viernes, 12 de marzo de 2010

QUERIDO HERMANO TOÑO

Querido hermano: el único por cuyas venas corre la misma sangre que la mía.

De pronto me he dado cuenta que en mis múltiples escritos publicados –que no privados- no he hablado mucho del amor que te profeso y hoy, parece ha llegado el momento de hacerlo.

Quiero regalarte el oído porque quiero, porque te lo mereces y porque quiero compartir este sentimiento con mis lectores (perdón por la petulancia en plural, pero recuerda que lectores es a partir de dos; lector sería uno y me consta que son algunos más).

Me gusta mirar tus hermosísimos ojos verdes cuando sonríes. Me encanta disfrutar tu estruendosa carcajada y ver dibujada en tu cara la sonrisa del niño que escondes tras tu frondosa y cada vez menos pelirroja barba.

Muchas veces me gustaría volar contigo a una isla desierta, donde sentados cómodamente en la arena mirando al mar, disfrutar de una puesta de sol en la atardecida compartiendo recuerdos.

Cada vez que hablamos de aquella época en que compartimos infancia y juventud bajo el confortable techo del hogar paterno que nos vio nacer con sólo 18 meses de diferencia, muestras esos recuerdos tan nítidos como si lo vivido hubiera ocurrido ayer y hasta allí nos transportamos felices.

Volvemos a ser niños, el tiempo se detiene y la magia fluye.

Todo el mundo sabe que te adoro, que eres un puntal en mi vida que si me faltara, se derrumbaría por completo. Eres el mejor hermano que pudiera soñar y eres mío, solamente mío; nadie más es tu hermana, sólo yo. La única que te daba patadas bajo las impolutas faldillas de la estrecha camilla; repitiendo y contestando a las tuyas hasta lograr “quedar encima”.

Siempre era así en las peleas infantiles y púberes; por mucho que fueras el chico; el fuerte, y yo la niña, siempre terminaba dando yo el último toque, aunque fuera un suave roce en tu espalda para que ni notaras que una vez más te ganaba la batalla.

Tu plato de porcelana blanco con el borde rojo y el mío con el borde azul (¿O era el revés?). Tu sillita de madera con la “A” grabada en el asiento y la mía con la “M”, así no habría discusión posible de “No me cojas esto o aquello que es mío; no, es mío”… peleas tan encarnizadas que terminaban con un tirón de pelos, una pellizquina o patadas en las espinillas… y mi suave roce sobre tu espalda.
¡¡Quién pudiera volver a la cuadrita a montar una “caseta de tiro”!!

¿Recuerdas? ¡Ya lo creo que recuerdas! ¡Mejor que yo!

Fabricabas tu propio tirador; ¡juguete caro donde lo hubiera! Yo esperaba a la puerta de la casa y a todos los chicos que pasaban, les invitaba a entrar. Por el módico precio de una perra gorda (quizás una perra chica o un realín) tenían opción a disparar y ganarse el indio que derribaran. ¡¡Ya eras mayor para jugar con los indios!! Y con el dinero que sacabas tenías para comprarte quizás algún “tebeo”.
Recuerdo tu cara de desolación el día que del “poyo” de la ventana de la sala te robaron los ciclistas.

Tenías un gran pelotón de minúsculas figuras que cada día cambiabas de posición; pasabas horas jugando con ellos emulando al mítico Bahamontes.

Algún baboso tuvo la feliz idea de romper tu sueño y arrampló con los que pudo, dejándote tan sólo un par de ellos que para nada servían.

Estoy segura que recuerdas quién te lo regaló, porqué y cómo. Yo sólo recuerdo lo mucho que te gustaban y el disgusto que te llevaste cuando te los robaron.

Recuerdas cuando me decías: “vamos a jugar, tú eras la princesa y yo el princés”… Nunca has dejado de ser mi princés.
Podría continuar hasta llenar un montón de páginas, pero ya habrá más ocasiones para seguir hablando de nosotros.

¡¡Qué tiempos hermano!! Ahora ya peinamos canas –que yo me pinto- y ensanchamos la epidermis… o el mismo pellejo, porque en cuerpos escuálidos no cabe todo el amor que tenemos para dar y recibir.

Te quiero hermano; tanto como se que me quieres; aunque tú no lo digas por escrito porque sólo me escribes de tarde en tarde en ese italiano barroco que tanto nos hace reír.

8 comentarios:

J.M C. dijo...

Precioso. Es complicado describir lo que se quiere a la gente que se quiere, y tú lo has hecho.

Un beso

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Ojala mi "sabiduría" llegara mucho más lejos.

Mil gracias.

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Cierto que no todo el mundo consigue relacionarse bien con el mundo, pero yo tengo la suerte de tener el hermano más guapo y bueno del mundo.

Besos María

Marisa

Inma dijo...

Bonitas letras, se ve cuanto le quieres. Imagino lo orgulloso que estará de ti.

Un beso:

Inma

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Pues si, le quiero muchísimo. Es una gran persona. Me consta que el cariño es recíproco.

Gracias Inma.

Besazos.

Marisa

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Pues sí. Mejor tarde que nunca, aunque no entiendo la demora.

En un momento te envío la nueva poesía que acabo de publicar.
Espero que no tarde tanto.

Besos.

Marisa

Anónimo dijo...

Yo también tengo una hermana a la que adoro, y unas primas. Y tuve unos padres, y unos tios, y unos abuelos, y unos primos, y... Yo tuve una familia y ahora sólo tengo una hermana y tres primas.¡Que rápido transcurre el tiempo que pasas junto a la gente que quieres, y cuán poco conscientes somos de ello!. Ahora mismo llamo a mi hermana.

Gracias

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Me alegro de haberte sido util.

Gracias por tu comentario

Saludos.

Marisa

BIENVENIDOS...

... A este Blog creado para difundir noticias e historias de mi pueblo. Espero que encontréis aquí lo que andabais buscando. Si no es así y creéis que puedo ayudaros a conseguirlo, dejad la pregunta en un comentario, y a la mayor brevedad será atendido. Gracias por venir.