viernes, 11 de diciembre de 2009

UNA HISTORIA EN SEPIA



Hace unos días recibí esta hermosísima carta de manos de un amigo de infancia.
 
Un amigo con el que compartí juegos durante la corta temporada en que sus padres se trasladaron a vivir a Alaejos y cuya amistad duró para siempre.
 
Me honra ser su amiga porque la sencillez de su alma me transmite la paz que necesito y que siempre llega sin que yo la solicite en el preciso momento en que más falta me hace.
 
Un silencio es más elocuente que la más extensa carta, y aunque pasen largas temporadas sin telefonearnos o escribirnos, el cariño jamás mermó en absoluto; más bien por el contrario, cada vez es más fuerte e inquebrantable esta amistad.
 
No entiendo cómo, si es que intuye mi pena o simplemente me guarda el mismo cariño que yo le guardo, pero siempre me envía palabras de aliento sin saber que me hacen tanta falta.
 
No necesitamos ponernos en contacto el uno con el otro para saber que somos necesarios, siempre estamos ahí en el justo instante y aunque estoy segura que la “casualidad” no existe, ¿Por qué será que siempre coincidimos en el momento justo?
 
No le cuento mis penas, ni él las suyas hace mías en confidencias de desahogo, simplemente nos comunicamos con cartas tan profundas y llenas de cariño como la que hoy comparto con quienes pasáis por este Blog a leer mis crónicas.
 
Igual que a mí, quiere a mi marido como hermano, y a mis hijas como sobrinas, tal como yo quiero a sus gemelos, a su dulcísima esposa y a él mismo.
 
Siempre me dice que quiere considerarme como hermana porque nunca tuvo una y aunque yo sí tengo un hermano al que adoro, mi corazón es grande y puede querer a los dos.
 
Gracias una vez más porque un te quiero limpio, de amistad tan añeja como arraigada, fue suficiente para levantar mi ánimo, para hacerme tener confianza en mí misma después de haber escuchado palabras tan duras como injustas e inmerecidas, de labios de quien menos lo esperé.
 
Quizás no le agrade ver su carta publicada, pero quiero que todo el mundo sepa qué bonito escribe, qué bonito siente y qué hermoso pinta, porque suyas son las pinturas que ilustran esta crónica.
 
Juglar, una vez más llegaste en el justo momento. Te quiero.
 
ESPERO QUE ESTÉS BIEN DE TUS PIES. TE MANDO UN PENSAMIENTO, UNA CARTA...UN TE QUIERO

En memoria de todas las personas que a lo largo de su vida se han sacrificado por los que quieren; en memoria de las personas mayores, sustento de nuestras vidas. En memoria de tus padres, de mis padres, de mis suegros… en memoria de todos.


UNA HISTORIA EN SEPIA

Tiempo pasado y vidas plenas, sacrificios hostiles en manos grietas y abiertas del esfuerzo inmenso..

Luna y estrellas de luz de la vida, de una historia pasada, presente en mi vida; de descanso y armonía de luces y colores, soberbias y pudores..

El tiempo de personas viejas llagadas y curtidas, de tierras perennes trabajo y sacrificio; luces descoloridas y rotas y abiertas, pasiones y alegrías..

Un pasado en sepia de esfuerzos en cadena que rompen en la orilla, que callan en la calma del descanso, cuando la tierra no vibra.

Un recuerdo del pueblo, de la villa o ciudad perdida, fustigados y cansados, toda una vida..

Y regaron los frutos de su cansancio cuando silenciosos sudaban como almas vivas, que vivieron en senderos de gotas frías..

Un adiós a una vida, un presente, un camino; veredas por recorrer por el tiempo, una historia de sepia, un final y un camino..

Y es alegría contarte esta historia de luz y vida, de sacrificio y sufrimiento de color y luz; un pasado en sepia un destino sin retorno.

Para quien siempre está donde la necesito, porque no es la distancia ni el olvido; porque a veces el silencio es el amor perpetúo, el cariño y siempre contigo donde quiera que estés; siempre conmigo.



Juglarín Extremeño

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