miércoles, 22 de octubre de 2008

ALAEJOS: NI DIOS NI DIABLO 21-10-2008

Los habitantes –o descendientes- de Alaejos, estamos indignados por la forma en que se ha tratado por los medios de comunicación el suceso de “la mujer hallada en la bodega y su extraña familia”.

Ha sido un desgraciado hecho puntual; muy desafortunado para quienes lo han vivido en primera persona.
Sin quitarle un ápice de importancia, porque la ha tenido, no olvidemos que en el mundo ocurren, incluso casos peores, y que no han llenado ni la mitad de los valiosísimos minutos televisivos, ni han dejado correr tantos ríos de tinta y papel como corrieron con este.

Es muy de agradecer que se cubran las noticias para que nadie sufra ni un minuto más de lo necesario, pero hay formas y formas.

Que una señora permanezca enterrada en la bodega de su casa durante seis u ocho años, ciertamente es noticiable. Que una de sus hijas haya estado encerrada en esa misma casa durante más de dos décadas, también es noticiable, pero de ahí a la polvareda que han levantado al convertir en sensacionalista un suceso luctuoso, y a todo el pueblo en un circo; me parece abominable.

Es obvio que este tema sólo interesa a los más allegados o a quienes deseamos que el buen nombre de nuestro terruño no sea vilipendiado y tratado como un poblacho tercermundista, puesto que la enfermedad mental de sus protagonistas ya se está tratando. Los vivos están a salvo, la fallecida enterrada y sus consanguíneos podrán continuar viviendo tranquilos porque al fin alguien les ayudó a solucionar ese “feo asunto” que pendía sobre sus cabezas.
Para el resto del mundo, ha sido la mejor ocasión para ejercer el chismorreo, puesto que algunos informativos se han interesado sencillamente en ofrecer la noticia; como debe de ser, pero para otros muchos programas, en este caso se han ensañado matizando detalles –no siempre veraces y contrastados- dejando de ser informativos para convertirse prácticamente en carroñeros ávidos de difundir lo escabroso del suceso, desmembrando los datos y cebando minutos de audiencia.

Finalmente, lo que menos importa al difundir la noticia, es la solución del problema que sufrían los protagonistas, sin darse cuenta que no eran actores de un guión de película macabra, eran seres humanos inmersos en su mundo y en el oscuro abismo de una enfermedad mental que les habrá proporcionado dios sabe qué atroces sufrimientos.

Ni somos un pueblo pequeño, ni ahora se nos conoce “gracias” a este escabroso suceso, porque Quevedo ya elogiaba los vinos de Alaejos y entonces ni había tele, ni periodistas presuntamente ignorantes, que aprendieron tan poquita geografía que no saben donde está situado este importante pueblo, ni estudiaron historia, porque tampoco oyeron nunca que en el castillo de Alaejos vivió confinada "Juana de Portugal", madre de “Juana la Beltraneja”, hasta que en 1469 don Pedro de Castilla la ayudó a escapar; o que Alonso I de Fonseca: Obispo de Ávila y Arzobispo de Sevilla, fue “Señor de Coca y Alaejos”…
Estos pequeños apuntes históricos y muchos más dieron esplendor y renombre al pueblo; no sólo hechos como el que nos ha salpicado estos días.

Es evidente que esta periodista de la primera cadena que todos pagamos, tampoco ha tenido el placer de contemplar la belleza de las torres de Alaejos; dos joyas arquitectónicas mozárabes, envidia de muchas catedrales, ni visitó jamás los monumentos nacionales que son nuestras dos iglesias de San Pedro y Santa María, que junto con la ermita de Nstra Sra de La Casita, fueron herederas a voluntad de la fallecida Teresa Villanueva, de millonaria donación; para la conservación de dichos templos y cuya noticia también tuvo su historia y su polémica en la prensa de hace algunos años. Aunque fuera por este otro tema, tendría que haberle sonado el nombre de Alaejos a la “desinformada informadora”.

Tampoco se documentó antes de hablar, de este “pueblo tan pequeño” como presupone que es, porque no sabe que tiene 9 concejales, dos escuelas funcionando, centro médico las 24 horas del día, polideportivo, piscina, varias asociaciones, un club cicloturista, biblioteca… e innumerables cosas que hacen de Alaejos un lugar moderno y maravilloso donde poder vivir tranquilos y sin meternos en la vida de nadie. Solidarizándonos y ayudando a todo aquel que vemos que lo necesita, y cuando no lo vemos, simplemente dejamos que la gente haga lo que quiera; exactamente igual que pedimos hagan con nosotros.

Una de las preguntas más absurdas y mordaces que he escuchado estos días fue: “¿¡Tan pequeño es el pueblo que no han echado de menos a una vecina durante tantos años!?

Aseguro que Alaejos es mucho más grande que un edificio de cualquier ciudad donde ocurren irregularidades penosísimas de las que o ni se habla, o no se tratan ridiculizando a sus “protagonistas” sólo por ser “pueblerinos”.
Repito que ha sido bueno que al fin descubrieran esas presuntas atrocidades y que los medios las dieran a conocer, aunque igual se hubiera solucionado sin tanto sensacionalismo.

Quién sabe, si a la puerta de alguno de esos "periodistas" vive un pederasta, un maltratador, un asesino, un “camello”, un ladrón, el hijo esquizofrénico que maltrata a su madre o un menor que veja a otro y no hacen nada, porque no se han enterado o simplemente porque no quieren entrometerse en las vidas ajenas por temor a una represalia del vecino conflictivo.

Comentaban en sus crónicas, como algo “importante” a destacar, que la casa está cerca del cementerio, cuando tampoco es tan verdad.
Cierto que la vivienda está en una de las calles del final del municipio, y los cementerios en un pueblo no suelen distar demasiados kilómetros del casco urbano, eso lo deduce hasta un niño pequeño sin estudios de periodismo, pero de ahí a “estar cerca”, va un abismo. Aunque ese dato hacía la noticia aun más “estremecedora”… “vivía al lado del cementerio y estaba enterrada en la bodega… ¡¡¡que miedo!!!

También destacaban que en dicha vivienda la luz es a 125w apostillando: “como en la mayoría de las casas del pueblo”.
Ese dato ni era relevante ni verdadero, pero sí daba al pueblo más aspecto de aldea… ¡¡mira tú que pueblaco será, que la luz funciona a 125!!

Otros afirmaban: “La calle Casa nuevas; antes llamada calle sin dios”, en tono de ¡¡Los que viven ahí son todos unos blasfemos!!
Tampoco contrastaron la información antes de ofrecerla de aquella forma insultante.

Antes de “Casas Nuevas”, la calle se denominaba “Onésimo Redondo” aunque es conocida por ese “mote” o “apodo”, porque somos tan chulos, que hasta la calle lo lleva, pero no porque sus vecinos seamos tan barriobajeros que “ni dios” nos quiere. Tiene su explicación.

Hace años; muchos, porque yo aun no había nacido, el sacerdote decidió que no pasara por allí la procesión del Corpus y al quedarse “sin Dios” procesionando por ella, la apodaron “calle sin Dios”.
Tampoco era relevante el dato, pero de esa forma, impregnaba la noticia de “morbo”, como si el hecho en sí, no lo tuviera de sobra.

Siempre repetiré que dentro de aquella casa de la calle Casas Nuevas, sólo ellos saben lo que ocurría y que todo lo que los vecinos “sabíamos” eran las habladurías que corrían por un pueblo de 1600 habitantes, pero no se puede denunciar a nadie porque otro “hable” de él.
La familia es la única que debería haber estado atenta para investigar si verdaderamente los insistentes rumores eran fundados. No sigan culpando al resto del pueblo.

El delito era un cadáver sin enterrar en “cristiana sepultura”, pero ni asesinato, ni homicidio ni accidente. Lo ocultó una mente enferma y sus más allegados no tuvieron redaños para investigar y ponerle remedio muchos años antes.

¿No dicen que en los pueblos todo el mundo es muy cotilla? Pues que vean que en Alaejos no nos metemos donde no nos llaman y como tampoco somos perfectos, a algunos incluso les gusta salir hablando en la tele para “vanagloriarse” de ese minuto en que “fueron famosos”, aunque hayan contribuido a mostrar la “catetez” de la que hicieron gala la inmensa mayoría de los que aparecieron en pantalla diciendo: “tol pueblo lo sabíamos”, cuando repito hasta quedarme afónica, que lo único que “sabíamos” eran sospechas y habladurías, porque ver y oír, nadie y nada.

Afortunadamente nuestro alcalde estuvo correcto y comedido en cada una de las entrevistas a las que por su cargo se prestó a realizar.

Sólo falta que a partir de ahora haya peregrinaciones a la Calle Casas Nuevas 23 para hacerse una foto a la puerta y coger pedazos de ladrillo de la fachada como amuleto.

Estos informadores hicieron sus crónicas a petición de jefes y audiencias; esta no es más que la mía a petición de la inocencia de mi pueblo.

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