Nunca creas lo que dicen que otro dice que le han dicho. Sólo cree y asevera lo que al punto escucharan tus oídos. Las "buenas fuentes" para el agua potable.
viernes, 23 de abril de 2010
UN DON NADIE
martes, 20 de abril de 2010
EL GRAVE INCIDENTE DE NUESTRA EXCURSIÓN
sábado, 17 de abril de 2010
LOS EMIRES POR DONDE SE MIRE… A MI REGRESO…
En cuanto nos confirmaron la fecha de la excursión, me puse en contacto con la chirigota para saber si coincidiría con mi estancia sureña alguna de sus actuaciones.
Felizmente así fue, aunque la actuación sería después de una cena privada a la que ni pagando el cubierto hubiéramos podido asistir, por eso quedamos en que entraría con ellos para que nos dejaran pasar sin problemas.
Mariluz, Paqui y yo, no queríamos llegar tarde y nos acercamos al Campo del Sur con suficiente tiempo para esperar a la puerta la llegada de nuestros chirigoteros favoritos.
¿Frío? Para mí, aquello era poco más que un ventarrón molesto, a pesar de llevar una chaqueta fina, en ningún momento sentí el frío que ellos decían.
Yuyu llegaba de manga corta, lo que provocó extrañeza en el casi aterido grupo, que rápidamente entendió el atuendo del co-autor de la chirigota: venía procedente de Sevilla donde los termómetros ambientales marcaban más de 30 grados y en Cádiz se encontró con que las temperaturas eran sensiblemente más bajas.
Tengo que agradecer una vez más el cariño que me demostraron todos ellos, incluso los nuevos integrantes que no me conocían personalmente, fueron muy amables y cercanos.
En aquella ocasión eran “Los Monstruos de Pueblo” y en esta, los más elegantes “Emires por donde se mire”, y es que se llamen como se llamen, cada Febrero son los mejores que pisan las tablas del Falla, aunque sus impecables actuaciones no siempre obtengan el premio que merecen.
La música siempre se ajusta al tipo (disfraz, que decimos por estos lares).
Cuando salieron de “Los rockeros de la puebla”, su música sonaba a rock.
Todas las chirigotas comandadas por Yuyu o por Yuyu y Sánchez Reyes han sido éxitos rotundos pero… Sí, hay un pero.
Desde la óptica de aficionada y un poco entendida por seguidora casi acérrima del carnaval, me permito opinar que se ve a la legua que a esta chirigota se le exige mucho mas que a otras con menos exquisitez en la ambientación de la música con el tipo.
Precisamente por ser seguidora del concurso desde preliminares a la gran final, (aunque sea por la tele), me doy cuenta que muchas de las chirigotas “con renombre” cada año cambian la puesta en escena, renuevan las letras, pero la música es “copiar y pegar” de ediciones anteriores, maquillando levemente los acordes, pero sin molestarse realmente en componer nuevas melodías y eso debería tenerlo en cuenta el jurado a la hora de puntuar.
A todos los yuyeros –me consta que somos muchos- nos duele no haberles visto tampoco este año en la final pese a que fueron a más, en cada uno de los pases, exhibiendo letras de total actualidad, sin utilizar la chabacanería en las pretendidas “gracias” para arrancar un aplauso fácil; (Caso de algunas que no nombraré).
Las chirigotas de Yuyu y Sánchez Reyes, Canijo, Remolino, Vera, Lobe y Selu son mis preferidas y por ello también me permito opinar que si Selu el año pasado salió muy perjudicado por el jurado, este año se coló en la final sin merecerlo, quizás por ser el pregonero del carnaval, aunque en San Antonio estuvo menos acertado que un tirador de dardos con parkinson.
Flojo, muy flojo el pregón para lo que se esperaba de él. Quizás Yuyu dejó demasiado alto el pabellón surrealista en su pregón 2006 y ahora pensábamos que Selu trataría de superarlo, no fue así y quedó muy por debajo de los deseos de sus seguidores.
El pregonero leía el texto como si fuera la primera vez que lo hacía y no hubiera tenido tiempo de matizar o enfatizar las frases pretendidamente humorísticas. Que no digo yo que no fueran escritas con el humor surrealista que lo caracteriza, pero al estar “tan poco bien interpretadas”, perdía mucho del pretendido humor.
Durante estos días he podido cambiar personalmente impresiones con carnavaleros amigos y todos coincidíamos en lo mismo: nuestro admirado Selu defraudó en su pregón; incluso con la puesta en escena. La música de fondo sonaba tan alto que tapaba la casi tediosa alocución del pregonero, peor aun cuando cantaba la chirigota y en vez de a ritmo de caja, guitarra y bombo, lo hacía con música de orquesta –a la que no le quito el mérito- pero que en esta ocasión no pegaba ni con cola, porque más que nunca, ese día la chirigota “mascaba letra”; más que heno la vaca que ríe.
¡¡En fin!! Dicho esto: reitero las gracias a mi chirigota, por vuestra actuación, por vuestra cariñosa amistad y acogida que espero devolver en cuanto pueda haceros de anfitriona cuando vengáis a esta tierra “Vallisoalaejana”.
miércoles, 14 de abril de 2010
-MARÍA Y MANUEL- -INMA Y PACO- A MI REGRESO…
domingo, 4 de abril de 2010
HAY MADRES Y MADRES ¿CÓMO ES LA TUYA?
Esta historia es absolutamente verídica, aunque la interfecta objeto de ella, bien podría ser “Sestampana Tolrato” la protagonista de mi novela “Historia real como la birra misma”.
La cosa fue como sigue:
Hallábame comprando un selecto perfume en una selecta perfumería de mí selecto barrio, cuando de pronto entra en tromba una mujer de mediana edad, greñuda y tamaño XXL casi tirando a elefante en una cacharrería, preguntando a grandes voces dónde tenían los palos de fregona.
Era imposible no fijarse en ella porque esa mujer no nació para pasar desapercibida… ni mucho menos.
Al ver su cabello enmarañado por un momento pensé que lo que tapaba su cuero cabelludo era el mocho complementario para el palo que buscaba.
Una vez elegido mi perfume, me dirigí a la caja para abonar su importe, y la abundante clienta, hizo lo propio, colocándose tras de mí en la cola.
De pronto entra en el establecimiento un joven con cara de haber dormido poco, bebido mucho y tener alergia al cloro del agua ingerida.
El lampiño de dirigió lentamente a su madre que no era otra que la aludida señora -discreta donde las hayga- que se acerca a su hijo para olisquearle cual perdiguera.
- ¿Has bebido? ¿Has bebido? ¿Qué has bebido? –le dice sin darle tiempo para contestar y con las mismas grandes voces que empleó desde que entró en la tienda preguntando por su palo de fregona.
El retoño con la mirada tan perdida como la dignidad, apenas acertó a responder:
- Si… si… he bebido…
- ¡Claro! Habréis bebido vino y de todo ¿no?
El chico lejos de gritar “no grites”, continuó sin levantar la mirada y con sonrisa bobalicona respondió lenta y torpemente:
- Sí…si, de todo.
- ¿No habrá allí ningún coma etílico?
No era una pregunta muy al uso, pero viendo el careto del chico, tampoco estaba demasiado fuera de lugar.
La mujer casi sin respirar continuó interrogando a su vástago sin inmutarse ni esperar respuesta.
- ¿No habréis matau a nadie? –espetó la XXl sin reparar en las estupefactas expresiones de los múltiples clientes, dependientes e incluso del género expuesto en las modernas estanterías.
¿Era esa una pregunta lógica? ¿Lo es formularla a gritos en lugar público? Se ve que para ella sí, de otro modo no lo hubiera hecho ¡digo yo!
El chico con la misma “naturalidad” respondió a su progenitora con un torpe: “¡¡que no!!” Como si ella acabara de preguntarle: ¿tienes suelto?
Casi sin respiro comenzó una nueva ráfaga de preguntas incontestables.
- ¿Ha tenido que ir la guardia civil? ¡¡Habrás guardau el cuchillo eléctrico!! ¿Pero de verdad no hay allí comas etílicos? ¡¡¡Bueno lo habréis puesto todo de vomitonas!!! ¿Cuántos erais? ¡¡Seguro que cuarenta y la madre!!...
La mujer no dejaba de ametrallar con su irreal interrogatorio, pese a que ni una sola de sus palabras daba en la diana debido a lo inestable del cuerpo juvenil que tenía enfrente.
Entre atónita, estupefacta y presurosa; tras recoger el tiquet de mi compra, abandoné el local sin poder llevarme las manos a la cabeza porque las llevaba ocupadas con varias bolsas.
Entré rauda en la panadería casi contigua y aún sin llegarme la camisa al cuerpo -entre otras cosas porque llevaba un Niki- pedí una barra de pan.
Todavía no me la habían servido cuando la mentada señora objeto de esta crónica, irrumpe en la calle y mirando de frente, sin parar de vociferar se dirige a otro joven tan desaliñado como el propio, que unos metros más allá esperaba de pie junto a un coche.
- ¡¡Ven p´acá!! ¡¡Tú, ven p´acá!! –decía moviendo de arriba abajo su brazo derecho.- Dime tú lo que ha pasau que a este no le creo.
Continué con mi compra de magdalenas y lacitos de hojaldre y en unos segundos, la preocupada madre entró en la panadería con las manos en las caderas cual Agustina de Aragón frente al cañón, y con las mismas grandes voces nos informó de lo que evidentemente no preguntamos, ni falta que nos hizo.
- ¡¡Vaya ostión le ha dau al coche nuevo de su hermana!! -gritó
(Ahí me cuadró lo de la guardia civil y el ¿no habréis matau a nadie? Aunque no tanto lo del cuchillo eléctrico).
- Pero sabiendo que el chico es así ¿cómo le deja su hermana el coche nuevo? –preguntó tímidamente la panadera.
- Si su hermana no sabe que lo ha cogido, ¡le he dejau yo las llaves! ¡¡¡En qué hora le dejé yo las llaves del chalé!!!
La grotesca madre se arrepentía de ¿Qué? De entre tanto en su vida por arrepentirse, ¿de qué se arrepentía en verdad?
- Me ha dicho mi hermana que compre una fregona porque la que tengo allí estaba asquerosa y que vaya a limpiarlo, que ¡¡menuda, me espera con la que hay allí liada!! ¿¿??
Llegado a este punto salí a la calle con mi compra terminada y sin poder evitar una carcajada y un pensar… ¿A una madre la dicen que su hijo ha tenido un accidente y lo primero que hace es irse a comprar una fregona? ¿Habrá situación más surrealista tan sólo por ir a comprar un selecto perfume en una selecta perfumería de mi selecto barrio?
En mi vida he presenciado una situación tan grotesca. ¡¡Cuánto daría por ver a través de un agujerito a la hermana del joven sin sed cuando se entere de la arruga que luce en el coche gracias a su descerebrados hermano y peluja madre!!… aunque prometo que ni por un momento querría ver ni en foto el chalé de la estrafalaria familia –caso de que el tal chalé exista.
Quiero que sepáis que la historia que acabáis de leer (los que hayáis tenido la paciencia de hacerlo), es un relato tan cierto como que he olvidado la cara de la peculiar madre que sin mover un pelo del bigote no dudó en preguntar a su hijo con absoluta normalidad ¿¿No habréis matado a nadie??