigos.

Con Inma y Paco me ocurrió lo mismo el viernes.

Quedamos Mariluz y yo con ellos en el “Bahía Sur” y hasta allí llegaron con su preciosa hija Laura; toda una incipiente señorita.

Al igual que con María y Manuel, temí no reconocerles entre la multitud de gente que pululaba por el centro comercial.

En cuanto les vi entrar en la cafetería donde después charlamos, les conocí sin lugar a ninguna duda –sobre todo a Paco- y fui hacia ellos para fundirnos en un fuerte y esperado abrazo.

Tanto con Manuel y María como con Paco e Inma, charlamos de todo un poco casi incrédulos por poder hablar de viva voz, sin una pantalla y un teclado delante.

Leernos mutua y asiduamente propició esta amistad Internauta y para quien no crea que la red es un buen lugar para conocer gente, quizás lo sean menos  otros muchos lugares donde jamás podré conocer a nadie porque no los frecuento.

Para quienes no utilizan Internet les resulta una forma cuando menos extraña para conocer gente, yo opino que como en todo, habrá de todo y hay que saber elegir bien, pero aseguro que me he llevado desilusiones muy grandes con personas que conocí “a la antigua” y que durante años creí amigos para finalmente darme cuenta que llevaba mi espalda cuajada de puñaladas.

Con los años adquieres la sabiduría para diferenciar quienes te aprecian por lo que vales, y quienes te adulan en demasía para ganarse tu confianza y obtener su propio beneficio.

Los años también dan el privilegio de escoger con quienes quieres emplear tiempo, cariño y amistad al igual que te dan el derecho a poder decir lo que piensas -siempre con respeto- a quien tienes enfrente, sea hablando o sea por escrito. Los dos lenguajes son maravillosos, aunque quizás se empieza conociendo mucho mejor a quien lees  que a quien llevas media vida escuchando…¡¡O no!! Que diría el Selu.

Estoy segura de haber sabido elegir a mis nuevos amigos porque me gusta lo que escriben y ahora que pude conocerlos en persona, me encantó como hablan sus ojos; esa parte de nuestro cuerpo que nunca miente.

Gracias por lo bonito que habéis escrito en vuestros Blogs sobre nuestros respectivos encuentros y por la buena impresión que al parecer os causé. Espero no defraudaros, aunque lo podremos demostrar mutuamente en los sucesivos encuentros que estoy segura van a producirse.

Infinitas gracias por todo.

Vuestra amiga:

Marisa

domingo, 4 de abril de 2010

HAY MADRES Y MADRES ¿CÓMO ES LA TUYA?


    Hacía mucho tiempo que no me daba por escribir una “crónica de”, pero hoy he vivido una situación tan surrealista que me ha hecho aprovechar el primer momento “libre” después del hecho, para compartirlo con vosotros tal como hice con “Manolo García en Valladolid”; “Comida navideña con mis ex compañeras de trabajo” o tantas otras que podréis leer en: HUMOR---  CRÍTICAS--- RELATOS CRÓNICAS  Dentro del apartado “ORDENADO POR TEMAS” a la derecha de este Blog.

Esta historia es absolutamente verídica, aunque la interfecta objeto de ella, bien podría ser “Sestampana Tolrato” la protagonista de mi novela “Historia real como la birra misma”.

La cosa fue como sigue:

 Hallábame comprando un selecto perfume en una selecta perfumería de mí selecto barrio, cuando de pronto entra en tromba una mujer de mediana edad, greñuda y tamaño XXL casi tirando a elefante en una cacharrería, preguntando a grandes voces dónde tenían los palos de fregona.

 Era imposible no fijarse en ella porque esa mujer no nació para pasar desapercibida… ni mucho menos.

 Al ver su cabello enmarañado por un momento pensé que lo que tapaba su cuero cabelludo era el mocho complementario para el palo que buscaba.

 Una vez elegido mi perfume, me dirigí a la caja para abonar su importe, y la abundante clienta, hizo lo propio, colocándose tras de mí en la cola.

 De pronto entra en el establecimiento un joven con cara de haber dormido poco, bebido mucho y tener alergia al cloro del agua ingerida.

 El lampiño de dirigió lentamente a su madre que no era otra que la aludida señora -discreta donde las hayga- que se acerca a su hijo para olisquearle cual perdiguera.

 - ¿Has bebido? ¿Has bebido? ¿Qué has bebido? –le dice sin darle tiempo para contestar y con las mismas grandes voces que empleó desde que entró en la tienda preguntando por su palo de fregona.

 El retoño con la mirada tan perdida como la dignidad, apenas acertó a responder:

- Si… si… he bebido…

- ¡Claro! Habréis bebido vino y de todo ¿no?

 El chico lejos de gritar “no grites”, continuó sin levantar la mirada y con sonrisa bobalicona respondió lenta y torpemente:

- Sí…si, de todo.

- ¿No habrá allí ningún coma etílico?

 No era una pregunta muy al uso, pero viendo el careto del chico, tampoco estaba demasiado fuera de lugar.

 La mujer casi sin respirar continuó interrogando a su vástago sin inmutarse ni esperar respuesta.

 - ¿No habréis matau a nadie? –espetó la XXl sin reparar en las estupefactas expresiones de los múltiples clientes, dependientes e incluso del género expuesto en las modernas estanterías.

 ¿Era esa una pregunta lógica? ¿Lo es formularla a gritos en lugar público? Se ve que para ella sí, de otro modo no lo hubiera hecho ¡digo yo!

 El chico con la misma “naturalidad” respondió a su progenitora con un torpe: “¡¡que no!!” Como si ella acabara de preguntarle: ¿tienes suelto?

 Casi sin respiro comenzó una nueva ráfaga de preguntas incontestables.

 - ¿Ha tenido que ir la guardia civil? ¡¡Habrás guardau el cuchillo eléctrico!! ¿Pero de verdad no hay allí comas etílicos? ¡¡¡Bueno lo habréis puesto todo de vomitonas!!! ¿Cuántos erais? ¡¡Seguro que cuarenta y la madre!!...

 La mujer no dejaba de ametrallar con su irreal interrogatorio, pese a que ni una sola de sus palabras daba en la diana debido a lo inestable del cuerpo juvenil que tenía enfrente.

 Entre atónita, estupefacta y presurosa; tras recoger el tiquet de mi compra, abandoné el local sin poder llevarme las manos a la cabeza porque las llevaba ocupadas con varias bolsas.

 Entré rauda en la panadería casi contigua y aún sin llegarme la camisa al cuerpo -entre otras cosas porque llevaba un Niki- pedí una barra de pan.

Todavía no me la habían servido cuando la mentada señora objeto de esta crónica, irrumpe en la calle y mirando de frente, sin parar de vociferar se dirige a otro joven tan desaliñado como el propio, que unos metros más allá esperaba de pie junto a un coche.

 - ¡¡Ven p´acá!! ¡¡Tú, ven p´acá!! –decía moviendo de arriba abajo su brazo derecho.- Dime tú lo que ha pasau que a este no le creo.

 Continué con mi compra de magdalenas y lacitos de hojaldre y en unos segundos, la preocupada madre entró en la panadería con las manos en las caderas cual Agustina de Aragón frente al cañón, y con las mismas grandes voces nos informó de lo que evidentemente no preguntamos, ni falta que nos hizo.

 - ¡¡Vaya ostión le ha dau al coche nuevo de su hermana!! -gritó

 (Ahí me cuadró lo de la guardia civil y el ¿no habréis matau a nadie? Aunque no tanto lo del cuchillo eléctrico).

 - Pero sabiendo que el chico es así ¿cómo le deja su hermana el coche nuevo? –preguntó tímidamente la panadera.

 - Si su hermana no sabe que lo ha cogido, ¡le he dejau yo las llaves! ¡¡¡En qué hora le dejé yo las llaves del chalé!!!

 La grotesca madre se arrepentía de ¿Qué? De entre tanto en su vida por arrepentirse, ¿de qué se arrepentía en verdad?

 - Me ha dicho mi hermana que compre una fregona porque la que tengo allí estaba asquerosa y que vaya a limpiarlo, que ¡¡menuda, me espera con la que hay allí liada!! ¿¿??

 Llegado a este punto salí a la calle con mi compra terminada y sin poder evitar una carcajada y un pensar… ¿A una madre la dicen que su hijo ha tenido un accidente y lo primero que hace es irse a comprar una fregona? ¿Habrá situación más surrealista tan sólo por ir a comprar un selecto perfume en una selecta perfumería de mi selecto barrio?

 En mi vida he presenciado una situación tan grotesca. ¡¡Cuánto daría por ver a través de un agujerito a la hermana del joven sin sed cuando se entere de la arruga que luce en el coche gracias a su descerebrados hermano y peluja madre!!… aunque prometo que ni por un momento querría ver ni en foto el chalé de la estrafalaria familia –caso de que el tal chalé exista.

 Quiero que sepáis que la historia que acabáis de leer (los que hayáis tenido la paciencia de hacerlo), es un relato tan cierto como que he olvidado la cara de la peculiar madre que sin mover un pelo del bigote no dudó en preguntar a su hijo con absoluta normalidad ¿¿No habréis matado a nadie??

BIENVENIDOS...

... A este Blog creado para difundir noticias e historias de mi pueblo. Espero que encontréis aquí lo que andabais buscando. Si no es así y creéis que puedo ayudaros a conseguirlo, dejad la pregunta en un comentario, y a la mayor brevedad será atendido. Gracias por venir.