domingo, 10 de mayo de 2009

MANOLO GARCÍA EN VALLADOLID

Mis tres hijas, “Manoleras” por derecho desde hace muchos años, han ido siempre a los conciertos que Manolo García ha ofrecido en Valladolid, e incluso han viajado a Zaragoza, Palencia o Madrid, cuando la gira de su cantante preferido no incluía nuestra ciudad entre los lugares a visitar –o si-.

Ellas son “culpables” de que también me guste la música de Manolo García, aún así no había ido a verlo en directo y como nunca es tarde para experimentar cosas nuevas –y si son agradables mejor que mejor- cuando se anunció que el 8 de Mayo comenzaba la segunda parte de su gira “Saldremos a la lluvia”, precisamente en este Valladolid donde tantísimos seguidores tiene Manolo; mis tres hijas no dudaron en que fueran cuatro las entradas a reservar.

Irene nerviosa e ilusionada se fue pronto para “hacer cola” a las puertas del polideportivo “Huerta del Rey”, para ser de las primeras en entrar a “pillar” buen sitio en las gradas.
Laura y yo, junto con otras dos amigas, llegamos una hora antes de que abrieran esas puertas, y Cecilia se reuniría con nosotras al salir de trabajar.

Dado el título y como no podía ser de otra manera, cuando aun estábamos en la calle, poco antes de las nueve de la noche, “salimos a la lluvia” o mejor: la lluvia quiso estar presente, calando a los que esperábamos en las largas filas ya formadas, aun así, pasaban las 9,15 cuando al fin abrieron las puertas.

Sin prisa ni pausa, nos sentamos en la primera fila de gradas, en lugar privilegiado muy cerca del escenario y desde allí me dispuse a disfrutar con los cinco sentidos – y alguno más- todo lo que ocurriera a mí alrededor.

El primero, La vista:
Como si de una grabadora se tratara, “filtré” con mi retina las imágenes, para almacenar en el cerebro todo lo que veía, recordando a quienes hubieran deseado estar allí y por una u otra circunstancia les fue imposible. Por eso les presté mis ojos para que a través de ellos pudieran ver lo que yo privilegiadamente miraba.

Sabiendo de sobra la respuesta, puesto que las entradas para el concierto llevaban varios días agotadas, les dije a mis hijas: “parece mentira que todo esto vaya a llenarse en tan poco tiempo”… y así fue. En pocos minutos la gente entró como en riada y tanto los asientos como el “parqué” se llenaron de bulliciosos Manoleros, que esperaron el comienzo en alborotado respeto.

Tras veinte minutos de riguroso retraso, por fin daba comienzo el recital.

Si antes los conciertos se plagaban de mecheros encendidos, este se llenó de las luces de móviles y cámaras digitales con las que llevarse un buen recuerdo, pese a que en el dorso de las entradas apuntaban: “Está terminantemente prohibido filmar, fotografiar o grabar este concierto. Está así mismo prohibida la entrada al recinto de grabadoras, filmadoras, cámaras fotográficas -obvio- latas, botellas, paraguas o cualquier objeto que la organización estime peligroso”.

No me queda muy claro si la organización solamente “estima peligroso” acceder con botellas de agua de "a seis por 1 Euro", porque nada pone en la entrada sobre la “prohibición” de comprar en el bar del local, botellas de agua, una a 1 Euro de idéntico plástico y misma capacidad; y mucho menos prohíbe el acceso con vasos de litro conteniendo cerveza o refrescos con o sin aderezos que proliferaron en demasía, -dado el peligro de derramarlo entre tanto gentío dando botes y palmas- y mucho menos recordaba la prohibición de fumar cualquier clase de cigarrillos en recinto cerrado, como era el caso, ya que en pocos minutos se sobrecargó el ambiente, sobre todo de humo.

Desde los primeros acordes, uno se da cuenta de que Manolo se mete y a lo largo de todo el concierto no deja de meterse, al público en el bolsillo; en el bolsillo y supongo que en el corazón, porque debe ser muy estimulante para su espíritu ver como toda esa gente corea su nombre y se desgañita cantando las letras que compuso en la soledad… de donde él componga.
Al cantante se le veía feliz, pletórico, fundido con cada uno de sus admiradores como si de una sola persona se tratase.

También hice uso de otros de mis sentidos, el tacto: Palpar la felicidad de mis hijas al ver a su “ídolo”, pendientes en todo momento de cómo me encontraba, y qué me estaba pareciendo el espectáculo, recibiendo como respuesta lo mucho que estaba disfrutando, y por tanto utilizando al tiempo mi sentido del gusto: porque me gustó acariciar el maravilloso ambiente de camaradería que me rodeaba.

No tanto disfruté el ambiente “humístico” (no místico, ni humorístico) pues al utilizar mí desarrollado sentido del olfato: pude diferenciar perfectamente unos humos de otros y eso sí lo hubiera eliminado sin dudar. Afortunadamente a las gradas no llegaba el “olor a humanidad” que mucho más que presuntamente se respiraba a pie de escenario.

Mi quinto sentido, el oído: En un concierto de música, se supone que uno de los sentidos más importantes, y así debería haber sido de no haberlo impedido la pésima acústica del recinto.

Por más que intenté desligar el ruido de la música, no fui capaz y no me enteré más que de frases sueltas, tanto en las canciones, como en las “apostillas” sabias de Manolo García, involucrado con el medio ambiente, el paro, la crisis…al punto que el auditorio en pleno coreó “¡¡Manolo presidente, Manolo presidente!!”.

En dos ocasiones el artista abandonó el escenario para continuar cantando entre su público, incluso accediendo a las gradas, siempre acompañado por sus guardaespaldas que no impedían que sus admiradores pudieran llevarse como trofeo, unas gotas del copioso sudor de Manolo, o el instante que tocándolo, permanecieron a su lado.

Todo estaba resultando como lo esperaba, pero ni yo, ni mis hijas, ni las personas que teníamos alrededor, entendimos a ton de qué, durante la interpretación de “Morder el polvo” apareció por primera vez sobre el escenario una figura menuda, no sabría si hombre con aspecto femenino o mujer de aspecto hombruno, que se movía como un robot bruto, pretendiendo baile o coreografía que a su madre orgullosa de haberlo parido, seguramente le hubiera gustado ver. ¡Qué a gusto debió quedarse el coreógrafo!
Si alguna vez este alcaraván ensayó esos movimientos absurdos, ¡Lástimas de pérdida de tiempo!

Poco después envuelta/o en un traje de periódico plastificado, un nuevo intento fallido de bailar bonito o ejecutar una agradable ¿danza?
Era evidente que ni echando mano del mejor sentido del ritmo ni con el más desarrollado sentido del ridículo hubiéramos entendido la presencia en escena del saltimbanqui aspaventoso.

Manolo llena de tal forma el escenario, que aquella patética “mosca cojonera” sobraba del primer al ultimo momento, mucho más cuando tras la ranchera que interpretó Manolo en ultimo lugar, este ser humano al borde del “éxtasis”, agarró el micrófono y dio un grito más desatinado si cabe, que el revoloteo por el que seguramente habrá cobrado.

Durante las más de dos horas que duró el espectáculo, Manolo García logró lo que pretendió: fusionarse literalmente con su público para que todos los presentes nos divirtiéramos con su actuación y logró lo que estoy segura no tiene ni idea: Que de entre todos, mis tres hijas disfrutaran segundo a segundo toda la actuación de quien tanto admiran; especialmente Laura con “Levedad”, Irene con “Pájaros de barro”; y logró que Cecilia se olvidara de su maltrecha rodilla, sobre todo cuando –como si Manolo lo intuyera- casi al final interpretó “Rosa de Alejandría”.

Magnífica experiencia la que acababa de vivir y que espero repetir en cuanto me sea posible y mientras mis hijas así lo deseen.



14 comentarios:

LAURA dijo...

Está fenomenal. Me alegro que disfrutases tanto como nosotras por supuesto que estoy de acuerdo con el alacaraván que plantó Manolo como coreógraf@ de su espectáculo.

Laura (Tu hija)

Marisa dijo...

Gracias por tu comentario mi niña.

Ya sabía que lo de llamar alcaraván al coreograf@ iba a gustarte. Creo que es el unico "fallo" que tuvo el concierto, y espero lo solucionen para el resto de ciudades que les queda por visitar.

Un beso preciosa.

Mami

Unknown dijo...

Manolo para mi es otra religión ..............

Marisa dijo...

Bienvenido Paco.

Es genial verlo moverse en el escenario completamente entregado, con enormes ganas de agradar a su público.

Lástima la pésima acustica... y el alcaraván. El resto del concierto me pareció perfecto.

Un beso.

Marisa

Anónimo dijo...

enhorabuena por la crónica , muy bonita y emotiva. Solamente quisiera puntualizar, que la bailarina, que no alcaraván, es una baiarina de pro, con un bagaje increíble, y que no porque no baile el lago de los cisnes deja de ser mejor profesional. De hecho varias compañías de danza y algún que otro premio que no viene al caso la avalan, aparte que, como todo lo que compone el directo rompecabezas del Sr. García, es imprescindible. El grito al que se refieren es una tradición en todos lo conciertos, un guiño, y una broma entre ellos. Me veía en la obligación de comentar esto porque yo áparte de valorar su trabajo acompañando a Manolo también la he podido disfrutar en un teatro con su compañía. Y es gran profesional mejor persona. Por lo demás, enhoabuena por la crónica. Un primer directo de Manolo nunca se olvida y mássi vas con tus hijas y las ves disfrutar. Saludos.

Marisa dijo...

Muchas gracias por tus felicitaciones y aun mucho más, gracias también por tu crítica.

No dudo que sea buena persona o incluso buena bailarina, pero como apuntaba, no nos gustó a ninguno de los que teníamos cerca, ni a los amigos con quien después comentamos el excelente concierto que acabábamos de disfrutar en cuerpo y alma.

Ciertamente no olvidaré “mi primera vez”, aunque estoy segura que lo que olvidaré pronto es esa parte del espectáculo. Me gusta quedarme con lo bueno de las cosas o lugares que veo, lo que no me gusta, tengo la suerte de olvidarlo pronto.

Afortunadamente mi humilde comentario, no hará que esta bailarina deje de tener éxito y siga cosechando premios. Quizás por ser poco entendida en su género –y como yo, quienes nos rodeaban y la gente con la que hice este comentario- sigo manteniendo la opinión de que no me gustó lo que hacía ni como lo hacía.

Agradezco humilde y enormemente tu visita y comentario, y sobre todo tu crítica.

Saludos.

Marisa

Inma dijo...

Me alegro que disfrutarais en ese concierto. Paco y yo tambien fuimos a uno cuando todavía éramos novios ¡que tiempos aquellos madre mía! y disfrutamos de lo lindo.

Paco es fans número uno de Manolo García.

Un beso:

Inma

Marisa dijo...

Ciertamente una bonita experiencia que espero repetir.

Felicidades por lo bien que lo pasasteis el día de la Comunión de tu niña.

Besos para los 4

Terefer dijo...

Hola guapa... estupenda crónica. Yo soy otra de esas que no se pierde nada de Manolo; bueno si, un año, hace muuuuucho tiempo no pude yo ir a uno de los conciertos (ultimo de la fila) porque trabajaba yo en un bar de copas, una lloreraaaaaaa que no veas, pero bueno, al final tuve suerte y les vi a los dos porque fueron al bar a tomarse unas copas después del concierto;el batería era primo carnal de mi jefe de entonces. Imagina el momentazo!

Te envío un saludo enorme como las sillas del Hospital (ejem, ejem) y me paso a visitarte con tu permiso vale?
Un besote.

Marisa dijo...

Bienvenida. Serás recibida con los brazos abiertos siempre que quieras pasarte por aquí.

Como bien dicen: "Manolo es mucho Manolo" y yo soy "manolera" porque me hicieron serlo mis tres hijas... porque la mayor hizo a las siguientes, y porque me encanta su música y poesía, aunque nunca se me ocurrió ir a uno de sus conciertos, hasta este último que relato y verdaderamente he quedado "invitada" para asistir al siguiente.

Un beso.

Marisa

Castrodorrey dijo...

Hoooola mi apreciada bruja informática: Antes que nada, disculparme por estar tanto tiempo sin venir a tu casa. La dichosa campaña de la renta, y otros trabajos que no podía obviar de ninguna manera,culpables directos de esta pérdida sociable y saludable, de visitar amigos y admirados.
Envidio ese rato con Manolo García, pues me gusta cantidad. Y te felicito por tu capacidad de percepción, como siempre, y por el buen rato que pudiste vivir con tus hijas.
Todo un logro, y mis mejores deseos siempre para ti y tu familia.
Un abrazo.

Marisa dijo...

Hola Castrodorrey. Siempre es grato recibir tu visita.

Un fuerte abrazo.

Marisa

Inma dijo...

Hola Marisa, hace tiempo que no se de ti, espero que sea porque estás disfrutando el verano a tope, pero la verdad es que se te echa de menos, tus articulos, tus comentarios, tus recetas, etc.
Bueno, lo dicho, que espero que tu ausencia sea por falta de tiempo.

Un beso:

Inma

Marisa dijo...

Hola Inma guapa. Cierto que estoy un poco de "barbecho", y no es precisamente por estar de vacaciones, pero ya sabes, el tiempo vuela a más velocidad de la deseada y aunque cada día dedico un ratito a mirar mis blogs amigos, tengo los míos un pelín, no diré abandonados, pero si quizás "desasistidos". Intentaré ponerle remedio enseguida, sobre todo sabiendo que -como tú- hay alguien a quien le interesa lo que escribo e incluso lo echa de menos.

Gracias. No sabes la alegría que me ha dado tu visita...Por cierto, también me encantó "La sombra del viento". Ahora estoy con "El juego del Ángel". Ruiz Zafón es uno de mis autores preferidos. He leído "Marina" y tengo a la cola "La trilogía de la niebla", a ver cuando tengo tiempo para tanto.

No quisiera pecar de “engreída”, porque no lo soy en absoluto, pero si me agradó mucho que Gerardo, un buen amigo, a la par que buena gente, me dijera que al leer mis novelas, le recordaba mucho al estilo literario de Carlos Ruiz Zafón ¡ojala fuera cierto!

Un abrazo para ti y tu familia.

Marisa

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